A la mujeres esta violencia nos ha transformado en muchos sentidos, explica en esta entrevista la periodista Daniela Rea y esa experiencia colectiva de transformación es la que aloja este libro reúne varias autoras y que ella edita
Ciudad de México (N22/Karen Rivera).- Mostrar la violencia desde un territorio propio, desde el cuerpo femenino. Escuchar, sentir y compartir cómo habita en las mujeres torturadas, desplazadas, activistas y acompañantes. Esa es la esencia del libro Ya no somos las misma. Y aquí sigue la guerra editado por la periodista Daniela Rea, que invita a reconocer las prácticas que construyen las mujeres de manera colectiva para transformar los espacios violentos que las rodean.
«Consideramos que si nos contábamos estos años desde el cuerpo mujeres y no desde los relatos masculinos íbamos a conocer otras consecuencias, otras historias, otras luchas. Y entendiendo también, como nos ha enseñado el feminismo, que las violencias decantan siempre en el cuerpo de mujeres, pensamos que era importante como contar desde ahí.
»Por eso fuimos a escuchar a maestras para que nos cuenten qué significa dar clases en contextos de violencia; escuchamos también a mujeres que han sido desplazadas y lo que significa también rehabilitar sus espacios, a construir su hogar; escuchamos también a adolescentes hijas de activistas y periodistas, porque nos interesa saber cómo se ha vivido desde el cuerpo de estas adolescentes, que vivieron justo la transición de niñas a ser adolescentes, cómo atestiguaban ellas el miedo, el cansancio, el horror, la lejanía de sus mamás.»
El libro integra una serie de textos escritos por reporteras, poetas, académicas, artistas, documentalistas, fotógrafas e investigadoras, que desde hace una década caminan juntas en el terreno de este tipo de historias que revelan una violencia silenciosa que se expande de forma sutil. Las autoras utilizan los verbos, acciones como sanar, cuidar, abrazar, confiar para dar un sentido político a su narración.
«Lo que hicimos fue detectar de qué acciones nos estaban hablando estas mujeres, por ejemplo, pienso mucho en la carta que Emanuela Borzacchiello escribe a una mujer y que es el texto que ella reportea en donde ahí de lo que está hablando es que no todas podemos resistir y luchar todo el tiempo, podemos tener necesidad, ganas, deseo de rendirnos, y cómo es importante que alguien esté ahí acompañando cuando alguien dice ya no puedo más.
»Creo que hay algo muy bonito que está en el libro que es el afán de acompañar, el afán de decir aquí estamos y también, como dice el libro, ya no somos las mismas, nos ha cambiado esta violencia en muchos sentidos.»