Redacción/CDMX
Jhon Jairo Bernal, era un joven que acababa de cumplir 18 años y sus planes no eran hacer servicio militar, por lo que ahorró para “comprar” la libreta militar y poder dedicarse a estudiar, una alternativa que solo los que tienen la posibilidad la utilizan para evitar el Ejército.
Mientras esperaba recibir su libreta, una tarde cruzó en camión la plaza central de Calarcá, en Quindío donde vivía con su madre y hermano.
Fue cuando un vehículo con uniformados se detuvo y pidió su libreta a “todos los chinos”, las explicaciones de Bernal fueron en vano ya que lo subieron y no regresó a su casa hasta cuatro meses después.
Pasó un año y medio en un batallón de Tolima.
El servicio militar en Colombia es obligatorio solo para el que no puede pagarlo, una sociedad clasista en la que el ejército es un lugar para los más desafortunados.
Un informe de la Defensoría del Pueblo en 2014, mostró que el 80% de los jóvenes reclutados pertenecen al nivel socioeconómico cero, uno o dos, tan solo un 0.13% al nivel cinco y un 0.01% al nivel seis, el más alto.
Alfonso Prada, ministro de Interior dijo que la intención del gobierno es acabar con la obligatoriedad para ofrecer una alternativa de servicio social a la paz, el objetivo es que los jóvenes puedan ayudar a mejorar la vida de los colombianos en territorios lejanos y empobrecidos del país, para lograr que, en algunos años, “no tengan que ir a las armas”.
Esta iniciativa es una de las promesas de la campaña del presidente Gustavo Petro, ha provocado el rechazo por parte de la oposición de derecha y Ejército.
La seguridad es una obsesión nacional en un país invadido de todo de tipo de violencia, por esta razón para algunos la idea de perder soldados seria un suicidio.
El general Juvenal Díaz, ya retirado debido a los cambios en la cúpula militar ordenada por Petro, llamó a la eliminación del servicio militar obligatorio como “un atentado contra la seguridad nacional”.
Las criticas se han enfocado en la disminución que sufrirán las fuerzas de seguridad si la mayoría de los jóvenes deciden optar por el servicio social.
En los últimos cinco años han sido reclutados 460.113 hombres. Una cifra considerable si tomamos en cuenta que hay 240.000 profesionales de las fuerzas armadas, aunque por un fallo en la Corte Constitucional se impidió que los jóvenes fueran enviados a zonas de combate para ayudar en realizaciones de mantenimiento, seguridad y control de infraestructuras militares.
“El Ejército no se debilita con esto si las amenazas internas están disminuidas, pero si no es así, no se podría quitar el servicio militar obligatorio”, mencionó Carlos Alfonso Velásquez, coronel retirado.
Hugo Acero, experto en temas de seguridad y justicia, explicó que la situación se trataba de un tema de recursos, ya que las labores que no cubran los reclutados tendrían que hacerlas militares profesionales.
La directora de la Fundación Ideas para la Paz, María Victoria Llorente, dijo, “dañar la seguridad es algo que se paga políticamente muy fuerte” no niega que la medida sea buena pero admite que el costo sería asumido por el Estado al tener una fuerza militar 100% profesional.
La idea del Gobierno es que la implementación sea paulatina y que la obligatoriedad sea solo para casos de guerra en el exterior.
Hace una semana, la oposición aprovechando la ausencia de dos congresistas del Pacto Histórico, logró quitar la propuesta, el miércoles, el proyecto volvió al Congreso al ser respaldado por una gran mayoría, aunque se necesitan más tramites para ser aprobada como ley.
Francia Márquez, vicepresidente, celebró esta primera victoria que considera justa y dijo, “¡No parimos hijos para la guerra!”.
(Con información de El País)