Apuntes sobre la fotografía de autor

El curador español Jesús Micó estuvo a cargo de la narrativa de Un cierto panorama, muestra que aún se puede ver en el CCEMx y que aborda a una generación de creadores de imágenes y sus reflexiones

Ciudad de México (N22/Ana León).- El título de la muestra Un cierto panorama se complementa con el subtítulo Reciente fotografía de autor en España. La muestra se aloja desde el pasado 25 de octubre en el Centro Cultural de España en México y permanecerá hasta el próximo 19 de este mes. En ella, su curador Jesús Micó ha reunido el trabajo de 54 fotógrafos que reflexionan sobre un tema, situación, problemática y tópico de su entorno no sólo con una imagen sino a través de una serie de imágenes. 

En una charla con Micó, él lo deja muy claro: hay que entender que la fotografía de autor no es lo mismo que la fotografía de artista, la segunda se evalúa por una sola imagen y es la de los adjetivos como “qué fotaza”, “qué fotón”; la de autor, dice, es la que va de la mano con una investigación argumentada, crítica y reflexiva sobre una parte muy específica del universo que rodea al fotógrafo. 

Micó es una especie de guardián de la fotografía de autor. Defiende sus especificidades y el terreno dentro del cual se desenvuelve: cualidades estilísticas y temáticas que la hacen se diferencie de la fotografía artística y aplicada. Es enfático en eso y no cede ni un milímetro.  

Jesús Micó / Todas las imágenes © Ana León

Tienes una formación inicial como médico cirujano y también en la fotografía, así que lo primero que quiero preguntarte es ¿para ti qué es la fotografía? 

Yo no me defino ya como médico porque hace treinta años que abandoné la profesión. Mi licenciatura es en medicina, pero mi doctorado es en Bellas Artes. Pienso que tener doble formación, científica y humanística, me capacita para tener una perspectiva más desarrollada. Sobre todo se nota en mi faceta de docente: mis alumnos me dicen que el hecho de que aplique el método científico a la disciplina artística les funciona y les sorprende. 

En cuanto a la fotografía, tengo una concepción de la fotografía por la cual soy bastante identificado en España como curador y es el hecho de que defiendo lo que es “fotografía de autor” y no “fotografía artística”. La audiencia común o el gran público suele entender que hay fotografía profesional, que es la que yo llamo “aplicada”, porque significa aplicada a la moda, la prensa y la publicidad, científica, forense, del orden que sea. Y luego existe una fotografía independiente o de creación personal o mejor definida como fotografía de autor. Me duele un poco emplear este término porque es un poco sexista, deberíamos decir “fotografía con autoría”, en muchísimos casos son autoras y, sin embargo, seguimos diciendo fotografía de autor. Pero me gusta matizar eso porque yo creo en ese combate. 

La diferencia entre esas dos concepciones de la autoría, es que la fotografía aplicada se debe a los designios de un tercero que es quien realiza el encargo. La fotografía de creación es una fotografía completamente independiente, que es autosuficiente y que no se debe a nada ni a nadie más que no sea a sí mismo. La fotografía de autor siempre se suele desarrollar con base a lo que se denomina “proyecto autoral”, que acredite tu intención autoral y siempre, por definición, se desarrolla con un conjunto de imágenes, es siempre, por tanto, en la idea de serie, de conjunto de imágenes o secuencia. 

Es una fotografía que no tiene una formación especialmente formalista. La fotografía artística, que es lo que la gente entiende como contrario a la fotografía aplicada, sigue siendo una fotografía que, a mi juicio, resulta insuficiente para patentar la creatividad de un autor o una autora porque muchas veces no se desarrolla con base en secuencias y la mayoría de las veces es lograda con una sola imagen. De hecho la mayoría de los concursos atienden la fotografía artística y no a la fotografía de autor. Las primeras son imágenes de autosuficiencia formal y que tienen una valoración especialmente preciosita y visual, de tipo formalista. Por tanto, es una concepción de la fotografía muy equivalente a la de la pintura, a la de las bellas artes tradicionales. Y esa concepción que hermana a la fotografía con la pintura es completamente obsoleta, demodé, caduca y antigua, porque identifica, define y concibe la fotografía como un medio cuya esencia es formalista, plástica, visual. Y, por tanto, se disfruta e interpreta con códigos equivalentes a códigos de la pintura. 

Eso no me interesa en absoluto, lo que me interesa son los proyectos de fotografía de autor basados en conjuntos de imágenes, grupos de imágenes, en los que no hay jerarquías. Todas se deben a una causa común: el relato final del proyecto. Es un trabajo en donde hay una intención autoral que reflexiona sobre ámbitos de tipo plástico, formalista, pero en el que el conjunto de fotografías es absolutamente necesario, todas se deben a esa causa final común que es acreditar tu intención autoral. Ésa es una de las principales diferencias. 

La fotografía de autor utiliza códigos de interpretación, de realización, de desarrollo y, por lo tanto, de valoración, que son infinitamente más ricos que los códigos de la fotografía artística, más cercanos a los códigos de la literatura y del cine, que a los de las artes plásticas tradicionales. Tienen una mayor complejidad de valoración y de interpretación y de disfrute.

 

Los proyectos de autor no necesariamente son amables, pueden ser un puñetazo en el estómago del espectador, una historia áspera, dolorosa, ácida, negra, negativa, pero que te traslada a un universo emocional increíblemente bien hecho, es como en el cine. 

En cambio, la fotografía artística busca un formalismo un poco más estético y de premio. Muchas veces el gran público entra a una exposición de fotografía de autor y dice: ¿esto por qué es bueno? 

Lo importante de la fotografía de autor es que el fotógrafo tiene que acreditar un sentido crítico especialmente desarrollado ante el tema que haya tratado. ¿Qué quiero decir con “tener un sentido crítico desarrollado? Me refiero a que ante un determinado tema a tratar tú acredites con tu obra, en este caso fotográfica, que tienes una perspectiva de dicho tema y que lo más trascendental no es que hable de los sujetos, los hechos que están registrados en las imágenes, sino que ese proyecto habla de ti ante el mundo, deja clara tu posición ideológica ante el mundo: moral, política, sentimental y emocional. 

¿Se consume más rápido la fotografía artística que la de autor?  

Claro, y que tiene mucha más audiencia. Y no puede ser los dos a la vez. La de autor tiene circuitos más reducidos, pero son circuitos en los que hay una valoración crítica infinitamente más rica y compleja. 

En la fotografía de autor se debe evaluar el conjunto de imágenes. Y, además, está también la fotografía aplicada que ésa sí que debe tener un código formalista.

Con este panorama que me das de la fotografía de autor, mencionaste cosas en específico: que es personal, que marca una posición, la visión del autor respecto al mundo. En este sentido, Susan Sontag decía que la fotografía traiciona a la realidad y Harun Farocki decía algo muy parecido, que había que desconfiar de las imágenes. ¿Cómo entender estas hipótesis dentro de la fotografía de autor que al final, entiendo, es completamente subjetiva? 

No habrá ningún fotógrafo o fotógrafa de autor que te haga una declaración del tipo: mi visión del mundo a través de mi obra es objetiva, definitiva, final, cerrada y absoluta. Es más, agarrarán la barrera de la subjetividad y de la visión parcial. Es lo mismo que un narrador, que un novelista, que un escritor, que cualquier otra persona que da su visión. 

En los años cincuenta, la fotografía se entendía como una especie de dogma que salvaba al mundo. Luego de la Segunda Guerra Mundial se entendía que la fotografía ayudaba a transformar el mundo porque mostraba lo correcto y lo incorrecto; sin embargo, los fotógraf@s de autor a lo que aspiran es a intentar entender mejor el mundo, no concluir sobre el mundo. No para transformarlo. Lanzan su visión del mundo para que el público pueda creer si es pertinente o no: lanzo mis dudas ante las realidades del mundo, pero no lanzo dogmas. 

Frente a las tesis del instante decisivo de Cartier Bresson, las de Robert Frank que planteó imágenes con el ámbito de la duda, rompiendo así todos los códigos del instante decisivo de Bresson. Su manera de concebir la fotografía la entendemos como el “instante intrascendente”. Frank lo que dice es : no hay instante perfecto y la vida está llena de dudas, de errores y de fallas y fracturas, es legítimo fotografiarla con imágenes turbias, desenfocadas. Y eso viene muy bien a lo que luego sería la fotografía de autor. 

Justo hablamos de que el fotógrafo de autor coge un pedazo de todo ese universo de imágenes que le rodean y hace una interpretación de éste, de su entorno, de un momento en específico y luego llegas tú como curador para armar esta muestra. ¿De qué manera concibes tú la narración de todos estos fragmentos tan personales y cómo decides ponerlos juntos, bajo qué narrativa: la del fotógrafo y la tuya? 

La curaduría es una acción creativa, pero la creación autoral reside en cada uno de los autores presentados y es soberanamente suya. La creación curatorial reside en cómo has planteado tú el producto final que exhibes al público. En mi caso, atendiendo a la exposición que nos reúne aquí, mi creación curatorial consistió en lo siguiente: un encargo de la Comunidad de Madrid que quiso hacer una exposición en la que se planteara la nueva generación de creadores fotográficos trabajando en España, porque no todos son españoles, pero me pidieron una generacional y esto implica la razón del título que elegí, Un cierto panorama, porque sería absurdo pretender que mi visión panorámica fuera definitiva, cerrada y final. Y lleva como subtítulo: Reciente fotografía de autor realizada en España. Para hacer una visión panorámica necesito una cincuentena, ¿cómo planteo 54 autores en un espacio que al final tiene sus limitaciones? 

Seis autor@s en pared y los otros en audiovisual. Y todos tienen un sólo proyecto por autor y en estricto orden alfabético para no jerarquizar nada. Y diez imágenes. Pero defiendo siempre que la exposición se vertebra, se sostiene y se concibe con base en los 54 autores. 

¿Y todo se acota a diez imágenes? ¿Los proyectos originalmente eran de diez imágenes? 

No.

¿Y no hay una contradicción ahí? 

Sí. Lo que yo no podía hacer era jerarquizaciones de valor. Fue necesario hacer una síntesis que defendiera su trabajo de manera suficiente, por eso decidimos diez imágenes y no cinco. De hecho, la exposición tiene tres partes: la exposición en pared, los trabajos en audiovisual y el libro que acompaña a la muestra y que obligatoriamente tiene que estar en sala para que quien lo desee pueda adentrarse en el estudio de investigación que habla sobre las cualidades de toda esta generación y un ensayo de Cristina de Middel, una de las representantes de esta nueva generación, y un ensayo mío a cada uno de los 54 artistas. 

Cuéntame acerca de las cualidades en la fotografía de esta generación ¿qué los hermana, qué los separa temáticamente y estéticamente?

Temático, lo que veremos serán todo tipo de historias, porque al ser 54 proyectos hay historias que son de un documentalismo más objetivo, uno más de denuncia, de cuestiones de género, de identidad, de reflexiones sobre minorías sociales en desventaja por discapacidad o por orientación sexual. Hay trabajos de orden muy abstracto y muy formalista. Hay trabajos de prensa de autor, de denuncia muy concreta, trabajos conceptuales, todo lo que afecta a estos 54 jóvenes. 

Lo que sí está claro y es lo que diferencia a estos creadores es que tienen una mayor presencia de internacionalismo en sus temáticas. No quiere decir que las generaciones anteriores no hicieran estos trabajos, existían fotógrafos viajeros, pero a lo que me refiero es que la internacionalización está muy presente porque viven en un contexto que nosotros no tuvimos, como la democratización de los vuelos, de las estancias, de becas y, por supuesto, la web. Son jóvenes con una autosuficiencia increíble, temática, formal, conceptual por su formación no sólo desde el punto de vista técnico, en sonido, en marketing, en leyes, en mercado, sino porque han creado sus propias formas de promocionarse.

Autores y autoras que se han desarrollado, han nacido, profesional y artísticamente, en plena crisis internacional: en 2008 el sistema del arte y la economía internacional se retrajeron. Entonces, esta generación tuvo que ser autosuficiente y puentear el sistema creando colectivos de trabajo muy eficientes –otra cosa que identifica a esta generación–, en los que, incluso, a veces se diluye la autoría… 

Y también que son multidisciplinarios… 

Exacto. Todo ese ámbito de autosuficiencia es lo que los define, y que puentearan al sistema. Además de ser reconocidos primero fuera de España que dentro de España.  

Dentro de la obsesión por el registro, nos consumimos en el momento y el fotógrafo de autor se consumen en la obsesión de registrar un momento en específico, ¿sucede eso? 

Tienen la experiencia de los que vas a fotografiar interiorizada de una forma auténtica y luego lo fotografían o, regularmente, al tener la experiencia lo están fotografiando. A diferencia de lo que hace hoy la audiencia: prefieren hacer la foto antes de tener la experiencia.