Escritos durante una década, los cuentos que integran este nuevo libro de Antonio Ortuño navegan entre la sátira y la ironía y en esa doble condición inherente a todos: víctimas y victimarios
Karen Rivera / Ciudad de México
Desde la intimidad hasta la esfera de lo político y lo público, las relaciones humanas giran alrededor de las luchas de poder e incluyen tensiones entre el que manda y el que obedece, así como la hegemonía que aplasta, destruye o transforma. Esa es la realidad que describe Antonio Ortuño en su libro de cuentos Esbirros, su más reciente publicación en la que muestra la doble condición de víctimas y victimarios que tienen los seres humanos.
«A lo largo de nuestra vida, en muchas ocasiones, terminamos en esa posición, teniendo que obedecer la mayor parte de las veces a regañadientes a quien, de alguna manera, tiene el suficiente poder para ordenarnos hacer cosas que podemos querer o podemos no querer, y es indiferente a lo que nosotros queramos; sencillamente tenemos que obedecer y cumplir, y agachar la cabeza. Y todos, insisto, en algún momento o en algunos momentos, en ocasiones —porque nosotros mismos nos ponemos en esas posiciones y en otras, porque somos obligados, porque las circunstancias no nos dejan más opción— pues acabamos ahí y desde luego al obedecer podemos ser capaces de muchas bajezas.
»Y, sobre todo, también escapar un poquito de este asunto de las moralejas y del moralismo con el que muchas veces se encaran desde la literatura los asuntos humanos. Creo que la exploración de esas oscuridades de la personalidad no necesariamente tiene que convertirse en una especie de lección de catecismo, en la que se nos diga quiénes son los buenos, quiénes son los malos, y los malos salgan castigados y los buenos recompensados.»
Esbirros reúne cuentos que Antonio Ortuño escribió a lo largo del último decenio. Historias con una clave satírica y una dosis de humor negro, que se dividen en tres secciones: “Ayer”, caracterizada por tener una resonancia mítica; “Hoy” y “Futuro”.
«La sección del centro que se llama “Hoy”, agrupa una serie de relatos que tienen que ver prácticamente con la vida contemporánea, desde luego en México, con los episodios de hiperviolencia en los que desgraciadamente llevamos sumergidos durante muchos años, en el país. También con otros relatos que tienen que ver con desajustes y horrores en el terreno laboral, en el terreno familiar y que, de alguna manera, desde diferentes ángulos, exploran esta hostil y, en ocasiones, muy ríspida historia contemporánea en México, en América Latina, en general.»
Y en este juego de las relaciones humanas, el autor responde a la pregunta: ¿el poder es amoral?
«Absolutamente, el poder sólo toma la moralidad como un discurso, como una herramienta de seducción y de control, pero el poder desde el mínimo, desde el que puede gritonear a sus familiares en una casa hasta quien manda una ciudad o un Estado, siempre procura el poder, acrecentarse y preservarse. Eso está ahí de manera cardinal en todos los cuentos, esta idea de que el poder, desde lo pequeño y hasta lo grande, y aunque nos parezca que de repente es divertido y es inteligente, nunca es inocente, nunca es inocuo, y más bien es avieso y en algún momento va a mordernos.»
Imagen de portada tomada de Zenda Libros / @ Jeosm