Alma Guillermoprieto: «las feministas que admiro son las mujeres que salen a luchar por sus hijos, por su comunidad, por sus seres queridos desaparecidos…»

La destacada periodista, cronista y escritora habló sobre su más reciente libro en el que ensaya sobre el feminismo y su conciencia de ser feminista; también habló sobre la violencia contra los periodistas en México y la información frente a la dictadura de la inmediatez

Ciudad de México (N22/Ana León).- «¿Será que se puede ser feminista sin ser activista? ¿Y será que se puede ser activista, y feminsta, sin ser activista del feminismo? Es decir, ¿el feminismo es una forma de ver el mundo, una práctica cotidiana o una militancia?». Alma Guillermoprieto lanza estas preguntas o mejor dicho, se lanza estas preguntas cuyas respuestas esboza en un ensayo de 145 páginas que lleva por título: ¿Será que soy feminista? (Random House, 2020). Y las preguntas de la escritora, periodista, bailarina y cronista mexicana hacen eco con dudas muy personales sobre la militancia y la asunción de una etiqueta: feminista. 

Hay muchos feminismos y la manera en la que somos [mujeres] en el mundo es, en sí misma, una militancia irrenunciable. En una rueda de prensa vía zoom, antesala de su participación en la 40 FILO, en la que estará en conversación con la también periodista y escritora argentina Leila Guerriero [que tiene un texto, entre muchos, sobre un feminismo sin etiquetas: “Me encanta ser mujer (y odio a las histéricas)”], Guillermoprieto señala el momento en que ella reconoció que en la manera en la que vive y ve el mundo está cierto feminismo, el propio, el personal, dice: 

«Creo que tardé mucho en reconocerme como feminista con etiqueta. Creo que siempre fui feminista, por lo que yo era, una persona que no cabía muy bien en ningún lado. Entonces, qué pasa con les artistes, les escritores, todos somos gente marginal y el momento en que uno puede asumir esa marginalidad como un privilegio, las más de las veces resulta muy tardado, sobre todo en el caso de las mujeres. No hay muchas comunidad que diga “wow, qué maravilla ser como tú”. 

»Yo creo que siempre fui feminista en mi condición de persona que estaba impulsada a vivir como yo quería vivir. Pero reconocerme como feminista con «etiqueta»… Hellen Mirren lo dijo el otro día en una universidad, las mujeres de mi generación tardamos mucho en reconocernos como feministas con etiqueta porque nuestras vidas eran feministas. Y yo dije, ¡claro, exactamente!, nuestras vidas eran feministas porque no se reducían a un patrón de cómo debe de ser una jovencita en nuestra generación.»

Las feministas que ella admira, dice, y lo deja muy claro en su libro —hace constantemente referencia a que no ha dedicado mucho tiempo a leer teóricas feministas—, son las mujeres que salen a luchar por sus hijos, por su comunidad, por sus seres queridos desaparecidos y que en el camino se descubren como feministas, porque son agredidas por ser mujeres, y toman conciencia de ese hecho.» Pero sí menciona a dos escritoras cuya lectura la han marcado: Andrea Dworkin y Vivian Gornick

Más allá de esa asunción personal, como cronista y como periodista, la escritora señala que en ella como cronista y las mujeres como reporteras, tienen la obligación de darle prioridad al feminismo como tema, de ser feministas cuando se entrevista, pero «les reporteres tenemos la obligación de ser equitativos y de reflejar el mundo, si como reporteres no estamos ocupándonos de la totalidad del mundo siempre que reporteamos, estamos siendo poco equitativos. Yo no necesariamente me voy a reportear solamente a las mujeres de ahora en adelante porque asumo una conciencia de mí misma como feminista, simplemente redoblo mis esfuerzos, por, en cualquier situación de reportería, reflejar el momento en donde estoy desde todos sus ángulos. […] Eso incluye a los niños que son un tema muy olvidado de la reportería hoy día.» 

Entre esos temas olvidados, también habló de la ciencia, el buen periodismo científico, que es un tema pendiente y con el que tenemos una deuda que se ha hecho más evidente en esta emergencia sanitaria: «si hubiéramos estado haciendo reportería de ciencia en estos años, por lo menos del ébola, hubiéramos estado preparados para esto, para hacer una reportería responsable. La ciencia es nuestro gran tema pendiente.»

El camino andado de Alma Guillermoprieto y la forma en que ha mirado a América Latina es sagaz, pese a la violencia de los temas que ha mirado de frente, sus narraciones son de una destacada sensibilidad en sus aproximaciones que, sospecho, tiene mucho que ver con su formación inicial en la danza, disciplina por la que llegó a Cuba, viaje que la transformó por completo y de la que salió como corresponsal para The Guardian, diario inglés del que saltó a otros medios anglosajones y llegó hasta The New Yorker y The New Yorker Review of Books.

Esa mirada sagaz de años de reportería, la hacen mirar a la América Latina de hoy con ojos no inocentes y bastante realistas. Y también a México, donde señala que en los años que vivió acá no tuvo la necesidad de reportear esa violencia que ahora permea a nuestro país y de la que EE UU, dice, nunca asumirá su responsabilidad. No cree que estemos condenados una violencia cíclica, pero sí que las huellas que ha dejado esta violencia que tiene que ver con la guerra implementada contra el narco, vamos a tardar generaciones en recuperarnos.

Al no vivir en México desde hace siete años, señala que no puede ver más allá, pero sí mira fijo sobre un tema que le concierne directamente, el de las y los reporteros: 

«Me parece que una sociedad que ataca a sus reporteros es una sociedad con ambiciones represivas. Que en un país donde las víctimas, una y otra vez, del periodismo, mueren asesinadas de las maneras más atroces y violentas, en este momento en México ponerse a atacar a los periodistas es un poco darle carta blanca a los asesinos. Como en EE UU, Donald Trump, al negarse a condenar a los racistas blancos, les está dando carta blanca.»  

¿Qué historias contar? Es el nombre de la mesa que compartirá con Guerriero el próximo 17 de octubre a las 18 horas, pero en una era de la inmediatez, ¿cómo mira al oficio esta escritora que es una cronista de largo aliento?

«Para mí como cronista que dependo de estar fuera de las noticias, fuera del momento actual, con tiempo para reflexionar, me resulta muy frustrante ver lo que nos ha traído la noticia en tuiter, la noticia en los medios electrónicos, la competencia por estar siempre un poquito más adelante que el tuitero de a lado, me frustra mucho porque me parece que reduce la capacidad de reflexión de la población en su conjunto. No solo mi capacidad de salir y pensar, sino la capacidad de estar quietos y pensar de toda la sociedad. 

»Y, también, como ya los grandes medios han quedado tan desprestigiados… […] ¿Quién los lee? Los lee una cierta clase media para arriba y, entonces, los demás, gracias a los medios electrónicos dependen del rumor, que no es lo mismo que información. Ha cundido entre tantos amigos míos, incluso, ese “es que andan diciendo que….”, “es que el otro día escuché que…” y eso es muy dañino para la reportería en general. Son las soluciones fáciles de pensamiento que permiten que a su vez surjan estos señores que quieren no gobernar como empleados, sino conducir como líderes máximos.»

Imagen de portada: Daniel Mordzinski