La escritora transita 25 años después en el tiempo de Demasiado amor, para hablar de un país violento, éste, que se niega a sus habitantes desde esa violencia; sin embargo, la narración abraza la esperanza
Ciudad de México (N22/Karen Rivera).- «México no es para ti. México ya no es para nadie», con estas palabras inicia la escritora Sara Sefchovich su novela más reciente Demasiado odio (Océano, 2020). La socióloga mexicana retoma a su personaja Beatriz, después de que la delineara por primera vez hace tres décadas en el libro Demasiado amor, para mostrar en esta nueva publicación las transformaciones de México y el mundo en los últimos años.
«En Demasiado amor la personaja escribía un diario que le regalaba a su sobrina que vivía en Italia, pero era muy chiquita la niña, en esta novela vuelve a escribir un diario que le va a mandar a su sobrina siendo ya una adulta, por eso empieza así, porque el México de hoy, 25 años después, el mundo de hoy por dónde se va a mover Beatriz y el nuevo amor de Beatriz no tienen ya nada que ver con aquel México, con aquel mundo de hace un cuarto de siglo. Está rodeada por esa misma idea de que las cosas cambian, de que se vuelven difíciles, de que no necesariamente cambian para mejor.»
A lo largo de esta historia, el lector acompaña por tierra y aire a Beatriz en su recorrido por algunos estados de México y por países como Japón, Turquía, Marruecos e Inglaterra, y es testigo de cómo las playas se han contaminado, la vida se ha encarecido y la violencia adueñado de las comunidades. Pero más que un recorrido geográfico, Beatriz transita un mapa emocional.
«Tú, yo, cualquier ciudadano de a pie experimentamos estas cosas de una manera así, de una manera en la piel, en el miedo o en la dicha de la vida cotidiana, no en las explicaciones de las autoridades, no en las teorías de los especialistas, no en las estadísticas de “mire, aumentó 3% o disminuyó 5%”; como ciudadana, esta es la mirada de Beatriz.
»La diferencia que yo considero que tiene mi novela, es que no se monta en la violencia porque sí, no utiliza un lenguaje violento para hablar de la violencia, no pretende hacer las cosas digamos muy oscuras y difíciles. Si no, busca darle la vuelta de una manera humana, de una manera afectuosa, sin ser rosa, por supuesto, porque no se trata de eso, pero tampoco se trata de reescribir en la literatura lo difícil que es la vida real.»
Sin comas, Sara Sefchovich presenta en este libro un ritmo y propuesta de lectura intensos y así como en la novela se respira el odio, también se respira la esperanza.
«Una narración que, aunque quiere demostrar y, demuestra, de hecho, que la situación es muy difícil, también conserva esperanza, también piensa que es posible encontrarle sentido a la vida, seguir buscando, seguir queriendo. Una historia de amor en un mundo que no parece permitir las historias de amor, pero que al final de cuentas es posible recorrerlo, es posible amarlo, es posible vivirlo y adaptarnos a él.»
Imagen tomada de laprensademonclova.com