Preocupa que se respeten los derechos adquiridos por los ciudadanos europeos residentes en suelo británico; a la medianoche del 31 de enero se efectuará el Brexit
Ciudad de México (N22/Redacción).- El 23 de junio de 2016, el pueblo británico participó en un referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea (UE) y una mayoría votó por abandonar el bloque. Hoy, cuatro años después, la salida del «miembro incómodo» de la Unión Europea es un hecho.
Reino Unido se unió a la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1973, dieciséis años después de que fuera creada con la firma del Tratado de Roma en 1957. Esto fue el germen de lo que más tarde sería la Unión Europea. Desde entonces Reino Unido ha tenido un pie dentro y otro fuera: en 1985 no se unieron al Acuerdo de Schengen para suprimir los controles fronterizos como tampoco en 1988 a la Unión Económica y Monetaria (UEM), por la que la mayoría del bloque adoptó el euro como moneda.
Uno de los puntos clave que unió y mantuvo a Reino Unido dentro de la UE es, como escribe Norberto Paredes en BBC en español: «fue el mercado común y mientras más amplio, mejor. Por eso, el gobierno del laborista Tony Blair se convirtió en uno de los grandes impulsores de una ampliación del bloque hacia el este del continente y gracias a la influencia británica, y el visto bueno alemán, el número de miembros de la UE pasó de 15 a 25 el 1 de mayo de 2004, incorporando, entre otros, a Polonia, República Checa y los países bálticos, creando así un espacio político y económico de cerca de 450 millones de personas. La mayoría de los Estados miembros establecieron un período de transición de siete años antes de abrir sus fronteras a los trabajadores de los nuevos integrantes del club, con la excepción de Irlanda, Suecia y Reino Unido, que las abrieron de inmediato y sin restricciones. Esta polémica medida hizo que entre las clases populares británicas muchos sintieran que estaban siendo «invadidos» por un contingente de trabajadores que cobraban menos que ellos y les quitaban sus empleos, un sentimiento que sería explotado por los euroescépticos.»
El movimiento migratorio hacia dentro de Reino Unido y la crisis de 2008, exacervó el sentimiento antieuropeo de la población de mayor edad, sobre todo. Algo de lo que se ha dicho desde la consulta del 2016, es que la población de mayor edad ha condenado a la de menor edad al decidir abandonar la Unión Europea.
En palabras de Jean Pierre Maury, director adjunto de la Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas con sede en París, después del Brexit «nos daremos cuenta de que Reino Unido frenaba el avance de la organización» y sugiere que la integración comunitaria será más fácil sin Londres.
«La incógnita planea sobre el futuro de un club que pierde a un país que representa el 13% de su PIB mientras atranca la puerta para que no entren países tan vulnerables como Albania o Macedonia del Norte; que pierde a su gran potencia militar justo cuando EE UU se desentiende de la defensa del continente europeo; y que pierde a la cuna de la democracia liberal mientras tolera en su seno derivas autoritarias como las de Polonia y Hungría o asesinatos de periodistas en Eslovaquia o Malta», escribe Bernardo de Miguel el diario El País.
En la misma nota se señala que a partir de mayo, la UE convocará una conferencia sobre el futuro de Europa, llamada a ser la antesala de las posibles reformas. El plan apunta a dos años de consultas, tanto con los Parlamentos nacionales como con la opinión pública, para calibrar con precisión los avances que pueden lograrse.
Hasta ahora, los 27 se han limitado a capear el temporal y a mantenerse unidos para exigir al Reino Unido que saldase sus cuentas antes de irse (50.000 millones de euros) y que respetase los derechos adquiridos por los ciudadanos europeos residentes en suelo británico.
El Brexit se efectuará a la medianoche de este 31 de enero.
Información tomada de BBC y el diario El País.