#MemoriaSinTiempo: Matilde Montoya, el primer eslabón de la lucha de las mujeres mexicanas por ingresar a la universidad

Volvamos la mirada al camino que Matilde Montoya, mujer que se atrevió a desafiar las reglas sociales para lograr profesionalizarse y ejercer como médico 

Ciudad de México (N22/José Meléndez).- El 25 de agosto de 1887 se graduó con estudios y títulos universitarios la primera médica mexicana. La trayectoria académica de Matilde Montoya no fue fácil. Enfrentó el rechazo social debido a sus actividades profesionales la cual la alejaban de la vida doméstica y de la maternidad. También sufrió el menosprecio de una parte del cuerpo académico que pensaba que la mujer no era apta para poder desempeñar la carrera de medicina. Platicamos con la doctora Ana María Carrillo Farga, quien es biógrafa de Matilde Montoya y quien nos platica del contexto y del impacto que tuvo que una mujer se titulara de médico a finales del siglo XIX.

Publicó una biografía de Matilde Montoya en 2002 que se titula Matilde Montoya: primera médica mexicana por Documentación y Estudios de Mujeres, A.C. ¿Por qué consideró oportuno hablar de Matilde en ese momento?

Yo me sentía atraída por la vida de esta pionera y yo quería investigar y escribir sobre ella. Había sobre Matilde Montoya unas notas en enciclopedias, casi todas, creo, basadas en una biografía escrita en 1888 por Laureana Wright una periodista decimonónica, y había unos cuantos artículos contemporáneos. Y bueno, me propuse escribir una biografía con toda la información que pudiera reunir sobre todo a partir de lo que los historiadores denominamos fuentes primarias; como periódicos de la época o expedientes académicos y no fue sencillo. Por ejemplo, busqué la dirección de la casa donde murió en Callejón de Recreo en Mixcoac, con la esperanza de encontrar huellas de su vida. La calle aún existe pero la casa fue destruida por la construcción de Avenida Patriotismo. Y bueno, cuando llevaba un tiempo trabajando, en 2001 la DEMAC (Documentación y Estudios de Mujeres A.C.)lanzó la convocatoria para un concurso de biografía de mujeres. Decidí concursar y tuve la fortuna de que mi texto resultará ganador y fuera publicado al año siguiente.

¿Qué averiguó sobre la vida de Matilde Montoya?

Ella nació en la Ciudad de México el 14 de marzo de 1857. Para tener una idea del ambiente del México de la época, ese mismo día Coahuila sufrió la incursión de indios rebeldes bárbaros. Se decía que Sinaloa preparaba la defensa para resistir a una invasión de piratas preparada desde la alta California y las fuerzas políticas empezaban a manifestarse respecto de la Constitución política promulgada el 5 de febrero anterior y que tuvo vigencia hasta 1917. Aunque se le conoce sólo por el apellido paterno, su nombre completo era Matilde Montoya Lafragua su padre fue José María Montoya militar de profesión y su madre Soledad Lafragua. Desde muy temprana edad Matilde tuvo vocación por servir a los demás. Al terminar su educación primaria su familia contrató un maestro particular para que le ayudara a perfeccionar sus estudios y presentara examen para profesora; lo solicitó, pero se lo negaron por su edad, entonces decidió prepararse como partera en la Escuela Nacional de Medicina y para que la aceptaran presentó una acta de nacimiento falsa según la cual tenía más edad de la que realmente tenía. Esto le causaría después algunos problemas que lograría solucionar.

Además de los cursos reglamentarios, recibió instrucción particular de varios médicos como Manuel Soriano que la tomaron bajo su protección y la instruyeron incluso en pequeña cirugía. Al mismo tiempo Matilde recibía clases particulares de latín, raíces griegas y matemáticas; y para su sostenimiento daba clases en una primaria, lo que había querido originalmente. En 1875 se instaló en Puebla donde pronto obtuvo una gran clientela de obstetricia y enfermedades de señoras,  muy probablemente éstas la preferían por ser mujer, pero también porque los médicos de la época tenían poquísima experiencia en la atención de partos y con frecuencia recurrían a prácticas agresivas. Algunos de ellos se sintieron amenazados por su éxito, la persiguieron durante meses y publicaron en un periódico de tendencia católica, El Amigo de la Verdad, que ella era masón y protestante. Te confieso que cuando yo escribí el libro pensé que se trataba de falacias pero primero Margarita O´Railey me habló de antecesores suyos que eran amigos de Matilde Montoya y protestantes, y luego María Eugenia Vázquez estudiosa de la masonería en México, me aseguró que Matilde Montoya había sido una de las primeras mujeres en incursionar en la masonería mexicana donde era conocida con el nombre de Clío y me propuso que uniéramos nuestros conocimientos para escribir sobre el asunto pero esa colaboración no se ha concretado. Después de que se le acusara de protestante y masona, Matilde perdió su clientela y decidió laborar en Veracruz, pero sus antiguas pacientes volvieron a llamarla. Regresó a Puebla en 1880 y empezó a considerar la idea de estudiar la carrera de medicina.

La Escuela Nacional de Medicina en la década de 1880 gozaba de un gran prestigio académico, sin embargo, al interior, había serios debates en cuanto al tema de la educación de las mujeres. 

En 1880 la Escuela Nacional de Medicina era sin duda la más prestigiada de México. Aunque hasta ese momento ninguna mujer mexicana había osado solicitar su ingreso en la escuela de medicina, ya los médicos y farmacéuticos se manifestaban contra el acceso de las mujeres a estas profesiones, yo creo que a partir de lo que veían en otros países del mundo. El hecho de que el director de la escuela permitiera que Matilde Montoya se matriculara significó un golpe a las concepciones de la mujer y de las relaciones entre los sexos entonces vigentes y reavivó antiguos debates entre quienes querían tener a las mujeres dentro del hogar, en la vida privada y quienes reconocían su derecho y capacidad para participar de lo público.

Ya habían pasado ocho años del examen profesional de Matilde, cuando el periódico El Tiempo publicó un artículo sobre la educación de la mujer que aseguraba que era desagradable que ésta quisiera tener conocimientos que estaban muy por encima de sus naturales aptitudes y que eran propias del sexo fuerte. Para muchos médicos universitarios había una verdadera profesión médica integrada por hombres. Entre los charlatanes a los que ellos tenían que combatir, se encontraban también las mujeres. 

Sin embargo, tuvo un importante apoyo por parte de algunos de sus profesores y de sus compañeros.

Entre sus condiscípulos se formó el denominado grupo de Los Montoyos que la defendían y ella recibió igualmente el apoyo de miembros de la sociedad ajenos a la Escuela de Medicina. Mujeres y hombres académicos, legos, gobernantes y ciudadanos comunes.  

Al momento de presentar su examen profesional Matilde Montoya contó con el respaldo del presidente Porfirio Díaz, que de manera simbólica lo presidió. ¿Qué significó la presencia del presidente Díaz ahí?

En esa época todos los exámenes profesionales o de concursos de profesores para obtener una plaza, eran públicos. Pero el de Matilde fue un acontecimiento, asistieron su madre, amigos, antiguos maestros y condiscípulos, pero también damas de la élite porfiriana, notabilidades en medicina, ingeniería y derecho. Redactores de periódicos, el secretario de Gobernación, Manuel Romero Rubio y, como dices, hasta el general Porfirio Díaz que de manera simbólica presidió el examen, un respaldo para Matilde. La presencia de Díaz y otras altas autoridades en su examen dio mayor legitimidad al mismo. La escritora Ximena de Flaquer diría días después que con su asistencia el presidente de la República no había rendido un tributo de galantería a una mujer, sino que había enviado a todas las mujeres un mensaje sobre el derecho que tenían a ilustrarse, a poseer títulos universitarios y ejercer una profesión.

¿Qué significado puede tener que una mujer haya estudiado medicina a finales del siglo XIX?

La gran fecha que dividía la vida de las mujeres decimonónicas era la del matrimonio, la de Matilde fue la de su examen profesional. Para muchas de sus contemporáneas este fue un acontecimiento para los anales del adelanto femenino. Un parte aguas que estableció el derecho de las mujeres mexicanas a estudiar y ejercer profesiones.

La vida de Matilde Montoya había transcurrido a lo largo de varias épocas. Nació en los albores de la Guerra de Reforma. Cuando era niña tuvo lugar la Intervención Francesa. Se formó como partera en la República Restaurada y como médica durante el porfirismo ejercicio en este periodo, pero también en el México revolucionario y en el pos-revolucionario. A su muerte, la Academia Nacional de Medicina le dedicó unas líneas a la distinguida profesionista, la primera mujer que obtuvo el título de médico cirujano. Desde una perspectiva, la vida de Matilde Montoya puede verse como la de una mujer extraordinaria que se atrevió a desafiar las reglas sociales establecidas. Por otro, es sólo el primer eslabón de una lucha de cientos de mujeres mexicanas por ingresar a las universidades y a las profesiones liberales en las que, a veces, tuvieron también el apoyo de los varones.