«¿Qué pasaría si ese futuro estuviera basado en el pasado y no en la lógica acelerada de ser presas del desarrollo o la idea de desarrollo?», se pregunta el escritor en su más reciente entrega en la que desentraña el lenguaje, al individuo y la idea de colectividad
Ciudad de México (N22/Karen Rivera).- Un orfelinato con ecos institucionales de horror, un grupo de niños que lo habitan y huyen de sus exterminadores y una catástrofe que invade al mundo, son los escenarios que Emiliano Monge recrea en su libro más reciente Tejer la oscuridad. Una publicación situada en el futuro, que invita al lector a viajar al pasado.
«Trata de plantear la idea de qué pasaría si ese futuro estuviera basado en el pasado y no en la lógica acelerada de ser presas del desarrollo o la idea de desarrollo y de progreso que nos hacen avanzar, avanzar, avanzar… sin detenernos a recapacitar que quizá el bienestar colectivo, las posibilidades de mejora de la vida colectiva están en experiencias que ya sucedieron y no en experiencias que todavía no suceden», señala el escritor en entrevista.
El autor narra la historia de un grupo de infantes que viven en un albergue de menores similar al de La Gran Familia en Zamora, Michoacán, marcado por el abandono y la destrucción. Los protagonistas vagan sin rumbo fijo en medio del fin del mundo, lo que los lleva a convertirse en nómadas y a conservar su memoria a través del lenguaje y la escritura. Emiliano Monge se pregunta: ¿qué pasaría si los supervivientes al cataclismo fueran aquellos niños a los que se les ha negado el futuro? ¿Es quizá el lenguaje una herramienta de salvación?
«La novela también trata de poner en entredicho la idea de la pertinencia de todo aquello que nos parece hoy casi normal, casi como si fuera de destino manifiesto desde la idea de familia, la idea de sedentarismo, la idea de individuo. Es una novela en la que el centro de ésta, gira en torno al lenguaje y a la idea que tenemos del individuo y de la colectividad.
»Se nos ha olvidado que el lenguaje era mucho más que una tecnología y lo hemos limitado a ser una herramienta de comunicación; el lenguaje era algo mucho más grande, era una forma de estar en el mundo, no nada más una forma de transformar el mundo y es también una respiración.»
Encierro, huida y fundación son la esencia de Tejer la oscuridad de Literatura Random House, que bien puede ser una metáfora del último viaje de la especie humana que busca un nuevo mundo sin olvidar a sus voces del pasado.