Karen Rivera / Ciudad de México
En 2020 la Universidad Autónoma de Querétaro decidió incursionar en el diseño de una vacuna contra la COVID-19. Se trata de una propuesta que busca hacer inmune a las personas, evitar que el virus ataque en las células. La Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Autónoma de Querétaro tiene más de dos décadas de experiencia en el diseño de inoculaciones de uso veterinario. El laboratorio de Inmunología y Vacunas de esta dependencia trabaja en el desarrollo de una vacuna contra el coronavirus SARS-CoV-2, a partir de la llamada proteína “S” de este patógeno, que hace contacto con el receptor humano y provoca la enfermedad. Teresa García Gasca, rectora de la dependencia habla de este proyecto.
«Lo que se hizo fue definir seis segmentos de esa proteína, de esa parte que hace contacto con la proteína humana. Seis segmentos que permitan generar anticuerpos, bloquear esa unión entre spike y el receptor, y que estos anticuerpos que se generen no sean anticuerpos contraproducentes en el organismo humano. ¿A qué me refiero?, a que a veces la inmunidad no resulta ser la que deseamos, puede ser una inmunidad no deseada.»
Si lo recuerda, la envoltura que rodea al coronavirus SARS-CoV-2 tiene forma de corona y es habitada por múltiples espículas, es decir, proteínas codificadas por el virus para hacer contacto con los receptores humanos. Con ayuda del modelaje bioinformático, los investigadores de esta universidad identificaron seis péptidos, moléculas necesarias en la construcción de la espícula viral, y construyeron una proteína quimérica. En otras palabras, los científicos mexicanos tomaron fragmentos de seis de los componentes importantes de este agente infeccioso y a partir de su información construyeron una proteína, una secuencia especial sintética que funciona como vacuna, cada péptido es capaz de genera anticuerpos.
«Tenemos muy buenos resultados con esta vacuna, hemos visto que produce una gran cantidad de anticuerpos en los animales que hemos probado, cabras, conejos, cerdos y ratones. No presenta signos de toxicidad que nos puedan preocupar, fiebre, inflamación, pero nada de reacciones preocupantes en estos animales de granja y de laboratorio. Estamos haciéndole modificaciones a la proteína, de tal suerte que integremos también secuencias que nos protejan contra otras variantes, esto no sé unas o cinco o seis variantes diferentes, así que sería una proteína de alto espectro.»
La vacuna necesita de los ensayos de neutralización viral in vitro, en animales, para después iniciar las fases clínicas 1 y 2 en humanos. La pregunta es: ¿cuándo podría llegar a este proceso de prueba la inoculación?
«Si tenemos los recursos necesarios, este mismo año estaremos terminando con fases 1 y 2, y podremos estar listos para empezar fase 3, para esto se necesitarán más recursos y una producción mucho más grande de la vacuna. Ahorita la meta es que con las campañas que hemos realizado logremos juntar diez millones de pesos, de los veinte que necesitamos para llegar a fase 2, hacer las fases 1 y 2 en seres humanos, que son las menos costosas, pero también decir que ya estamos trabajando para buscar colaboración con alguna empresa farmacéutica.»
La propuesta de la Universidad Autónoma de Querétaro espera ser parte de una segunda generación de vacunas para el año 2022, que conozcan más los efectos secundarios, los alcances y efectividad. Sin duda, esta es una candidata vacunal mexicana que podría beneficiar a la población del país y mundial; sin embargo, se encuentra detenida en estos momentos por falta de apoyo y recursos económicos. Y requiere de donaciones, a través de las distintas campañas de recaudación de fondos que realiza.