Una ruta clandestina

Las familias Jackson y Webber, hombres blancos casados con esclavas emancipadas, ayudaron a que entre 2 mil y 8 mil esclavos afroamericanos escaparan a México para conseguir su libertad

Ohmar Vera / Ciudad de México

Mientras investigaba el tráfico del Underground Railroad al sur de Texas (una red de rutas de ferrocarril secretas y casas seguras utilizadas por esclavos afroamericanos a mediados del siglo XIX, para huir hacia los estados libres y Canadá), la antropóloga Roseann Bacha-Garza encontró el registro de dos familias establecidas a lo largo del Río Grande que usaron sus propiedades como escala para esclavos que decidían escapar hacia México, donde ya se había abolido la esclavitud años atrás.

«Había conocimiento de la libertad que existía en México y para muchas de las personas que fueron esclavos en los estados sureños como Texas, Luisiana, Alabama, era una distancia mucho más cercana llegar a México que la distancia para llegar hacia el norte o hacia Canadá. Había experiencia de algunas de las personas esclavizadas, especialmente del este de Texas, quienes estaban en las granjas de algodón, que tenían experiencia de viajar en caballo y mula con el algodón de las plantaciones de sus dueños para llevarlo a vender a lugares como Matamoros», señaló la también profesora de la Universidad de Texas, Valle del Río Grande.

Las dos familias, los Webber y los Jackson, estaban encabezadas por hombres blancos cuyas esposas eran esclavas emancipadas. Habiendo huido de la región de Austin, Texas y Alabama, respectivamente, encontraron en la recién establecida frontera entre Estados Unidos y México, una vida tranquila, alejada de las leyes esclavistas americanas.

Las dos familias tenían en sus propiedades embarcaderos hacia el río, donde tenían botes para realizar actividades relacionadas con el comercio; los cuales les servían también para ayudar a esclavos fugitivos a cruzar la frontera.

«Lo bueno de asentarse justo en el río, de que sus ranchos estuvieran justo a un lado del río y de tener embarcaderos accesibles, es que cuando los cazarrecompenzas de esclavos u otras personas que estaban buscando esclavos prófugos llegaban al área, los fugitivos podían simplemente cruzar el río hacia México para encontrar seguridad y esperara que esas personas partieran.»

Según distintas fuentes, en dicho periodo cruzaron por esta ruta clandestina entre 2 y 8 mil afroamericanos a México.

«Estaban muy contentas de haber llegado al río en la frontera de Estados Unidos y México, y en esa cultura se asimilaron muy fácilmente, tanto así, que si hoy conoces a un Webber o Jackson descendiente de estas dos familias se identifican como mexico-americanos o americanos de descendencia mexicana, y hablan español como su primera lengua en su hogar.»

De acuerdo con la profesora de la Universidad de Texas, del Valle del Río Grande, los esclavos que lograron cruzar a México con la ayuda de la familia Jackson y Webber, se establecieron en nuestro país, donde tomaron nombres en español y se casaron con mexicanos y mexicanas.

Imagen de portada: Valle sobre el Río Bravo, límite entre EE.UU. (izquierda) y México (derecha) / NBCDFW / Getty Images