Los museos después de la pandemia

¿Poco a poco se irán olvidando los recintos y éstos se conviertan en bodegas? Frente a la no existencia de una vacuna y cuando el remedio más eficaz es la distancia social, los museos tiene que reconfigurarse

Ciudad de México (N22/Redacción).- No es un secreto que el coronavirus mostró al mundo muchas de las deficiencias que tiene el sector Salud, las enormes brechas económicas que existen entre las clases sociales y  que, pese a que la tecnología avanza a pasos agigantados, nos falta muchísimo camino por recorrer para poder enfrentar de la mejor manera una pandemia, 

Sin embargo, gracias a estos mismos obstáculos, diversos pensadores, científicos, arquitectos, diseñadores, entre muchos otros, aprendieron que es momento de cambiar muchas de las formas en las que vivimos para estar mejor preparados ante una próxima crisis sanitaria.

¿Te has preguntado cuáles serán los cambios que tendrá la sociedad durante y después de la pandemia de Covid-19? 

Sin duda, los hospitales, aeropuertos, escuelas y centros que reúnan una gran cantidad de personas, sufrirán distintos cambios arquitectónicos para evitar la propagación del virus, pero, ¿qué pasará con los museos?

La escritora Jennifer Billock nos explica, a través del portal Smithsonian Magazine, que los diseñadores y arquitectos están pensando en nuevas formas para crear edificios que permitan el distanciamiento social y reduzcan la propagación de gérmenes y enfermedades.

Billock comenta que  es muy probable que los museos podrían adaptarse a la pandemia de coronavirus, tal como lo han venido haciendo desde que se les permitió su reapertura: baja cantidad de visitantes, sana distancia, gel antibacterial ubicado en diversos puntos, uso de cubrebocas, etc. Agrega que los museos en sí mismos, no son tan propensos al contagio de coronavirus, debido a que estos están pensados para guardar silencio, lo que impide que las personas transmitan el virus a través del habla, además de que, en gran medida está prohibido tocar gran parte de los objetos de los recintos.

Por ello, prevé que el cambio se dará principalmente en la experiencia de exhibición, las tiendas de regalos, la compra de boletos y alguna que otra característica arquitectónica del espacio.

Menciona que arquitectos como Michael Govan, director del Museo de Arte del Condado de los Ángeles, LACMA, afirman que «es necesario abordar una serie de problemas, entre ellos, asegurar que las exhibiciones sean accesibles para todos los visitantes, además de utilizar la tecnología para permitir experiencias virtuales así como eliminar los elevadores o, al menos, hacerlos más distantes.

Por un lado, asegura que la venta de boletos físicos puede desaparecer, dando prioridad a las compras en línea, sin embargo, esto no terminaría con las filas para acceder al museo. Por ello, menciona que Bea Spolidoro, una arquitecta certificada por WELL, apuesta por la creación de espacios al aire libre, en donde se formen las filas para ingresar a los museos.

Con respecto a la tienda de regalos, Spolidoro menciona que el museo debe ser en sí mismo, la tienda, es decir, que la mercancía esté esparcida por todo el lugar  que los clientes puedan pedirla a través de sus teléfonos, sin tocar el artículo real, al final de su recorrido, bastaría con acercarse a una caja en donde recoger su producto.

El espacio típico de exhibición en los museos de arte e historia consiste en grandes salas abiertas, flanqueadas y llenas de vitrinas u obras de arte, lo que, en los días de mucha gente, tiene un efecto nefasto en el distanciamiento social. Para mantener una distancia de seis pies, las exhibiciones y sus diseños deberán ser modificados. 

«Spolidoro sugiere usar un concepto de diseño laberíntico, en el que ingresa en un lugar, sigue un camino curado a lo largo de la exhibición para que no pase el mismo lugar dos veces, y salga en otro lugar», menciona Billock.

Añade que, para evitar el uso de textos en las paredes de los museos, lo ideal sería transportar todo este contenido al uso de los aparatos tecnológicos como tablets y celulares para garantizar que los espectadores recibirán la información individualmente sin necesidad de juntarse todos a leer en un mismo punto.

Por último, afirma que la idea de formar museos virtuales, puede ser contraproducente, ya que, si bien permite que las exposiciones lleguen a más personas, también puede ser que poco a poco se vayan olvidando los recintos y que éstos se conviertan en bodegas, lo que, incluso, podría causar tanto la pérdida de la experiencia así como grandes pérdidas económicas.

Por último menciona que las exposiciones también podrían tener un cambio significativo al realizarse a través de un vehículo o caminando, como hizo la exhibición de Van Gogh en un almacén de 4000 pies cuadrados en Toronto, Gogh by Car»,

La experiencia inicial con entradas agotadas, diseñada por el artista Massimiliano Siccardi y compuesta por el músico Luca Longobardi, permitió a los invitados conducir hacia una proyección completamente inmersiva de Starry Night y Sunflowers, completada con una banda sonora original. Se permitió la entrada de catorce autos a la vez al espectáculo de 35 minutos. 

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Imagen de portada: AFP