La novela de escritor mexicano David Toscana es reeditada por el sello español Candaya
Karen Rivera / Ciudad de México
Los humanos suelen morir, pero en contextos de guerra o pandemia este proceso se acelera. ¿Cómo volver a empezar después de la destrucción? ¿Cómo hacer uso de la imaginación para sobrevivir? David Toscana aborda estas preguntas en su libro La ciudad que el diablo se llevó. Novela que recrea la devastación de Varsovia consecuencia de la Segunda Guerra Mundial y que invita a recorrer este sitio desde la nostalgia y la rebeldía. Publicado por primera vez en México en 2012, este ejemplar es reeditado por la editorial española Candaya.
«Al día de hoy, la novela muchos de los lectores la han encontrado como una metáfora precisamente de nuestros tiempos. La novela habla de la supervivencia durante y después de la guerra, y cómo hay que reconstruir las vidas después de una tragedia y entonces es más o menos fácil encontrarle ciertas analogías con la situación que estamos viviendo. Y por eso creo que la novela toma un segundo aire, un segundo significado que no lo tuvo en un principio», señala en entrevista el autor.
Sin modificaciones, con la única diferencia de la época en que se publica, la novela tiene en esta edición como portada la fotografía de dos músicos callejeros en Varsovia, imagen que forma parte del Archivo Nacional Digital de Polonia y que acompaña, como lo hace la muerte, a los personajes de esta historia en sus reuniones, experiencias y paseos entre escombros y cementerios.
«Siempre estamos tratando de posponer la muerte y claro termina llegando y nos hemos vuelto mucho más conscientes de la muerte, nos hemos hecho mucho más mortales filosóficamente hablando, porque biológicamente somos igual de mortales siempre, porque tenemos esta relación más cercana a través de la pandemia con la muerte, tenemos precauciones para evitarla. Sabemos que se nos va a presentar de manera invisible, se nos puede presentar de manera invisible.»
Para el escritor regiomontano la literatura es en realidad un pasaje a la condición humana, y es la imaginación un elemento de supervivencia.
«Los personajes se enfrentan a una ciudad destruida, se enfrentan a una posguerra, se enfrentan a un invierno, a falta de recursos y lo que tienen que hacer es imaginar ellos esa existencia, imaginarla de mejor manera, por supuesto que beben mucho, se emborrachan y el alcohol también ayuda a la imaginación. Y entonces ellos crean su propia realidad, es algo bello que puede hacer el ser humano, no es evasión, es precisamente sacarle jugo a la vida.»
La ciudad que el diablo se llevó se presentó en España de manera presencial y con esta presentación inició lo que David Toscana llama la vida normal de la literatura.