«Como todo genio, Dante es consciente de que está creando una gran obra literaria»: Pablo Maurette
Huemanzin Rodríguez/Ciudad de México
Dante Aligheri creó una obra que permanece en la mente de la humanidad incluso sin que muchas personas hayan leído la Divina comedia. Pablo Maurette, profesor de letras inglesas y comparadas de la Universidad del Estado de Florida, actualmente se encuentra en Florencia participando en las actividades en torno a la conmemoración del poeta a 700 años de su muerte.
Maurette generó la iniciativa #Dante2018, en la que durante un año hizo la lectura colectiva de un canto al día de la Divina comedia a través de su cuenta de Twitter, lo que resultó en una comunidad hispanoparlante que demostró la vitalidad de la obra. En conversación con este medio, habla de las características de la obra de Dante, sus circunstancias, su iconografía, la tradición literaria que asumía y el impacto de sus letras en el mundo actual cada vez más lejano de los mitos, la historia y la religión.
¿Podemos considerar a Dante un artista moderno?
Hay elementos de la modernidad, en especial de la literatura, que ya se pueden encontrar en Dante. Por ejemplo, esa primera persona tan fuerte, evidente y comprometida que se nos presenta en su obra por su propio nombre. Es un alter ego ficticio, pero es él. Eso es algo que podríamos llamar protomoderno, metaliterario. Por otro lado, cuando uno lee la Divina Comedia y las otras obras de Dante, te das cuenta que vivía en un mundo ciento por ciento premoderno. Dante vivía en un mundo medieval estructurado por la filosofía, la ciencia, la astrología, la astronomía, tal y como se estructuraba el medioevo. En ese sentido estaba más cercano de la antigüedad que de nuestra era. Se podría decir que está en una frontera. Y como es un poeta visionario su obra tiene momentos y aspectos que perduraron transformando la literatura. Con su obra, particularmente La Divina Comedia, ha tenido una influencia tremenda en el mundo occidental.
Es evidente que Dante se asume parte de una tradición al colocarse a sí mismo en su obra, guiado por el poeta latino Virgilio (70-19 a.C.), autor de la Eneida, quien a su vez también tendió un puente entre los siglos a través de su obra con Homero (750 a.C.). Me parece absolutamente conmovedor que Dante, pareciera consiente de la perdurabilidad de su obra al abrazar su tradición.
Sí, es uno de los aspectos más conmovedores como dices, su idea de pertenencia a una tradición que podemos llamar a grandes rasgos italiana. Porque para él Virgilio es un italiano, es muy consciente de dónde es, nació en un pueblito llamado Andes a las afueras Mantua. Incluso Dante propone un origen de la ciudad de Mantua fundada por Manto, la hija de Tiresias, es decir, él tiene una idea muy clara de una tradición que se remonta a la antigüedad incluso anterior a Virgilio y que sigue ininterrumpida. Nosotros en general pensamos el Imperio Romano, después hay un bache gigantesco que sería la Antigüedad Tardía con las guerras entre Godos y los Bizantinos, en ese momento Italia desciende en la pobreza y las epidemias, pero para Dante hay un continuo entre la antigüedad y lo que era su presente, su modernidad. El tema de la catábasis, el descenso al Infierno que tomaba como bien dijiste del libro sexto de la Eneida, también tiene otros antecedentes. Homero no tiene un descenso, pero cuenta que Ulises se asoma al mundo de los muertos y también conversa con personajes fallecidos como su madre, Aquiles o Agamenón. No hay un viaje propiamente dicho. En el mito de Orfeo sí encontramos un viaje al Inframundo en la búsqueda de su mujer. Esto Dante bien lo habría conocido leyendo Geórgicas y Metamorfosis de Ovidio (43 a.C.-17 d.C.). Pero se inspira específicamente en la Eneida de Virgilio, creo que no sólo por esto lo toma como guía, sino porque es su gran maestro como le dice en el primer libro de El Infierno, es su escritor favorito. Virgilio es su ídolo y lo va a acompañar todo lo que pueda y la despedida de Virgilio en El Purgatorio es uno de los momentos más tristes y anticlimáticos de La Divina Comedia porque pronto desaparece, lo deja ir, actúa como un padre que no quiere hacer una gran despedida que sea triste, simplemente de manera muy elegante desaparece y Dante se da cuenta de que sea está solo.
¿Por qué crees que se ha quedado en el inconsciente colectivo más el Infierno de La Divina Comedia, incluso sobre la obra entera de Alighieri? Más allá de los especialistas, en la mente de la gente no están el Purgatorio, el Paraíso, mucho menos La vida nueva.
Lo primero que podría decir como docente, cuando enseño a Dante, sin duda a los alumnos les divierte y le gusta mucho más el Infierno, que el Purgatorio o el Paraíso. Eso lo vimos también cuando hicimos la lectura colectiva en 2018. Durante la lectura del Infierno había miles de personas, en el Purgatorio menos y en el Paraíso ya muy pocos. Sin duda hay algo muy atractivo para la gente sobre el Infierno, hay un morbo y horror, también hay muchísima humanidad en episodios como el de Paolo y Francesca [Canto V], es uno de los episodios más venerados. Sí es una fascinación por los bajos fondos de la experiencia humana que seguramente lo es y se ve también en muchísimas otras obras de arte, el público siempre tiene fascinación por el mal. Pero hay que decir también que esto no empezó en la modernidad, ya en la época de Dante sucedía. Hablando en términos de la ciber esfera de hoy, el Infierno, primera parte de La Divina Comedia que Dante publicó en vida, se viralizó. La gente repetía los versos, los sabía de memoria, corrida también el rumor de que Dante en verdad había bajado al Infierno. Hay historias de gente que se lo encontraba en la calle y le temían diciendo: «Ese tipo bajó al Infierno. Aún le humea el pelo». Creo que desde el principio, El Infierno fue el canto que más fascinación generó. Y está muy bien porque es la entrada a la obra y creo que la entrada a una obra debe ser siempre muy apasionante, para que después el lector siga con un impulso. Para mí el Purgatorio es mi cántico favorito, es tan apasionante como el Infierno, quizás menos sórdido. Y es verdad que el Paraíso es el cántico más difícil, el más filosófico, el más intangible. Las imágenes se vuelven cada vez más difusas, entiendo que genere más dificultad y repele a ciertos lectores. Yo creo que el adjetivo dantesco se refiere solamente Infierno, porque es la parte de la obra que más gente ha leído y la que relaciona de inmediato con Dante.
En esta era en la que vivimos, donde nos preocupa más el autor que la obra, parecer ser que el artista es más valorado que la obra misma; pienso en el concepto de autor en tiempos de Dante. No era como ahora, el concepto de autor actual nos viene de la segunda mitad del siglo XIX. Por fortuna para él en el exilio, su obra tuvo un impacto y fue reconocido en vida como poeta. Tuvo contacto con los artistas de su tiempo, como por ejemplo Giotto (1267-1337). ¿Qué nos puedes decir de la idea de autor en Dante y, por otro lado, del poeta que viene de una tradición y que con su obra impacta su entorno, influyendo en los artistas que darán a la Historia del Arte, lo que conocemos como Renacimiento?
Dante es un autor, esta primera persona se refiere a su obra, que en un momento la llama La Comedia. Como todo genio Dante es consciente de que está creando una gran obra literaria. Es obvio que no puede anticipar cuánto va a influir en la cultura italiana, la europea y mundial, pero sí sabe que está haciendo algo de una magnitud gigantesca similar a una catedral. Es interesante que cuando Dante es condenado al exilio se empieza a edificar la nueva catedral de Florencia, la Catedral de Santa María del Fiore, con el duomo de Filippo Brunelleschi (1377-1446), una de las imágenes más famosas en el mundo. Es una catedral que comienza a edificarse donde antes estaba la iglesia de Santa Reparata, la santa local, que tiran para construir la Catedral de Santa María del Fiore justo cuando Dante empieza a construir su propia catedral que es su poesía, sus ideas, su literatura. Como decíamos, se vuelve famoso, se viraliza en vida, viaja por Italia a veces con más suerte que otras, pero es un autor hecho y derecho. Y uno de sus grandes anhelos es ser coronado poeta con el laurel en su ciudad, algo que nunca va a suceder porque nunca pudo volver a Florencia y eso fue una de sus más grandes penas en la vida. Unas décadas más tarde Francesco Petrarca (1304-1374) sí lo logrará, será coronado con el laurel en esa ciudad.
Y sobre Giotto, no sabemos que fueran amigos, pero sí se conocieron. Es muy posible que Dante lo hay visitado cuando estaba en Padua pintando la capilla de los Scrovegni, que es su obra más importante de las que han quedado. En el Palazzo del Bargello de Florencia, se conserva lo que se considera el primer retrato de Dante joven, que usualmente no se ve y que algunos le atribuyen a Giotto. Es muy difícil demostrar que sea la mano de Giotto como es difícil saber que es Dante. No está firmado, no dice nada, pero está asociado siempre con Dante. Era un personaje público de la política, del arte, de la literatura muy prominente en esa época y era consciente de ello. Por eso le dolió tanto el exilio y no volver a su ciudad con su gran obra.
Podemos ver a lo largo de la Historia cómo las grandes obras artísticas han girado en torno a los mitos y a las religiones. Sin embargo, el conocimiento de ello, que era lo que permitía que las sociedades fueran homogéneas, se ha ido disolviendo hace ya varias décadas en nuestro mundo prisionero del pragmatismo del mercado y de la jactancia de la ignorancia. Me parece que hoy para algunas personas la lectura de La Divina Comedia les resulte compleja, porque se ha hecho exclusivo ese conocimiento común que le permitió a la gente de entonces, entender y memorizar los cantos de Dante. ¿Crees que hemos perdido los símbolos del arte?
Sí, se complica cada vez más porque requiere no de una inteligencia, pero sí de una disciplina, de una forma de acercamiento del estudio que está cambiando irreversiblemente. Por ejemplo, cambia el estudio de lenguas extranjeras para leer la obra en el idioma original lo que permite tener un acercamiento mucho más intenso con el texto. Se está perdiendo también por presiones de la vida moderna, por los apremios de la modernidad, por la carrera de ratas por deber conseguir un trabajo y la hiper especialización. En fin, por distintas cuestiones se vuelve cada vez más difícil dedicarle el tiempo que uno debería a una obra como la Divina Comedia, hoy muy poca gente puede darse ese lujo de leerla.
Ahora estás en Florencia y has visitado muchos espacios y museos en la región, como podemos ver en tu cuenta de twitter. De las exposiciones que hasta ahora has visto, ¿cuál es la que ahora te ha permitido hacer una reflexión sobre Dante?
En la ciudad de Forli, una ciudad en donde Dante pasó cierto tiempo, hay una exposición de arte y libros relacionados con él. Nunca había visto volúmenes tan antiguos de La Divina Comedia, hay uno copiado en la década de 1340, es decir, veinte años después de la muerte de Dante. Y vi otro de la década de 1360. Me impresionó muchísimo ver las ilustraciones. Son libros copiados a mano, estamos hablando de unos 100 años antes de la invención de la imprenta. Eso también es importante, pensar el tiempo que dedicaban para la creación de estos objetos únicos e irrepetibles. Obras de manos de copistas que dedicaban sus días enteros a esta creación, en general eran monjes sin un sueldo. Era un mundo totalmente distinto, cosas tan incomprensibles como imposibles en el mundo contemporáneo. Lo que nos queda es tener la fuerza de voluntad y el amor por la obra y también buscar dentro de lo posible el privilegio del tiempo, pues mucha gente hoy no se lo puede permitir, porque tiene que ir a trabajar 10 horas por día. Así ¿cuándo se sienta uno para leer La Divina Comedia? Me da pena decirlo, pero creo que cada vez más será algo de muy pocos.
Ahora que mencionas a los copistas y recordamos a Giotto, pienso en que las grandes obras impactan a través del tiempo en formas insospechadas. No estoy seguro si es Giotto el primero que pinta el Infierno de la Divina comedia, pero es cierto que desde esos mismos años con Dante vivo hasta hoy, pasando por la obra maravillosa de Gustave Doré (1832-1883), se ha ilustrado esa obra y a Dante. ¿La imagen no termina también por hacer un estereotipo de la obra? Por ejemplo, el Quijote, que hasta nuestros días ha llegado como ese viejo dulce y encleque que vemos en Doré, refleja la lectura romántica alemana, idealizada, que se hizo de la obra de Cervantes. Si revisamos la iconografía del ingenioso hidalgo de siglos previos, lejos está de la imagen actual que le debemos al siglo XIX.
Por un lado, son magníficos los grabados de Gustave Doré. Por otro lado, cristalizan una visión de La Divina Comedia. De hecho, hay muchísimas series de grabados anteriores inspirados en esa obra, en el Renacimiento y el Medioevo. En el siglo XVI están los de Federico Zuccari (1539-1609), mucho menos conocidos, ahí vemos una Divina Comedia manierista. Creo que es una cuestión de difusión, sin quitarle méritos al trabajo de Gustav Doré, que me encanta y tuvo la suerte de ser mucho más difundido y de volverse icónico. También pasa un poco lo mismo con el retrato de Dante, que nos lo imaginamos con esa nariz, ese perfil vestido de rojo. En esta muestra que te mencionaba de Forli está el único retrato de Dante con barba, algo muy raro. Creo que es del siglo XVI y Dante está vestido de verde, nada que ver con ese Dante vestido de rojo que nos imaginamos siempre. Creo que eso es fascinante. Cada ilustración es la visión personal de un artista.
Hace tres años hiciste una propuesta muy interesante, la lectura colectiva de la Divina comedia a través de Twitter con el hashtag #Dante2018. Tuvo un impacto impresionante que permitió en otros años, impulsado también por gente que participó en ese 2018, leer la obra de clásicos grecolatinos. Generó una comunidad internacional muy grata lejana a la vileza que regularmente podemos encontrarnos en esta plataforma. ¿Esa experiencia qué te permitió entender de Dante?
Fue una experiencia muy inesperada, porque en el momento en que lo propuse jamás pensé que iba a generar interés. De hecho, unos años antes ya lo había propuesto y no había pasado nada. Ahí está la magia del fenómeno viral, que es completamente impredecible, no se puede planear, no se puede prefabricar, simplemente sucedió y eso fue bastante emocionante. Y lo que me pareció quizá lo mejor de la lectura en español, fue que trascendió fronteras. Sabes bien que twitter es muy regional, el mexicano sigue a mexicanos, los argentinos a argentinos, los españoles a españoles, etc… Cada uno se mueve en su mundito y muy pocas veces hay saltos de fronteras en twitter. Y esto generó toda una comunidad hispanoparlante con gente en toda Hispanoamérica, incluso en Asia, leyendo la Divina comedia. Eso me pareció lo más conmovedor, porque nos mancomunó el idioma que muchas veces nos separa —como decía Borges, a los españoles y a los argentinos nos separa el mismo idioma—, pero aquí nos juntó la experiencia de leer a Dante. Yo creo que no hubiese funcionado con El Quijote, por el hecho de que Dante es un escritor de una lengua diferente al español, así que no había ningún tipo de filiación, nacionalismo ni patriotismo. Lo leíamos en una traducción. Fue un fenómeno inesperado y enriquecedor, leer un canto por día durante un año en sí mismo. Si lo hubiera hecho solo, ya era genial, pero que ocurriera con un grupo grande de gente fue fabuloso. Conocí a muchísimas persona de varios países a partir de esta experiencia, eso también fue de lo mejor.
¿Cuál sería para ti la mejor traducción al español de la Divina comedia?
A mí me gusta mucho la traducción en prosa de Ángel Chiclana [publicada en Austral]. Prefiero leerlo traducido en prosa que en verso. Acaba de salir una traducción que todavía no he leído y que me dicen que es muy buena de una dantista llama Claudia Fernández Speier [publicada este 2021 por Colihue], habrá que verla. En general lo leo en el idioma original, algunos dicen que es italiano pero algunas personas dicen que es toscano o florentino, pero ya es italiano. En español recomendaría siempre la traducción de Chiclana.
Eso es otra cosa interesante con Dante, a través de su obra, su idioma trascendió. Al convertirla en su vehículo literario dotó a una nación de una lengua que entonces no estaba presente en toda la península.
Por algo también se le considera el padre de la lengua italiana, porque escribió su De vulgari eloquentia, que es un estudio sobre la lengua, sobre el vernáculo. Dante era también un gran pensador de la lingüística y del lenguaje.
Imagen de portada: retrato poco conocido de Dante que se encuentra en la ciudad de Forli, Italia. Fuente: https://www.eltiempo.com/cultura/arte-y-teatro/dante-alighieri-700-anos-del-sumo-poeta-italiano-576070