Una charla con la doctora en neurociencias Verónika Díaz Abrahan estudia lo que ocurre a nivel cognitivo, emocional y cerebral cuando escuchamos música
Karen Rivera / Ciudad de México
Si le pregunto ¿cuál es su música preferida? Seguro vendrán a su mente aquellas melodías que lo hacen vibrar. Y esto sucede porque al escucharlas se generan efectos en su cerebro que favorecen, entre otros aspectos, las funciones cognitivas. La doctora en neurociencias Verónika Díaz Abrahan estudia desde hace diez años lo que ocurre a nivel cognitivo, emocional y cerebral cuando los seres humanos se encuentran en presencia de la música. Hoy conoceremos parte de sus investigaciones.
La memoria, la resolución de problemas, el procesamiento de información y la comprensión son algunas de las capacidades cognitivas. Verónika Díaz Abrahan, de la Universidad Nacional de San Martín, en Argentina, asegura que realizar una actividad musical mejora el desempeño cognitivo en sus diferentes facetas.
«A nivel mundial hay muchos estudios que nos han mostrado que el entrenamiento musical induce plasticidad cerebral, esto impacta sobre nuestro cerebro, sobre la anatomía, en cuando a la fisiología de nuestro sistema nervioso y, en última instancia, estos cambios se traducen en cambios funcionales, es decir, se traducen en cambios que nosotros vamos a ver reflejados en la forma en que nos desempeñamos cognitivamente a lo largo de la vida. Entonces, podemos ver cambios en la memoria, en la atención, en el lenguaje y así un sinfín de emociones. Hay una expresión, que es muy conocida, que dice que cuando estamos en contacto con música la activación en nuestro cerebro es como un gran conjunto de juegos artificiales, es decir, porque no hay una sola área del cerebro que se activa, sino que se activa todo el cerebro de forma generalizada.»
La especialista asegura que, de acuerdo con las investigaciones que se realizan en su laboratorio, la música, cuando se escucha o se interpreta, es la herramienta que más activación cerebral genera. Este estímulo auditivo es esencial en las actividades cognitivas debido a que induce emociones. Ocurre lo siguiente: cuando se está en presencia de música se activa el núcleo del cerebro, es decir, las estructuras subcorticales localizadas en ambos hemisferios, que se encargan de regular las emociones a través del sistema límbico; se activa también el circuito de la recompensa que gestiona las actividades que motivan y dan placer, así como el cerebelo que controla la coordinación de movimiento y sincronización. El placer y el movimiento van de la mano.
«Y se sabe que uno puede estudiar música de muchas formas y todas esas formas tienen efectos en nuestro sistema, así como también hay diferentes efectos dependiendo del tipo de instrumento que elegimos, el género musical en el que nos especializamos, el momento del ciclo vital en el que empezamos a estudiar, la cantidad de horas en la que nos dedicamos al estudio, todos esos factores van determinando los posibles y diferentes efectos que hay en nuestro sistema nervioso.»
El ritmo es uno de los componentes de la música que más efecto emocional tiene en el cerebro. Verónika Díaz asegura que a pesar de que hay un patrón universal de respuesta fisiológica frente a los sonidos musicales, existen matices relacionados con los gustos, la cultura e intereses individuales. Entre las capacidades cognitivas beneficiadas con esta herramienta sonora se encuentra la memoria emocional. Por ejemplo, si una persona aprende a cocinar y luego realiza una actividad musical, ese aprendizaje se fortalece y la información se recuerda mejor.
«Algunas intervenciones, algunos entrenamientos, a través de la música, permiten generar nuevas redes neuronales que aumentan nuestra reserva cognitiva para poder llegar, por ejemplo, a instancias de la tercera edad con una mayor reserva cognitiva, y entonces ahí los efectos del envejecimiento tanto normal como patológico se amortiguan de una forma diferente o, también, nos permite utilizar la música como un recurso en la educación, en la salud, pensando en la capacidad que tiene la música de generar redes neuronales nuevas y estimular las que están.»
Actualmente se investiga cuál es la variabilidad de la respuesta emocional frente a la música, cuáles son los factores que determinan las preferencias musicales y cómo impactan estas distinciones en el cerebro. Será interesante conocer las respuestas a estas preguntas. Lo que es una realidad es que la música tiene un gran poder para activar emociones en los seres humanos y si la escuchamos, o tocamos algún instrumento, podemos llegar a la vejez con una muy buena reserva cognitiva.
Imagen de portada tomada de NeuroClass