Iniciada tres años atrás, la editorial oaxaqueña busca transitar el camino de la edición a su propio tiempo
Ana León / Ciudad de México
Tres años atrás, en Oaxaca, la escritora y editora Karina Sosa y Guillermo Santos, editor y crítico de arte, junto a un pequeño grupo, gestaron el sello Zopilote Rey, una propuesta que hasta la fecha ha dado vida a dos colecciones: Micra y Libros del Dodo; así como también a una revista homónima que ha publicado dos números.
Zopilote Rey no busca la novedad o un ritmo de publicación definido. Zopilote Rey se ha dado la oportunidad de caminar a su propio ritmo.
Karina Sosa: «Guillermo y yo llevamos más tiempo haciendo o participando en otras revistas, en otras publicaciones y queríamos hacer algo mucho más cercano, casi en familia, con la complicidad que te da tener a tus amigos cerca y decir qué te gusta y qué no; qué te interesa que los otros lean y descubran.»
En el equipo también están Axel Alarzón (diseñador), Frida Castañeda (RRPP, ilustradora y está a cargo de la colección Los libros del Dodo) y Juan Eusebio (redes y material audiovisual).
Ellos centran su mirada en los pequeños detalles. En el caso de las revistas, su primer número reflexiona sobre los jardines, «la idea de su atemporalidad», como describe Karina, «un tiempo propio que nosotros no comprendemos» y que, de alguna manera, emula Zopilote Rey. Y es que este proyecto transitó del gusto por hacer una sola revista a la idea de hacer libros.
Karina Sosa: «Pensábamos hacer sólo una revista hasta que descubrimos que también queríamos hacer libros. Y surge este libro que se llama La inteligencia de las flores (Maurice Maeterlinck, 1907); Guillermo y Frida lo descubren y se les hace algo interesante, algo que les gustaría que sus amigos leyeran. Me lo dan a mí y empezamos a platicar la idea publicarlo y de hacernos una editorial.»
Ambos trabajaron en la biblioteca del IAGO durante algunos años. Guillermo asistió personalmente a Francisco Toledo en el caso de sus columnas para Proceso. Para Guillermo, este hecho «radical», el trabajar en una biblioteca como la del IAGO, en una ciudad «marginal o marginada» como él mismo enuncia, detonó su asombro por las cosas y las colecciones.
Guillermo Santos: «La idea de revista nos gusta mucho porque concentra la diversidad de miradas y enfoques en un solo proyecto. Y creo que es lo más difícil de hacer porque hay que coordinarse con mucha gente. Y, aparte, las revistas están muriendo. En este momento parece que no tienen un público concreto. Parecen una cosa de curiosidad, están extinguiéndose. Es como remar a contracorriente.
»Y la idea de los libros surge como una necesidad de ir enfocando la mirada a ciertas cosas. La idea de Micra, que es la millonésima parte de un metro, surge como una necesidad de enfocarnos a cosas que no son evidentes o que no son importantes en este momento. Es decir, no es que no sean importantes, sino que no son parte del discurso de la modernidad donde lo humano es lo principal.»
Sí, un sello editorial busca que sus libros lleguen, pero Zopilote Rey explora la posibilidad —con todo lo que ello implica en tiempo y dinero— de llevar su proyecto a otro ritmo, los libros de Zopilote Rey están «llenos de una pausa», como dice Karina.
Karina Sosa: «En mi caso era la idea de pasear un día y encontrar cosas que nos sorprenden y contarlo a los otros. Pienso mucho en este libro que se llama El libro de la almohada (Sei Shōnagon, 1002), de esta mujer que observaba cosas de la corte que le sorprendían y que no eran evidentes. Por ejemplo, gestos que le desagradaban de los demás; el por qué le gustaba ver caer las hojas. Creo que todas esas cosas, apuntarlas y llevarlas a los otros es lo que nos sorprende.
»Y en el caso de Maetertlinck, siento que no es un libro para gente especializada, es más bien, como lo decía el autor, para gente que quiere observar las cosas de manera minuciosa y ser un poco un diletante. Alguien que está intentando comprender algo pero que al final, quizás, no comprenda nada y comprenda también algo de sí mismo a través de mirar las flores y de ver cómo sobreviven a los hombres, al tiempo, a la vida, a toda la existencia.
»Esa fue la intención del primer libro y que nos llevó al segundo que es Oriente de los insectos mexicanos, un ensayo de Pablo Soler Frost. Quisimos hacer una cosa distinta de lo que fue el primer libro, porque el primero son fotografías al microscopio de especies o de plantas, yerbas, no conocidas o no identificadas, pero que están ahí, a nuestro alrededor. Y al pasar a este ensayo hicimos también una parte visual importante que nos gustó remarcar desde la portada el color. Frida que es parte de nuestro equipo y es artista visual, ilustró este ensayo de Pablo, que ya se había publicado antes pero que nos parecía importante volver a leer y detenernos en él. Parece que ahora que estamos acabando con todo, también llevamos muchos años queriendo acabar con los insectos, con «lo otro», con lo que no comprendemos. Es eso, ver la otredad, preguntarnos si quizás nosotros somos «lo otro», no los insectos. Y cómo han acompañado la cultura mexicana a través del tiempo.
»Nos parecía también valioso hablar de la extinción no sólo de los insectos sino de nosotros mismos a través de esta modernidad.
»Pienso que Zopilote Rey es eso, que la revista es eso, una reunión de muchas voces, como una antología de ensayo. Por eso es también un proceso tan largo, costoso. Y es, como decía Guillermo, ir contra todo lo que pensamos y planificamos y al día siguiente resulta que no es así. Desde el costo, porque es muy caro imprimir una revista en Oaxaca con los materiales que imprimimos la nuestra, como nosotros queremos que salga. Creo que es algo que se tiene que hacer desde la lentitud y un poco también atemporalmente. Tardamos de una revista a la otra como un año, un poco más. Porque nos implicó también descubrir otras cosas en el camino. Siempre hay voces distintas hablando de un tema que propones pero, al final, no hablan de ese tema sino de sus inquietudes o de su apreciación o vista del mundo.»
En el camino, este equipo decidió tener una colección más que se llama Los libros del Dodo y que inició su catálogo con Acerca de la piedra Bezoar, una investigación de Noah Chassey. Karina señala que justo este tipo de cosas son las que les gusta leer, «somos lectores de cosas barrocas o muy medievales. Hay un personaje que nos apasiona a Frida, a Guillermo y a mí, Ulisse Aldrovandi (Bolonia, 1522-1605), este científico y naturalista italiano, que hizo estudios sobre los dragones, que estaba obsesionado y decía que él había visto un dragón».
Frida es la directora de la colección de Los libros el Dodo que en su primer tiraje sacó 150 ejemplares impresos en risografía y que contempla invitar a artistas a que interpreten ensayos breves traducidos. Es una especie de «colección de colecciones», señala Guillermo. «La piedra Bezoar fue muy importante en las cámaras de maravillas, como los cuernos de unicornio», cuenta Guillermo, también señala que estos “libritos” «son como gestos.»
Guillermo: «Nos interesa mucho crecer, profesionalizarnos, pero también trabajar en una estrategia de guerrilla te permite, digamos, controlar un poco más tus gustos. Y es muy sorprendente, porque ahora estos libros están en algunas librerías del país, sobre todo librerías independientes. Me llama mucho la atención que está creciendo a pesar de nosotros.»
Pero su mirada no despega los pies de la realidad a la que hoy se enfrentan los impresos.
Karina: «Creo que lo más difícil de ser una editorial tan pequeñita es que tenemos cincuenta títulos ya muy planeados, algunos ya editados, pero lo complicado es lograr que estos libros salgan de la imprenta y lleguen a sus lectores. También el hecho de la distribución es muy complicado y, a la vez, es el proceso que más disfrutamos porque hemos hecho muchos amigos en el camino de encontrar lugares en donde nos gusta que estén nuestros libros.
»También es importante la otra parte, creo que nos falta, estamos siendo muy románticos en la idea de pensar que sólo buscamos lectores, porque también es necesario interactuar con otras maneras de llegar a los lectores; es interesante, pero esa parte es desconocida para nosotros.»
Muchos títulos ya están en línea de salida para este año pese a las complicaciones que la pandemia ha generado a una editorial como Zopilote Rey, y a muchas otras editoriales independientes que sortean el cierre de los encuentros como son las presentaciones, que para este sello era uno de los puntos fuertes de venta para sus libros, pues la cercanía que genera la ciudad donde viven, con amigos y lectores, marca mucho su andar, un andar que se ha permitido ir contra la urgencia.
Imagen de portada: © Claudia Ruiz