Con 18 años de historia, el FICM inaugura con la versión remasterizada de «Amores perros»

El director de Amores perros, Alejandro González Iñárritu, reflexionó sobre la actual política cultural federal, recibió la escultura Renacimiento de Javier Marín y una butaca con su nombre

Morelia, Michoacán (N22/Huemanzin Rodríguez).- Con un poco de desorganización al intentar cumplir con todas las medidas de sana distancia obligadas por la pandemia, lentamente se ingresó al complejo cinematográfico del centro de Morelia para la gala inaugural del XVIII FICM, con la versión remasterizada de Amores perros (2000), de Alejandro González Iñárritu. Remasterización hecha por el sello Criterion Collection que pronto lanzará al mercado un dvd con esta versión que incluye una remezcla de la música y la banda sonora, así como numeroso detalles de lo que ocurrió detrás de cámaras.

Originalmente se tenía planeada una gran celebración en el festival por el veinte aniversario de la película, pero la pandemia redujo todo a un encuentro virtual en la plataforma zoom y la participación presencial de González Iñárritu en Morelia. El director de cine, quien en estos momentos está por empezar un rodaje en la Ciudad de México —lo que significaría su regreso a filmar en este país desde 1999—, al tomar la palabra se mostró agradecido y reflexionó sobre las políticas culturales actuales.

«Creo que estamos viviendo un momento importante. Creo que este espacio que cumple dieciocho años, no sólo es un festival importantísimo para la cinematografía mexicana, de los encuentros de la gente que genera la gramática visual y las historias de nuestro país. Me consta que es un referente mundial, es un festival ejemplar de grandes directores y productores que están interesados en lo que sucede en la actualidad. El FICM es un foco de atención para lo que los jóvenes de México y los cineastas tienen que decir, que sea visto y resuene en todo el mundo.»

Al reconocer el trabajo que ha hecho el FICM, González Inárritu habló lo importante que son los fondos económicos para el desarrollo del cine.

«Este espacio que ustedes han creado, es un espacio inclusivo, es un espacio de voces diversas donde hay crítica, razonamiento, provocación de pensamiento, de grandes directores de ficción y documental. Todo esto también ha sido gracias a una ley y una serie de apoyos que han permitido que muchos de estos jóvenes puedan hacer películas. […] El cine es un arte que necesita dinero, en ocasiones es caro y a veces, es muy caro. Y se necesita este apoyo para no quedar en manos de los mercados internacionales. Que haya también una reflexión sobre esto. Se ha discutido mucho a propósito de todo lo que nos estamos jugando hoy en día.»

El también director de Babel (2006) dijo que debería ser replanteado el concepto de «pobreza», con referencia a la famosa película de Luis Buñuel.

«Creo que es importantísimo que los olvidados sean recordados, sean rescatados, sean apoyados y sean los que primero reciban y realmente sean considerados. Creo que nadie estaría en contra de esa historia y ese guión. Pero como el guión de Los olvidados (1950), que es un guión perfecto, tiene que estar bien ejecutado. Por mejor que sea un guión, con un muy mal director, es una mala película.

»Creo que también el concepto de pobreza se tiene que replantear a otras áreas, no solamente la pobreza es económica. La pobreza intelectual, la pobreza cultural, la pobreza espiritual, es el origen de la pobreza económica. Y si no atendemos y enriquecemos esas riquezas de este país, en donde nos encontramos todos, en esos mosaicos, como parte de esos murales que hicieron los grandes pintores mexicanos, en donde estamos retratados todos, con esa fuerza y esa tradición visual que tenemos y que, ahora es el cine.»

También se refirió a la importancia que han tenido las industrias culturales en la pandemia, y al poder del cine contra las pobrezas.

«Creo que el cine y la literatura, ha sido la dieta de esta pandemia. ¿Qué haríamos sin el cine? ¿Qué haríamos sin libros?

»La fuerza que tiene el cine hoy es un gran aliado para poder expresar cosas y reflejarnos. Un país sin cine es un país ciego, no apoyarlo es no apoyar a las causas de una pobreza económica que nadie quiere, pero que tenemos que atender y hay que atender las causas, hay que redefinir a la pobreza.

»No podemos permitir que haya pobreza cultural, científica, intelectual, espiritual. Tenemos que enriquecernos eso, porque así es como podemos prevenir la pobreza y la desigualdad. Porque hay muchos ricos muy pobres intelectualmente, pobres culturalmente, pobres en todos sentidos, que crean la pobreza económica. Entonces, hay que enriquecer a los ricos y a los pobres. No sólo de pan vive el hombre.

»No me gusta hablar del cine solamente como una fuerza económica, que lo es, porque le da de comer a decenas de miles de familias. Pero también nos da de comer en todos aspectos. Hay una cantidad de cineastas mexicanos, de chicos y chicas haciendo cosas extraordinarias, con una fuerza que jamás soñamos. ¡No podemos desinflar eso! Varios hemos dicho ya públicamente, hoy lo vuelvo a hacer. Manifiesto mi apoyo para que, lo que se tenga que corregir se corrija. No tengo toda la información para saber qué es lo que está mal, pero sí sé lo que está bien por los resultados. Y si las cosas se tienen que corregir, que se corrijan pero que no se destruyan.»

Por último, hizo un reconocimiento a todas las personas que trabajaron con él en Amores perros, especialmente, al gran ausente de esta celebración, el escritor Guillermo Arriaga.

«Yo estoy aquí representando a toda la gente de producción, a toda la familia, amigos, hermanos míos con quienes tuve el privilegio de hacer esta primera película. Daniela Michel, directora de este festival, generosamente, insiste en decir que hay un antes y un después en el cine mexicano, con Amores perros. Yo no puedo decir esas palabras, los historiadores, los críticos y los cinéfilos podrían decirlo con los años, en todo caso la película tendrá que defenderse por sí sola. Lo que sí puedo decir es que esta película nos cambió la vida. Empezando por mí, como a todos los que la hicieron a nivel personal, a nivel profesional y artístico. Fue una película que nos transformó en un momento coyuntural, donde México después de setenta años dejó de ser priista y entonces entró el PAN.

»Hoy tuvimos un encuentro vía Zoom con todo este equipo con el que hicimos la película. Fue un encuentro muy cariñoso, me hubiera gustado poder compartir el momento con Guillermo Arriaga, con quien inicié esta aventura, con quien hice tres películas más tarde. Y con los actores. Me hubiera gustado que, de no tener pandemia estuviéramos treinta personas esta noche pardos aquí en el cine antes de la proyección, tomando tequila toda la noche… lo dejaremos para otro día, otro mes, otro año. Pero yo estoy aquí en representación de todos ellos, para compartir con muchísima ilusión y excitación esta versión remasterizada a veinte años que estrenamos esta película en 35mm. Cuando pasó de su exhibición a la digitalización para dvd y después a servicios de streaming, se perdieron muchos valores en la imagen como la luz alta, el contraste, los colores. Por varias semanas trabajamos Rodrigo Prieto y yo con el negativo original, que estaba dañándose debido a los procesos de revelado que permitieron la calidad de la película cuando se proyectó hace veinte años. Tuvimos que hacer un nuevo negativo para recuperar todos los valores de imagen originales. Luego, con Martín Hernández, se hizo la remezcla del sonido. Hoy verán la película como siempre se debió haber visto. Es es la magia del cine, esa experiencia viva y comunitaria.»

Se tenía previsto también una serie de celebraciones en el zócalo de la Ciudad de México para el mes de diciembre de este 2020, para celebrar las dos décadas de Amores perros, pero por la pandemia, de momento poco se ha vuelto a tocar este tema.  

Imagen de portada: Cortesía del FICM 2020 / Delia Martínez