¿Qué es y cómo funciona el cryptoarte?

Un breve vistazo a cómo opera este mercado a nivel mundial y cómo opera en el país

Redacción / Ciudad de México 

El pasado mes de septiembre en México se llevó a cabo la primera subasta de NTF: Latinoamérica es cryptoarte, gracias a Morton Subastas. En colaboración con la plataforma Artereum se realizó lo que se supone como el punto de partida para el mercado digital de arte en el país. 

La venta estuvo compuesta de 22 piezas digitales creadas por reconocidos artistas, que abarcaban entre imágenes en JPG, videos en MP4, Gif o animaciones e incluso una pieza musical, y los precios oscilaron entre los 900 y 2 mil 300 dólares. 

Pero, ¿qué es y cómo funciona el cryptoarte? Para responder esta pregunta primero hay que comenzar a definir NTF. 

Según el portal UNCOMMON FINANCE, el acrónimo NFT significa Non-Fungible Token, (Token no fungible). Algo fungible es algo que se considera igual a otra cosa en todos los sentidos. Algo no fungible, podrían ser, por ejemplo, las primeras monedas de oro que se usaban, donde la gente trataba de rascar e ir picando para recoger un poco de valor de cada moneda y así ir acumulando oro; hasta tal punto que las monedas dejaban incluso de ser redondas y algunos mercaderes rechazaban ese tipo de monedas, de este modo las monedas dejaban de ser fungibles y no todas valían lo mismo. De este concepto nace un tipo de token que se llaman NFT —técnicamente conocidos como de tipo ERC-721 y ERC-1155—. En este tipo de token podemos albergar todo tipo de coleccionables.

¿Y cómo se involucra cryptoarte y el NFT?, el cryptoarte se entiende como la manera de lograr que las obras artísticas creadas en soportes digitales sean únicas y, por tanto, más valiosas a los ojos de los compradores. 

Normalmente las obras digitales son particularmente fáciles de reproducir, debido a su naturaleza «desmaterializada», pero una nueva tendencia está extendiéndose en la que cada obra puede vincularse con un NFT. Estos NFT poseen un número de identificación único asignado a cada obra, cifra que se coteja con una base de datos distribuida, actualizada y compartida por una red de ordenadores, la blockchain.

De acuerdo con Panda Security, esa base de datos se organiza en una serie de bloques descentralizados, cada uno de los cuales lleva al siguiente de forma secuencial. De esta forma, aunque se pueden realizar copias del original, cada vez que se produce una transacción que implique ese NFT en particular —compra, venta, donación— los datos se registran con un sello de tiempo, para después ser validados en toda la blockchain, lo que permite conservar un historial de todas las transacciones realizadas con él. Dado que la base de datos está descentralizada, no existe una ubicación en la que esa información pueda ser manipulada; cada ordenador debe acordar con todos los demás que la transacción es válida.

Eso significa que la propia naturaleza del “libro de registro” verifica que sólo haya una cuenta capaz de poseer un NFT en un momento dado, elemento importante para la seguridad y evitar duplicidades . La forma de comprobar que una nueva transacción es válida es asegurándose de que todos los bloques que la precedente en la cadena son exactos, lo que se hace resolviendo un rompecabezas matemático relacionado con su cifrado.

Pero más allá de los derechos «limitados» que obtiene un poseedor sobre ciertos NFT, lo cierto es que el mercado va en ascenso. Bloomberg calcula que en 2020 el segmento recaudó algo así como 250 millones de dólares, un incremento del 300% respecto a 2019.

Porque, contrario a lo que podría pensarse, los NFT no son nuevos. Bloomberg también asegura que su explosión mediática ahora tiene que ver con cómo las criptomonedas han recibido más miradas en medio de un tormentoso 2020 que potenció internet, plataformas, redes, comercio electrónico y hasta la subasta de medios digitales.

Al parecer ahora, el espacio que hay en la conversación pública en torno a criptomonedas, Dogecoin, Bitcoin y hasta activos financieros como Gamestop, abrió la puerta para prácticas financieras que hasta ahora estaban recluidas en las comunidades más asiduas de las criptomonedas.