Karen Rivera / Ciudad de México
Más allá de la lluvia, el viento y la nieve que se pueden apreciar en las estaciones del año, existen fenómenos que ocurren después de la atmósfera superior de la Tierra y que tienen su origen en el Sol. Se trata del clima espacial, que puede afectar a los sistemas y las tecnologías enviadas a la órbita terrestre por los seres humanos.
En esta ocasión hablamos con jefe del departamento de Ciencias Espaciales del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Primos Kajdik, quien explicó que: «El clima espacial es un nombre que embarca varios fenómenos que suceden en la cercanía terrestre, los más intensos de ellos son las llamadas tormentas geomagnéticas y el clima espacial es consecuencia a lo que le decimos la actividad solar. El Sol es nuestra estrella más cercana y es activa».
El Sol es una estrella enana amarilla y es en sí mismo un plasma, el cuarto estado de la materia, esto quiere decir que es un gas cargado eléctricamente y alcanza temperaturas de aproximadamente 15 millones de grados centígrados en su núcleo.
Los procesos asociados a la física de esta estrella como las tormentas geomagnéticas pueden impactar de manera directa en las comunicaciones satelitales como las señales de televisión, de navegación o de iluminación, pero también pueden causar fenómenos agradables como las auroras boreales y australes.
«Los más violentos de ellos son, por ejemplo, erupciones de masa coronal que son enormes explosiones y estas explosiones mandan o eyectan al espacio interplanetario grandes cantidades de masa y de campo magnético, y estas eyecciones viajan al espacio con velocidades de varios cientos kilómetros por segundo, si llegan a la Tierra perturban su entorno», agregó el especialista.
Las erupciones de masa coronal del Sol generan las tormentas geomagnéticas, es decir la manifestación más energética del clima espacial. Los tipos de afectaciones que tiene este clima en la Tierra dependen del lugar donde se presentan los fenómenos en la estrella, de la velocidad y la magnitud del impacto. Un ejemplo de las consecuencias de estas actividades energéticas fue lo ocurrido el 3 de febrero cuando una tormenta geomagnética afectó 40 de los 49 satélites Starlink lanzados por Space X a la órbita terrestre baja.
«En esta ocasión lo que sucedió que el lanzamiento de estos satélites coincidió con una tormenta geomagnética generada en curso, una de las cosas que suceden entre las tormentas geomagnéticas es el intercambio de energía entre el que eyecta que llega a la Tierra y las capas externas de la atmósfera, por lo tanto, las capas externas se calentaron un poco, se expandieron y entonces donde estaban los satélites Starlik aumento la densidad de la atmósfera».
«La industria aeroespacial y la comunidad científica trabajan juntos para poder algún día predecir con más precisión qué efecto va a tener una eyección de masa coronal sobre la Tierra, ¿qué tan intensa va a ser?, si va a haber tormenta geomagnética ¿qué tan intensa va a ser?, para protegernos», concluyó Primos Kajdik.