Raúl Zurita, XXIX Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana

El autor chileno que sabe agarrar a un país desde las palabras, ha sido reconocido con este premio; «a su ejemplo poético de sobreponerse al dolor, con versos comprometidos con la vida, con la libertad y con la naturaleza»

Ciudad de México (N22/Ana León).- De Zurita lo primero que se me viene a la mente de lo que le he leído es esto que escribe en Purgatorio y que repito obsesivamente:

DEVOCIÓN

A Diamela Eltit: la

santísima trinidad y la

pornografía

«LA VIDA ES MUY HERMOSA, INCLUSO AHORA»

Hace un par de días cuando escribía sobre Decir otro lugar, de Eva Castañeda, invariablemente llegaba a Zurita, porque el poeta chileno es de esos autores que saben agarrar a un país, a sus heridas y hundirse en él y salir por sus fisuras; porque es uno de esos que sabe hundirse también en lo humano, en su contradicciones, en su caos, en su naturaleza, en sus olvidos, en sus silencios, en el horror, en sus peores caras y hallar belleza, salir a flote a través de la belleza. Porque la poesía de Zurita salva.

Este martes, el cuerpo de obra de Raúl Zurita (Santiago de Chile, 1950) ha sido reconocido con el XXIX Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. El Jurado convocado conjuntamente por Patrimonio Nacional y la Universidad de Salamanca, decidió darle este reconocimiento al poeta chileno: «el conjunto de la obra poética de una de las figuras más representativas de la poesía a un lado y otro del Atlántico».

En una de las entrevistas que reúne Un mar de piedras (FCE, Chile, 2018) Raúl Zurita responde:

«La idea que hay detrás de la realización de una obra es que se trata de un largo y tortuoso camino en que lo único que nos puede librar del fracaso no es el triunfo, sino una cierta sabiduría frente a ti mismo, si logras entenderte dentro de este torbellino de cosas, si logras perdonarte tus propias limitaciones, o perdonar las de otros. Entonces, ahí no hay ninguna posibilidad de fracasar con tu propio mundo.»

La presidenta del Patrimonio Nacional de Llanos Castellanos dio a conocer el fallo del jurado desde el Palacio Real de Madrid. Por su parte, el poeta y director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, miembro del jurado, ha asegurado que el ganador de este año, «es un referente decisivo de la poesía iberoamericana desde los años setenta, desde su primer libro Purgatorio, convirtiéndose en un referente de las vocaciones poéticas con un lenguaje libre, arrebatado y ajustado».

Más que describir el recorrido que con sus poemas y prosa poética ha hecho este autor sobre Chile y sobre sí mismo, recomendamos leer Inri (FCE, Chile, 2017), Purgatorio (1979), Nuevas ficciones (LOM Ediciones, 2013) y la selección de entrevistas que hizo Héctor Hernández Montecinos en Un mar de piedras (FCE, Chile, 2018).

**Dotado con 42 mil 100 euros, este premio reconoce la obra de un autor vivo y el valor literario de ésta como aportación al patrimonio cultural común de Iberoamérica y España.

Imagen de portada tomada de universo.cl