Un acercamiento a Carranza como político, líder revolucionario, gobernante, estadista y a su lado humano, una parte íntima del personaje como padre, como esposo y como compañero
Ciudad de México (N22/José Meléndez) Personaje que es un referente en el movimiento armado constitucionalista de 1913 y que promulgó la Constitución política que nos rige en la actualidad, Venustiano Carranza se distinguió como uno de los fundadores del actual Estado mexicano y que, sin embargo, poco se sabe de su vida personal. Es por esa razón que el doctor Felipe Arturo Ávila Espinosa, director general del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México nos presenta esta faceta en su nuevo libro Venustiano Carranza, el constructor del Estado Mexicano, que, además, profundiza en su papel político, como gobernante y como estadista durante la Revolución mexicana.
¿Cuál es la propuesta que nos plantea su libro: Venustiano Carranza, el constructor del Estado Mexicano?
Es una biografía de Venustiano Carranza, una biografía que yo creo que hacía ya mucha falta porque, si bien Carranza es un personaje que ha sido relativamente estudiado en la historiografía de la revolución mexicana, hace ya varias décadas en que no salía una biografía completa de él. Es cierto que han salido algunos trabajos de corte académico, pero que tratan de algunos aspectos de la vida de Carranza, unos episodios, algunas etapas, pero no hay una biografía completa de este desde hace 40 años aproximadamente. Me parece que es un personaje fundamental para comprender lo que fue la revolución mexicana y también para entender el México del siglo XX. Este es un acercamiento a Carranza como político, como líder revolucionario, como gobernante, como estadista y, también en la medida que esto es posible, un acercamiento a su lado humano, a esta parte íntima del personaje como padre, como esposo, como compañero, a pesar de la parquedad de Carranza que lo caracterizó siempre. Hay algunos atisbos que nos permiten conocer un poco más este lado muy desconocido, prácticamente de Venustiano Carranza que se presentan también en este libro.
Su investigación es muy completa, pero ¿qué me puede decir de la faceta personal de Venustiano Carranza?
A Carranza nosotros lo conocemos a partir de que es un personaje público, a partir de que es un miembro prominente de la clase política de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX y sobre todo a partir de que se incorpora a la revolución mexicana. Ahí, el Carranza que veremos en acción, es un personaje público al que le gusta mucho fotografiarse, pero que es un personaje de un carácter fuerte, obstinado, incluso, muchos de sus contemporáneos lo calificaban como de terco, de ideas fijas y muy poco expresivo. Un personaje que hablaba poco, que casi nunca sonreía. Al parecer, no existe una sola fotografía de Venustiano Carranza sonriendo. Sin embargo, hay algunas cartas, en su correspondencia personal, en donde yo tuve la oportunidad de conocer una dimensión desconocida prácticamente para los historiadores, que son unas cartas que escribió a sus hijas en distintos momentos de su vida. En estas cartas se nota a un padre de familia cariñoso, a un padre de familia preocupado, a un padre de familia al pendiente de la salud, de la educación, de los avatares que tiene estas dos hijas de su matrimonio, a las que veía muy poco porque estas cartas son cuando Carranza ya es un senador y ya es un gobernador y ya es un jefe del ejército constitucionalista, que no tiene tiempo para poder pasar con su familia. Está buena parte del año fuera de la casa, la familia se muda a distintas regiones. Primero está en Coahuila, después se viene un tiempo al Distrito Federal y, sobre todo, cuando Carranza ya se convierte en el líder, triunfador de la Revolución y que ya no tiene un serio desafío militar y político enfrente, es que ya se puede dedicar a reconstruir al país. En esos momentos ya puede estar un poco más tiempo con su familia. Acostumbraba pasar las navidades y el fin de año, que además coincidía con su cumpleaños (29 de diciembre), en un ambiente familiar, con sus amigos más cercanos. A partir de 1916, a Carranza le encantaba pasar esa época del año en Querétaro. Era una ciudad simbólica, una ciudad en la que Carranza veía un emblema, un símbolo de lo que había sido la lucha por la República mexicana y también por haber sido como el lugar donde finalmente pudo triunfar la causa republicana. Por eso Carranza tenía un especial cariño por la ciudad de Querétaro, por eso en 1916, decretó que fuera la capital provisional de la República y que fuera donde se reuniera el congreso constituyente y ahí fuera donde se aprobara y se jurara y se promulgara la nueva constitución política de la nación mexicana.
Qué me puede decir de Venustiano Carranza el estadista.
Me parece que uno de los rasgos que caracteriza a Venustiano Carranza es que desde el momento en que, como gobernador de Coahuila, en 1913, cuando se entera del golpe militar que acaba de realizar Victoriano Huerta al apresar y obligar a renunciar al presidente Francisco I. Madero y asaltar el poder, desde el 19 de febrero de 1913, Carranza se decide a no reconocer a ese gobierno al que califica como espurio y como ilegitimo. Cuando promulga el Plan de Guadalupe, el 26 de marzo de 1913, en donde ya decide llamar al pueblo mexicano a levantarse en armas para derrocar al gobierno usurpador y restablecer el orden constitucional, desde ese momento se asume como el jefe del Estado mexicano, como el único representante legal, democráticamente electo que ha desconocido al gobierno usurpador y que por lo tanto se considera como el único gobernante legítimo que puede representar en su persona a la República, a la nación mexicana. Durante esos cuatro años Carranza se comporta como si él fuera, en realidad, el jefe del Estado mexicano. A pesar, de que, sobre todo al principio, en las primeras semanas de abril, de mayo, de junio de 1913, Carranza es un jefe que está en rebeldía contra el gobierno de Victoriano Huerta, pero que no controla ningún territorio, que ni siquiera puede controlar el territorio de Coahuila, porque el ejército federal huertista lo derrota, y lo obliga a salir de su estado. Es un gobernador errante. Un gobernador que no ha renunciado, que mantiene la rebeldía como gobernador y concentra en su persona a los tres poderes. Al poder ejecutivo, al poder legislativo, y al poder judicial. Es decir, Carranza a través de decretos, va legislando, también a partir de esos decretos, va organizando su gobierno, va nombrando secretarios, subsecretarios, oficiales mayores, va nombrando representantes de su gobierno en el extranjero. Va enviando a cónsules, y a enviados especiales. Primero a Estados Unidos, después a Europa y a Sudamérica. Y va poniendo orden en las finanzas públicas. Va emitiendo decretos a través de los cuales se emite deuda pública y dinero circulante para poder financiar su movimiento. Comienza a legislar a través de esos decretos también, a no haber poder legislativo que él considera legítimo. También comienza a tomar en sus manos el poder judicial, porque él decide a quién castigar y emite leyes para castigar a los enemigos del movimiento constitucionalista. A pesar de la poca fuerza que tiene al principio, eso no es obstáculo para que él actúe como si fuera el dueño del poder soberano de toda la República y eso me parece es un aspecto muy notable, qué además, le da fortaleza porque es uno de los puntos que aprovecha para poder convertirse realmente en el jefe del ejército y dar su liderazgo y subordinar a líderes carismáticos con una personalidad tan fuerte como Francisco Villa y que, sin embargo, durante todo 1913, Villa, hasta mediados de 1914 lo reconoce como su jefe a Venustiano Carranza. Obregón siempre lo reconoce como su jefe, igual que Pablo González, que Lucio Blanco, Salvador Alvarado o que Antonio Villarreal, todos estos dirigentes importantes de la revolución constitucionalista, todos ellos reconocen a Carranza como su autoridad suprema. Un rasgo muy importante que vale la pena subrayar porque eso le permite también ir tomando decisiones, ir madurando su comprensión de los acontecimientos y le permiten ir ensanchando su visión, su proyecto y su liderazgo como jefe de la Revolución pero también como jefe del Estado mexicano y creo que va desarrollando una estatura de estadista desde 1913. Decide sobre la economía, sobre la política, sobre la guerra, sobre la recaudación de impuestos, sobre el comercio, sobre las concesiones a las empresas extranjeras, sobre las exportaciones y las importaciones.
Comienza a publicar un diario oficial, como si el gobierno estuviera funcionando en condiciones normales; no hay para nada esas condiciones formales, pero cuando uno revisa este periódico del movimiento constitucionalista, es como si siempre estuviera leyendo el Diario Oficial de la Federación, en cualquier otra época. Me llama la atención muchísimo, y lo subrayo en el libro, esta dimensión de estadista que va desarrollando Venustiano Carranza. Carranza va desarrollando una capacidad de entender el mundo en el que está inserto México en esos momentos, con una agudeza y con una profundidad que creo que no tiene ninguno otro de los grandes líderes revolucionarios en esos momentos. Comprende mejor que nadie la complejidad de la relación de México con los Estados Unidos. Esta relación tan asimétrica, tan desigual, tan injusta […] se vuelve todavía más delicada y más conflictiva. Estuvimos a punto de entrar en guerra con Estados Unidos en varias ocasiones y Carranza tuvo la capacidad de poder sortear esa amenaza de guerra y de defender los intereses de México y defender la soberanía nacional con firmeza, con fuerza, pero también con una gran dignidad. Creo que Carranza escribió algunas de las páginas más brillantes en la historia diplomática de México, por haber podido enfrentar con firmeza la defensa de los intereses nacionales de la soberanía del país y haberlo podido hacer ante potencias mucho más fuertes que nosotros […] y además formulando una serie de principios básicos que me parecen fundamentales y que sentaron las bases de lo que sería la postura diplomática de México ante el concierto internacional durante buena parte del siglo XX. Y que le dieron una enorme visibilidad, pero también un gran reconocimiento a México con estos principios […] que son conocidos como la Doctrina Carranza, que formuló Venustiano Carranza ante el Congreso mexicano en su informe del 1º de septiembre de 1918.
¿Cuál fue la influencia de Benito Juárez sobre Venustiano Carranza?
Venustiano Carranza era una persona que conocía la historia, era un profundo amante de la historia de México, desde joven tuvo esta afición y de la historia de México la que más le llegaba, con la que más se identificaba era la Reforma, librada a mediados del siglo XIX. También era un admirador de Benito Juárez como un símbolo, como un referente. Esto se ve en muchos de sus escritos, en sus propuestas de sus proyectos, incluso de la constitución que él impulsó en Coahuila y también en el constituyente de 1916-1917. Creo que, además, en algunos momentos muy importantes de la vida de Carranza, sobre todo ante dificultades extremas, él se inspiró siempre en la figura de Benito Juárez y trató de emularlo. Cuando Carranza se dirige a Veracruz a fines de 1914, cuando va a comenzar la guerra contra Villa y contra Zapata, se refugia en Veracruz porque Benito Juárez había hecho lo mismo durante la guerra de Reforma. Y desde Veracruz no solamente organiza la contraofensiva contra Villa y contra Zapata, sino también comienza a emitir lo que se conoce como la legislación social-preconstitucional. Desde Veracruz, Carranza emite la ley agraria del 6 de enero de 1915, la ley de municipio libre, la ley del divorcio, la ley del petróleo. Y eso es emulando a las Leyes de Reforma.
Creo que siempre Benito Juárez fue una figura presente, un ejemplo a seguir, un guía y un símbolo con el que Venustiano Carranza se identificaba más que con ningún otro de los héroes mexicanos.
¿Cuál es el interés que defiende Venustiano Carranza en contra del villismo y en contra del zapatismo?
Las diferencias con Villa y con Zapata, eran en primer lugar diferencias por el poder, los tres eran líderes revolucionarios de un amplio movimiento social que estaba detrás de ellos y que querían ocupar el poder central para poder su proyecto político. La guerra civil entre los revolucionarios de 1915, es una lucha por el poder, por el poder central, por ocupar la Ciudad de México, por ocupar el gobierno federal, por poder controlar la soberanía de la República, y a partir de esa toma del poder, aplicar el proyecto que cada uno de los tres sostenía. Como no se pudieron poner de acuerdo de manera negociada en la soberana convención en 1914, y al romper ésta, lo que ocurrió fue que, la disputa por el poder se tuvo que resolver en los campos de batalla. Además de esta diferencia de proyectos, y de esta lucha por el poder que fue la que los enfrentó, había una animadversión personal entre Carranza con Villa y también entre Carranza con Emiliano Zapata. Era una rivalidad, una lucha entre tres grandes líderes revolucionarios que eran también tres fuertes personalidades, pero sobre todo, yo creo que eran diferencias objetivas.¿Cuál es la pertinencia de hablar de Venustiano Carranza en la actualidad?
Vale la pena conocer a Venustiano Carranza porque es uno de los personajes centrales de la revolución y porque es un personaje que siempre actuó con apego a la ley, que todos los pasos que dio tenían una sólida fundamentación legal, que nunca se atrevió a tomar la menor decisión que estuviera el margen de la ley, y este carácter profundamente legalista de Venustiano Carranza desde el principio hasta el final de su vida creo que es un ejemplo a seguir qué tiene que conocer los políticos y los representantes populares mexicanos. Y eso tiene una gran actualidad. Y creo que ha sido uno de los gobernantes mexicanos de mayor nacionalismo. Pocos presidentes de México han tenido este sentimiento tan profundo de llevar en el alma a la nación mexicana y de defenderla a capa y espada, aún en las condiciones más difíciles. Creo que el nacionalismo de Venustiano Carranza es de los grandes ejemplos de defensa de la soberanía nacional, de los intereses de México, con firmeza, con fuerza pero sobre todo también con una gran dignidad. Creo que este nacionalismo y también algo absolutamente vigente.