Sor Juana, la poeta magnífica, la mujer religiosa

Una revisión de Sor Juana Inés de la Cruz, su tiempo, su obra, la interpretación de ella y las personas con las que se relacionó presenta el investigador Alejandro Soriano Vallés

Ciudad de México (N22/Huemanzin Rodríguez).- Hace diez años, el investigador Alejandro Soriano Vallés, editor, investigador y apasionado de la obra y figura de Sor Juana Inés de la Cruz, publicó la biografía Sor Juana Inés de la Cruz. Doncella del verbo (Garabatos, 2010). Sin embargo, la edición fue pequeña y su distribución limitada. Inmediatamente después de la publicación, Soriano Vallés obtuvo otros documentos que enriquecían su investigación y que trabajó en los siguientes años para integrarlos en la edición actual de la Doncella del verbo (FOEM/Jus, 2020). El nuevo libro considera la época y los personajes que rodearon a la poeta, más allá de la gente importante con la que, se sabe, tuvo contacto. Lo que busca Soriano Vallés, es otorgarle un rostro más humano a Sor Juana sin el velo de las interpretaciones acumuladas en el tiempo.

«Esta biografía habla de su época, de su tiempo y los personajes principales que la rodearon, no sólo los grandes personajes como los arzobispos y los virreyes; también personas de su familia, curas que los rodearon, algunas mojas cercanas. El libro es resultado de todos los documentos en torno a Sor Juana que se conocen hasta hoy.»

¿Se puede decir algo nuevo sobre Sor Juana?

La Sor Juana que presento no es tal. Es la Sor Juana de toda la Historia, pues es la que presentaron sus primeros biógrafos, es la que describieron quienes la conocieron, no estoy diciendo nada nuevo como el padre Diego Calleja o Juan Ignacio Castorena Ursúa. En realidad, lo “nuevo” surgió a partir del siglo XIX, y tuvo su auge en el XX y lo que va del XXI, cuando empezaron a presentar a una Sor Juana “emancipada”, “rebelde”, “respondona”, y quién sabe cuántas cosas más, pero que los documentos primeros no dicen eso. Aquí no hay un solo documento que yo corte, censure o interprete. Hoy hablar de esa Sor Juana parecería una herejía.

En los últimos años ha presentado varios documentos incluidos en esta biografía, con los que busca desmitificar la figura de Sor Juana, sin quitarle el valor de sus actos ni de su obra. Por ejemplo, asegura que nunca le quitaron sus libros a la poeta como se ha contado.

Los documentos que he presentado, que son varios nuevos, en 2011 presenté el testamento del padre Lombeida, que demuestra que a Sor Juana el arzobispo de México no le quitó sus libros, como suele decirse. Ese documento prueba como verdad lo que decían sus biógrafos primigenios. Sor Juana dio sus libros por voluntad propia porque quería hacer caridad a los pobres y a los necesitados. Ese documento me lo dio un estudioso norteamericano, Luis Villar, quien confió en mi investigación. Los documentos de la Biblioteca Palafoxiana, como la Carta de Puebla o la Carta de San Miguel, también me los dio un investigador del INAH. Esos documentos son los más grandes que se han hecho sobre Sor Juana desde la Carta de Monterrey, suponiendo que la escribió ella.

Esas cartas suponen un cambio de perspectiva a la polémica respuesta a las recriminaciones que le hizo el obispo de Puebla, Manuel Fernández de Santa Cruz, quien firmó con el pseudónimo de Sor Filotea de la Cruz.

Es un documento importantísimo, encontrado por Jesús Peña, quien en un acto de generosidad me compartió para que lo estudiara y lo difundiera. Además, he desarrollado las relaciones que los sorjuanistas no habían considerado, estudiar las relaciones sociales de Sor Juana y encontrar nexos y nuevas interpretaciones a partir de eso. Por ejemplo, yo en 2010 ya había mencionado que Lombeida debía ser una persona importante en la vida de Sor Juana y ahora, con su testamento, eso queda comprobado.  

¿La vida se Sor Juana Inés ha sido idealizada?

La primera biografía larga de Sor Juana la escribió José de Jesús Cuevas en 1872, ahí dice que es ella es la madre de la literatura mexicana. Y él, católico, entra en debate con los liberales, con Ignacio Ramírez “El Nigromante” e Ignacio Manuel Altamirano. En ese momento para Cuevas y Victoriano Agüeros, Sor Juana es la madre de la literatura mexicana. Para Ignacio Ramírez, Sor Juana está a la misma altura que nuestros casimires, dice: “Es una poetisa mediana”. Y Altamirano le escribe una carta a una poeta, que dice más o menos así: “No es necesaria leerle, a nuestra Sor Juana hay que dejarla quietecita en su sepulcro y a sus libros en el polvo de las bibliotecas.”

No pasó mucho tiempo, en el lapso de fin y principios de siglo, cuando a Sor Juana la comenzaron a meter al canon oficial. Tras la Revolución, entró en el canon revolucionario. Ahí cambió la visión de ella, dejó de ser la monja religiosa para convertirse en la monja emancipada. Es una usurpación histórica del personaje. En la su autobiografía, en la carta al obispo, es verdad que defiende su derecho a estudiar, pero no lo defiende en contra de la iglesia, sino de personas muy concretas. Así que no es el obispo quien la persigue, ella se queja con él. Ahí es cuando Sor Juana dice: Yo tengo derecho a pensar y escribir como otros hombres, pero lo dice desde una perspectiva cristiana, donde todos somos iguales.

Además de las cartas del obispo de Puebla, ¿qué otros documentos tiene esta biografía?

Esas cartas me las entregaron cuando ya había entregado el libro a la imprenta hace diez años, ahora éstas forman parte del libro. Además, he ido incluyendo otro tipo de documentos que fui encontrando, como aquellos que tienen que ver con la familia de Sor Juana. Y con ellos refutar algunas verdades dichas, por ejemplo, se sigue diciendo que ella nació en 1648 cuando no hay prueba de ello, hasta ahora se exhibe un pape con el nombre de una niña llamada Inés, que no es válido por una sencilla razón (además de las que también están en el libro), en el campo mexicano del siglo XVII, entonces donde se registraban los bautizos, eran caso todos indígenas. Y los pocos niños que nacían en familias españolas, ergo, criollos, eran tan pocos que se registraban como españoles. Así que, en esto libro si no dice que el niño o niña es español, significa que es indígena. En el caso de la partida de bautismo que se utiliza para “mostrar” que Sor Juana nació en 1648, no se dice que ella es española, por lo tanto, es indígena. Sin embargo, es la fecha que desde hace 50 años es el lugar común que indica que así fue. El padre Calleja, quien mantenía correspondencia con ella, dice que nació en 1651. Todo esto está en el libro, desde el libro de Octavio Paz no ha habido una biografía tan completa como esta.

¿Quiere decir que la Sor Juana que hoy conocemos es una interpretación de ella?

Un buen investigador tiene que alejarse de los criterios de su tiempo y tratar de entender al personaje en su contexto. Sor Juana sí era una poeta magnífica, pero también era una mujer religiosa que era la contadora del convento y después de todas sus actividades, es cuando escribía.

El libro Sor Juana Inés de la Cruz. Doncella del verbo, también pasa por la obra de otros investigadores que han otorgado importantes estudios en torno a Sor Juana Inés de la Cruz, como Octavio Paz o Antonio Alatorre, ofrece un panorama de su tiempo y una revisión a la interpretación que se ha hecho de su obra.