«Me fascinan las meta posibilidades de una música que he decidido no ha finalizado»: Nils Frahm.

Old Friends new Friends es el título del más reciente disco del músico pos minimalista alemán quien tiene un documental producido por Brad Pitt.

Huemanzin Rodríguez/ Ciudad de México

Desde 2005 el músico alemán Nils Frahm (Berlín, 1982) ha editado 20 discos entre LPs y EPs. Su música podría ser entendida en las corrientes del Pos minimalismo o del ambient. Fram se caracteriza por improvisar buena parte de sus temas en el escenario. Además, es productor en Durton Studio, que fundó él mismo en donde han grabado otros artistas similares como el islandés Olafur Arnalds —que se presentó en la Ciudad de México en 2019 y promete volver este verano—, con quien ha colaborado en varios álbums; o con la también alemana Anne Müller o la agrupación sueca Library tapes.

En el cine ha musicalizado cintas como Victoria de Sebastian Schipper (2015) o Manifiesto (2015) de Julian Rosefeldt. En diciembre de 2020 la plataforma digital MUBI estrenó el documental Tripping with Nils Frahm de Benoit Toulemonde, con la producción ejecutiva de Brad Pitt. En diciembre de 2021 presentó su más reciente grabación Old Friends new Friends.

Con Noticias 22 Digital, Nils Frahm habla sobre el documental, su proceso creativo y la forma en la que improvisa en los conciertos.

La película documental Tripping with Nils Frahm es el testimonio de una serie de conciertos que tuviste en la sala Funkhaus Berlin, ubicada en lo que fue el edificio donde nació la radio en Alemania. ¿Qué sentiste cuando te viste en la pantalla?

Siempre me resulta gracioso mirarme a mí mismo en la pantalla. Y ahora verme como protagonista de un filme, es una experiencia muy especial. No siempre es fácil aceptar lo que uno hace cuando se mira a sí mismo. Así gracias a la ayuda del director y de los productores, fue más fácil tomar decisiones sobre lo que se veía mejor o no. Y para mi equipo musical fue una gran experiencia porque no somos creadores de películas, así que fue un aprendizaje enorme.

Fue especialmente notable porque pasamos por los diferentes procesos, desde la mezcla del sonido para el cine a las sesiones de mezcla en 5.1 y la corrección del color. Como en cualquier procedimiento complicado, aprendimos mucho y nos divertimos mucho.

Para mí el resultado se volvió un poco más el documento del concierto, a través de la visión hermosa del equipo francés del director Benoit Toulemonde, de quien ya era amigo y simplemente todo sucedió y creció. Fue una sorpresa muy agradable.

A mí lo que más me gustó es ver lo que ocurría con el público. Sí, tú y tu música son los protagonistas, pero el director trata de asir la experiencia musical in situ del público. Convirtiendo al público en otro protagonista de la película. Vemos sus rostros, vemos cómo reaccionan e incluso cuando bailan. ¿Cómo fue la conexión con el público? ¿Qué tienes que logar para tocarlos desde el escenario con la música?

Eso resulta de la colaboración de todas las personas que participamos esa noche. Por ejemplo, si el público se reúne para escuchar con atención y tranquilidad, la música crea un espacio adicional. Entonces es posible que cuando tocas una pieza sólo con el piano, la música se vuelve aún más fuerte debido a que la gente pone su atención en una experiencia de escucha activa y eso cambia mi sentimiento en el escenario, mi capacidad es mayor cuando toco con un público de escucha activa.

Eso es, principalmente, lo realmente maravilloso de los conciertos que documenta la película. Son tan silenciosos los momentos de tranquilidad que resultan extrovertidos. Y la atmósfera me permite crear curvas musicales en diferentes direcciones. Entonces pasa algo entre la gente y yo. Eso lo nota el público, se emociona y entonces baila. Esa experiencia es muy importante para mí, sé que también para otros músicos.

Leí una entrevista con Keith Jarrett quien es uno de los grandes músicos de la improvisación, es el maestro de improvisar delante de la gente, él afirma que las reacciones del público son fundamentales como los pequeños detalles o las relaciones simples que, a veces, tiene que detener su creación cuando alguien está tosiendo o cuando hay mucho ruido en el público. Pero, si la audiencia está escuchando y está callada, entonces permiten que suceda algo más, que al final es mejor o ayuda en el enfoque en la música, al menos en mi caso. Me gusta cuando la gente está muy callada en el momento adecuado.

Pero también me gusta cuando están participando y celebran momentos selectos de éxtasis, porque mis conciertos son una mezcla de introspección con una sección extra algo más extrovertida. Puedes ver que, de alguna manera, el público va dándome la energía para hacer música.

¿Cómo defines tu proceso creativo?

Creo que los procesos creativos no se puede controlar, tal vez se puede tratar de encontrar la circunstancia o crear un entorno en el que pueda suceder la acción creativa. Así que, cuanto más tiempo puedas pasar contigo o tu arte es mejor.

En mi caso, todos los días, aunque no este seguro de tener una idea o no, me pongo a trabajar. Porque si no estoy cerca del instrumento musical, cualquier idea se pierde. Si estoy en el estudio y ocurre algo creativo, entonces tengo con qué trabajar inmediatamente.

Así que no soy nada especial, no tengo grandes ideas, no sueño mi música o despierto con una melodía. Tengo pequeños momentos que trato de usarlos todos. Y sobre la inspiración, creo que es más como el compromiso de trabajar duro, sin esperar esa inspiración que va y viene sin avisar. A veces pienso que la inspiración viene de la frustración y no de la alegría. Por supuesto, la alegría es siempre el horizonte a donde uno desea llegar, sin embargo, la frustración motiva para buscar algo que te haga sentir mejor y te permita salir de los sentimientos oscuros, melancólicos o de tristeza.

Siento que para salir de eso se requiere de una motivación muy fuerte. En mi caso, la música es la salida de ese lugar donde no quiere estar.  

¿Cómo es tu proceso para improvisar música? Algunos músicos tienen estructuras sobre las cuales improvisan, como lo escuchamos mucho en el jazz. Sin embargo, realmente improvisar música nueva como Keith Jarrett (1945), a quien mencionaste, en su memorable Concierto en Klön (24 de enero de 1975) o la impresionante habilidad que tenía Joe Zawinul (1932-2007); es muy difícil de lograr. ¿Cómo es para ti crear música nueva en vivo?

Creo que improvisar es tocar, cada mood, en el tiempo correcto. Cuando estas en un concierto pasan muchas cosas y tienes que entenderlas exactamente para replicarlas. Por supuesto que tiene que estudiar mucho, y saber los tonos, las escalas, estructuras, pero en el momento tienes que ser muy flexible para poder cambiar todo hacia donde el mood te lleva. Fluir.

Por ejemplo, para mí es muy difícil interpretar música clásica desde las partituras. Improvisar es algo que puedo hacer de manera más personal.

Cada músico tiene procesos diferentes para aprender o para interpretar. En mi caso me resulta más fácil recordar algo y reproducirlo de memoria, entonces en los conciertos mis piezas siempre están cambiando, evolucionan. Tal vez esto no sea el mejor ejemplo de lo que debería hacer un buen compositor, porque se supone que todo debe de estar escrito perfectamente y no puedes cambiar u omitir una nota durante la ejecución.

¿Música sin terminar?

Mis composiciones no buscar ser perfectas, en cada interpretación busco ser una mejor versión que en la anterior. Me fascinan las meta posibilidades de una música que he decidido no ha finalizado.

En los conciertos hay una lucha con la música por depurarla, cuando siento que lo voy logrando entonces es cuando nacen nuevas músicas. Pasa lo mismo con mis grabaciones, cuando tengo un nuevo disco es cuando ese proceso finalizó, pero después, cuando lo escuchas con distancia y lo tocas en vivo, es el mood lo que provoca que el tema cambie.

Al final, cada tema encuentra su propio camino y yo lucho contra la idea de terminar completamente una pieza.

Foto de portada tomada de la página oficial de Nils Frahm.