El escritor español, conversó con el autor mexicano Emiliano Monge, sobre sus novelas Terra Alta e Independencia, que forman parte de una trilogía protagonizada por el detective Melchor Marín, personaje que refleja los múltiples rostros que construyen un a individuo
Karen Rivera / Ciudad de México
Para Javier Cercas los novelistas se dedican a escribir la complejidad de la vida humana y la literatura tiene utilidad en sentido social y educativo, siempre que esta no sea el objetivo principal. En su participación en el Hay Festival Querétaro, el escritor español conversó con el autor mexicano Emiliano Monge sobre sus novelas Terra Alta e Independencia, que forman parte de una trilogía protagonizada por el detective Melchor Marín, personaje que es un reflejo de los múltiples rostros que construyen un individuo.
«Lo que hace la literatura en mi opinión o una de las cosas que hace la literatura es justamente explorar eso. La infinita complejidad de los seres humanos y Melchor Marín no es un personaje de una pieza, es un personaje de muchas piezas, complejo, con sombras. Los seres humanos somos capaces, como Melchor Marín, de lo peor y de lo mejor, de lo mejor, porque es capaz de lo mejor, porque tiene cosas que yo no tengo, es capaz de hacer cosas extraordinarias y al mismo tiempo es capaz de hacer cosas terribles», comentó dentro de la conversación Javier Cercas.
«Una cosa que a mí me gusta del género policial es su humildad, el hecho de que no tenga aspiraciones literarias, esto me parece maravilloso, tal vez, porque, sin duda, porque yo tengo la convicción, la certeza histórica de que la verdadera literatura es aquello que no suena a literatura», agregó el escritor.
Cercas comentó que los personajes de un escritor son de manera inevitable el propio autor. Recordó que en el libro Independencia plasmó sus reflexiones en torno a las élites político-económicas enquistadas en el poder, que son tóxicas y venenosas.
«Para nosotros lo bueno es lo malo, o sea las crisis, el dolor, o sea todo lo malo, somos bestias carroñeras, nos alimentamos de lo malo, en un mundo feliz tú y yo sabemos que no habría literatura, poesía, tal vez, poca y malísima, pero novela no habría».
El autor de libros como El impostor y Anatomía de un instante recordó los motivos que lo llevaron a realizar esta trilogía y afirmó que el peor de los peligros de un escritor es repetirse o convertirse en un mero imitador de sí mismo.
«En ese momento un escritor está muerto, se acabó, porque no puede decir nada nuevo y los escritores lo sabemos, te pueden dar premios, puedes tener el premio Nobel, pero estás muerto. Eso es una catástrofe. En ese momento hubo como un deseo de renovación. Adoro a esos escritores que son siempre el mismo y que siempre son distintos, o sea que siendo fieles a lo que son cambian constantemente, ese es mi modelo de escritor», concluyó Javier Cercas.