#MemoriaSinTiempo: Lutero, de carne y hueso

Desde la mirada de Lucien Febvre vemos la figura del reformador que buscó otra manera de vivir y de concebir la fe y la religión católica; volvamos la mirada a este capítulo de la historia en el aniversario 537 de su nacimiento

Ciudad de México (N22/José Meléndez).- El nombre de Martín Lutero ha significado la rebeldía y la protesta en contra de la manera de profesar la fe católica en el siglo XVI en una Europa que, de manera muy lenta —como cualquier proceso histórico de importancia— iba avanzando hacia el pensamiento moderno. Personajes como Lutero permiten un nuevo enfoque a la manera de vivir y de concebir la fe y la religión católica, la cual, regía prácticamente toda actividad en ese periodo. 

Este 10 de noviembre se cumple un aniversario más del natalicio de Martín Lutero, monje agustino, ocurrido en el año de 1483 en la pequeña ciudad de Eisleben, en Turingia; creador de la Reforma protestante la cual sacudió a la Iglesia católica en la segunda década del siglo XVI.

Numerosas son las biografías que se han escrito respecto al reformador con diferentes enfoques que rayan en los extremos; que han incurrido en excesos al personaje, a su contexto histórico y que no han permitido entender la complejidad del personaje y su tiempo. Sin embargo, hay una biografía que sobresale de todas la demás, me refiero a la realizada por el historiador francés Lucien Febvre publicada en el año de 1927 en la que resalta su metodología y la perspectiva utilizada en teste trabajo. 

Lucien Febvre (1878-1956) fue un historiador francés que fundó junto con Marc Bloch la revista de los Annales d´Historie Économique et Sociale, que dio como resultado la Escuela de los Annales, la cual representa una corriente historiográfica que toma a consideración eventos antropológicos, económicos, políticos, geográficos, y psicológicos al momento de estudiar la historia, lo que significa que realiza un estudio multidisciplinario del evento o del personaje a estudiar. Lucien Febvre se distinguió por ser un destacado medievalista y es por ese motivo que se interesa por la vida y obra de Lutero. Es justamente esta corriente historiográfica surgida a finales de la década de 1920 la que se ve reflejada con toda su complejidad en su libro Martín Lutero, un destino que, como mencioné, es una biografía del reformador. 

Habría que preguntarse en un primer momento, ¿cuáles son las causas de la Reforma protestante? Para poder entender el momento cumbre en la vida de Martín Lutero hay que conocer las inquietudes que el personaje tiene para vivir su fe: la problemática que experimenta cuando percibe que nunca logrará complacer a Dios a través de sus actos, es decir, la existencia permanente del pecado en todo acto de su vida. Así, Febvre muestra a un Martín Lutero como un verdadero hombre de fe y cuya principal preocupación es, en todo momento, la salvación de su alma. De manera paralela es que se desarrollan otras circunstancias en las que están los abusos materiales a los que la Iglesia católica, como institución liderada en ese momento por el Papa León X, provoca: la simonía ( la cuál es la acción o intención de negociar con cosas espirituales como los sacramentos o los cargos eclesiásticos) el tráfico de beneficios e indulgencias que a criterio de Lutero provocan una rápida disolución de la institución monástica, en los abusos morales que estimulan la decadencia y la miseria de una teología que reducía una fe viva a práctica muerta. Es una peregrinación realizada por Lutero a la ciudad de Roma, a finales del año de 1510, la que lo marcaría de manera definitiva y que en palabras de Febvre, deja claro que: «Lutero en Roma se vuelve luterano». 

Lucien Febvre nos hace recordar en todo momento que Martin Lutero es un hombre de la Iglesia al cual se le ha educado en su formación teológica y que es desde el seno mismo de la institución religiosa que surge la discordia en la forma en cómo es utilizada la fe para obtener un beneficio económico y político. 

En término de la geopolítica de la Europa de inicios del siglo XVI, el autor sitúa la poderosísima influencia que posee la Iglesia católica en ese momento en dicho territorio. Es por estas razones que la rebeldía de Martín Lutero se ve reflejada en su pensamiento al decirle a la Iglesia que su praxis religiosa ha durado demasiado y que no debe de ir más allá. 

La intención del historiador francés no es colocarlo o ubicarlo como un gran revolucionario, ni estudiar a profundidad ninguna de las corrientes que han posicionado a Martín Lutero como un símbolo de rebeldía, por el contrario, busca y logra poner a los ojos del lector a un Martín Lutero de carne y hueso.