Chicles, la alfombra de colores del Centro Histórico

Actualmente, no hay un programa para concientizar a los ciudadanos de no arrojarlos en las calles

Redacción/CDMX

Cuando las calles del Centro Histórico se llenan de menta, fresa, o clorofila en las suelas de los peatones, se debe tener presente que por las noches, hay un escuadrón de trabajadores que lucha despegando las gomas de mascar que visitantes y locales esparcen por el pavimento, banquetas y adoquines del centro.

Se calcula que al día se arrojan más de dos mil chicles.

La técnica para retirarlos es en esencia manual, primero se barren las calles y después la parte pesada, quitar el pequeño montículo con una espátula.

Después, tallar el piso y finalmente arrojar agua a presión con una hidrolavadora para no dejar restos de goma.

El corredor de Madero es el sector más complicado pues es el que más tránsito de personas tiene.

Existen tres turnos de limpieza en el Centro Histórico , cada uno con 97 trabajadores.

Todos los días, en los nueve mil metros cuadrados del corredor Madero se retiran entre 180 y 200 chicles.

En la plaza de la Constitución, con sus 22 mil 700 metros cuadrados, retiran entre 700 y 800 chicles por turno.

Administraciones capitalinas anteriores intentaron orientar a los peatones a no arrojar al piso las gomas de mascar, se sabe que en 2014 se llegaron a retirar casi 50 mil en un mes en la zona.

En 2018, en el Centro se implementó el programa “Tira el chicle al bote”, para lo cual instalaron 75 contenedores en postes y luminarias, de los cuales no sobrevive ninguno.

Los residuos de estas golosinas no son materia de reciclaje ni se le da un tratamiento especial.

(Con información de El Sol de México)