«La ilusión viaja en tranvía», una visión de la sociedad mexicana de mediados del siglo XX a través de la lente de Luis Buñuel

José Meléndez / Ciudad de México

Estrenada el 18 de julio de 1954 en el cine Olimpia, La ilusión viaja en tranvía es una película dirigida por Luis Buñuel. La cinta se empezó a filmar el 28 de septiembre de 1953 en los Estudios Clasa. La ilusión viaja en tranvía sigue la línea costumbrista ocupada por Luis Buñuel en Subida al Cielo, filmada dos años antes, en 1951, sólo que ahora retocada con elementos surreales ajustados en un contexto real. Una de las críticas que recibió el director español, fue su supuesta «falta de originalidad del argumento», esto, por su parecido con la cinta italiana Muchos sueños por la calle (Molti sogni per le strada) de Mario Carmerini de 1947. Luis Buñuel argumentó que desconocía sobre esa película y que además, era ideológicamente contrario a la corriente a la que ésta pertenecía: el neorrealismo.

Los principales personajes de este largometraje son el Tarrajas, interpretado por Fernando Soto “Mantequilla”, el cual interpreta a un personaje sencillo y bien intencionado que tiene por mejor amigo al Caireles, interpretado por el actor duranguense Carlos Navarro. La comicidad de estos dos personajes se apoya en la verborrea, el cual fue un recurso muy utilizado en el cine de la época de oro y, que además, fue explotado por actores como Cantinflas y el mismo Mantequilla, el cual representaban el papel de peladillo o de mozos.

Cartel de la película «La ilusión viaja en tranvía» de 1954

La hermana del Tarrajas, Lupita es interpretada por la bellísima Lilia Prado, el cual es el personaje femenino (una constante de las películas de Buñuel). Lupita domina las situaciones por medio de su sensualidad y que para algunos críticos sólo cumple con funciones decorativas, con la intención de asegurar el interés comercial.

El otro gran personaje de la cinta es la Ciudad de México, ya que nos deja ver diferentes postales de la urbe que ahora ya no existen o difícilmente podrían ser reconocidas ya que gran parte de la película se desarrolla en exteriores. Otro elemento que es digno de mención son los señalamientos sociales propios de la época y, aunque de una manera más velada, deja ver las condiciones de vida de la población de los barrios bajos. Esto lo podemos apreciar en la escena de la tortillería, en donde deja ver el encarecimiento y el acaparamiento de maíz que provocó el alza de los precios de la tortilla en ese tiempo.

Otro guiño que hace Buñuel en ese sentido es la escena que se da entre el velador (Guillermo Bravo Sosa) y el profesor (José Pidal) cuando explican en una conversación ya con sus copitas encima, cómo y en qué consiste el fenómeno económico de la inflación, la cual, estaban padeciendo los sectores económicos menos favorecidos en el sexenio de Adolfo Ruiz Cortines.

Por último, haré mención que deja ver los usos y costumbres que le daban los ciudadanos a uno de los sistemas de transporte imperante en la capital del país: el tranvía, y de la cobertura que existía en la Ciudad de México a mediados del siglo XX.  

La ilusión viaja en tranvía, un clásico de la filmografía del gran director Luis Buñuel que no debemos dejar de ver en esta temporada navideña y pandémica.