Tecnología que utiliza la actividad cerebral para controlar un dispositivo con el pensamiento
Karen Rivera / Ciudad de México
¿Cómo serían nuestras vidas si pudiéramos escribir o hablar con tan sólo pensarlo? Para quienes padecen una enfermedad o tienen una lesión esto, sin duda, es una necesidad. El físico Stephen Hawking, por ejemplo, utilizaba un dispositivo que le permitía comunicarse a través del movimiento de su mejilla.
Existe una tecnología que utiliza la actividad cerebral para controlar un dispositivo con el pensamiento, se trata de la interfaz cerebro-computadora, conocida como BCI (Brain Computer Interface), y que funciona a partir de la medición de ondas cerebrales procesadas y decodificadas por un ordenador.
Pero ¿cómo sucede esto?, el cerebro humano es habitado por millones de neuronas que se comunican entre ellas por medio de impulsos eléctricos, conocidos como ondas cerebrales. Estas ondas, que tienen diferente frecuencia, son captadas por sensores y convertidas en información legible gracias a electrodos. Estos toman la información generada por los impulsos eléctricos y la traducen en una acción motora concreta mediante a un algoritmo matemático.
La idea central de la interfaz cerebro-máquina es convertir el pensamiento en acción. Para lograr su objetivo, los especialistas en este tipo de neurotecnología aseguran que no es necesario conocer a profundidad cómo el cerebro controla los movimientos. Apelan a la plasticidad neuronal, es decir a su capacidad de aprender acciones nuevas.
Funciona de la siguiente manera, si una persona no puede mover un brazo, los científicos seleccionan un grupo arbitrario de sus neuronas y crean un sistema nervioso central hibrido, integrado por el cerebro, una máquina y un algoritmo matemático. Gracias a su plasticidad, el cerebro es capaz de generar un circuito nuevo que permite controlar un dispositivo robótico al tiempo de generar el movimiento deseado.
Recientemente un grupo multidisciplinar de científicos de Stanford Y Harvard dieron a conocer un algoritmo que permite a las personas escribir con la mente. Basados en las órdenes y señales que el cerebro envía a la mano cuando se escribe, desarrollaron la interfaz que intercepta estas señales y las traduce en letras.
Los expertos en inteligencia artificial colocaron en las capas externas de la corteza motora del cerebro de sus pacientes dos censores y 100 electrodos, con ellos el paciente debe visualizar cómo sería escribir una palabra y generar la intención de escribirla, después el ordenador recogerá estas señales y una red neuronal la traducirá en texto en la computadora. Hasta ahora el sistema tiene un 95% de precisión y un ritmo de 16 palabras por minuto.