¿Qué formas hay para llenar el vacío? Una novela en la que la convivencia superficial sustituye la ausencia de relaciones profundas
Ciudad de México (N22/Ireli Vázquez).- El escritor, dramaturgo y crítico de cine, Miguel Cane escribió Todas las Fiestas de Mañana, una novela que nos traslada a un mundo de sentimientos, amor y desamor, de esos demonios de los que por más que queremos deshacernos nos bombardean la mente, nos lleva a un mundo envuelto en dolor. Un dolor social en el que a veces no nos damos cuenta que estamos: el vacío emocional, envuelto de nuestras relaciones humanas, y que nos lleva a ver la “convivencia”, en este caso las fiestas, como la forma de llenarnos.
Luciano Reed es el personaje principal de esta historia, que como bien lo describe Miguel Cane, es una persona que padece una soledad muy profunda y una depresión muy grande, y que junto con sus amigos acude a fiestas para llenar sus vacíos emocionales. Un vez la escritora Fernanda Melchor describió esta novela como «tierna y a la vez cruel, muchas de las palabras se nos encajan como témpanos helados en el corazón porque posee una sinceridad implacable, porque es compleja».
Y es cierto, tal como Luciano y sus amigos, muchas veces debemos seguir adelante sabiendo que no somos tan extraordinarios como podríamos creer.
Platicamos con el escritor a propósito de la edición de su libro que sale a través de la editorial Dharma Books.
Al escribir sobre cine y ser crítico de este arte, ¿cómo fue darte cuenta de que se puede desarrollar también en esa parte de la literatura y concluir escribiendo una novela?
Yo fui escritor antes de ser crítico. Empecé a escribir muy joven y siempre quise escribir una novela, escribía cuento, he escrito mucho cuento, pero quería escribir una novela, como lo cuento en el prólogo del libro. De adolescente escribí una novela que pensé que había desaparecido y mi madre encontró el manuscrito, y de hecho ahora la estoy releyendo pero me cuesta mucho trabajo, porque cada vez que me acerco al libro digo “que mala es”, por un lado es muy aventurera por el sentido de que alguien tan joven haya escrito una novela, y por otro lado obviamente al autor de la novela en ese momento le faltaban todas las nociones del oficio y le falta mucho camino por andar y de vivir sobre todo, no tenía idea de todo lo que era vivir la vida, pero bueno pasaron muchos años y llegue a escribir, Las Fiestas y digamos que se compaginó bien con mi pasión por el cine.
Tú también mencionas en el prólogo que tienes un acercamiento con Maricarmen Taibo y Paco Ignacio Taibo, y mencionas que llegaste a un momento de “frustración” y llegaste a pensar que nunca podrías escribir una novela, y se te quedó muy marcada una frase que te dijo Maricarmen, “todas las vidas son una novela cuando llega el escritor que sepa escribirlas”, y cuando tuviste un ataque de ansiedad y te sentaste a escribir, te diste cuenta de que ahí había una historia que contar, ¿cómo fue darte cuenta de esta conexión?
Es una cosa bien graciosa, porque uno no se sienta ante un cuaderno o ante la pantalla de una computadora o una máquina de escribir, según sea el caso y decir hoy voy a escribir una novela, yo creo que ni Carlos Fuentes hacia tal cosa, y eso que él planeó, mapeó y ya tenía ideas de lo que quería escribir y en qué orden cronológico iba a estar su novela. Yo siempre me he lanzado, me he dejado al azar, al beneficio generoso de la literatura en sí. Me siento y empiezo a escribir y la historia va a tomar su propio camino, hay veces que no pasa de ser un mero párrafo y después no procede a nada más, otras veces comienza a hacerse un cuento y luego te das cuenta de que tienes veinte mil palabras y ya es una novela corta, y de repente tienes treinta mil palabras y te das cuenta de que lo que estás haciendo ya es una novela. Lo importante es que los personajes vivan en tu cabeza y que tú sientas el deseo de contar su historia y vuelvas y vuelvas y vuelvas, en el teatro pasa más o menos lo mismo.
¿Por qué decidir hacer una novela que se involucre en este hecho: las fiestas?
Es muy gracioso, uno de mis primeros trabajos consistía en estar presente en fiestas, yo era asistente de dos editores en El Universal: Paco Taibo I y Enrique Castillo Pesado. Yo siempre preferí trabajar más con Paco que con Enrique, por ninguna razón personal, excepto que por el hecho de que con Paco yo sentía que sí tenía verdaderos retos y con Enrique era distinto, él a veces me mandaba a fiestas, era para saber quién había ido, tomar listas de nombres, ver si ocurría algo interesante y que el fotógrafo les tomara las fotos, y al día siguiente poder trabajar con el diseñador y escribir una pequeña nota sobre lo que había ocurrido, entonces fui a un montón de fiestas y me di cuenta de que la gente va a las fiestas porque se siente sola, porque no tiene otra cosa mejor que hacer.
Luciano Reed padece una soledad muy profunda, una depresión muy grande, no solamente del acontecimiento trágico que ocurre al principio de la novela, sino yo creo que alrededor de toda la vida ha tenido esto, que lo separa de los demás y tanto él, como Estefanía [amiga del personaje principal], se lanzan a estas fiestas como una manera de llenar los vacíos.
Para Estefanía es como un estilo de vida, como ella dice “no es nada glamuroso, sólo son negocios”, ella sí es de esas figuras que aparecen en las revistas de sociales. Las Fiestas está hecha en ese periodo, donde no existían las redes sociales, ni las revistas de sociales, ni nada por el estilo. Lo que yo buscaba era estas personalidades que a través de las fiestas van construyendo sus propias historias.
Luciano Reed, se llama así en homenaje al compositor y cantante Lou Reed, “Todas las fiestas de mañana” es una de las canciones de uno de sus discos más famosos, e investigando y leyendo en revistas conocí que Lou decía que entre las cosas que más le impresionaban de su paso por The Factory el estudio de Andy Warhol, era que Andy iba a todas las fiestas aunque no tuviera absolutamente nada que decir, nunca rechazaba ninguna fiesta, ninguna. Podía ser un happening en un estudio de artistas o una fiesta en un dormitorio de estudiantes universitarios o una cena en una casa de inmigrantes italianos, o un coctel en un hotel elegante, o una fiesta en la casa de una “socialite”, él iba a todo, pero Lou se dio cuenta de que él no participaba en las fiestas, él se sentaba a observar y, en parte, eso es lo que hace Luciano: él se sienta y escucha, y Lou se cuestionaba: ¿qué clase de historias pasarían por los oídos de Andy al asistir a tantas fiestas?.
Una de las preguntas que tenía era justo eso: ¿en quién te habías basado para escribir la vida de Luciano? Ahora que me cuentas esto, sobre Lou y sobre Warhol, pues me doy cuenta quién fue tu inspiración.
Claro, en parte era rendir un homenaje a Lou Reed, en parte un homenaje a Andy. Esta novela digamos que pudo haberse situado perfectamente en los años sesenta, por ejemplo. En realidad, no dice en que año se está desarrollando, pero ya hay elementos, es una novela que podría estar ambientada perfectamente entre finales de los noventas, principios del dos mil. Pertenece a ese periodo, además quería hacer una novela que fuera más o menos coral, es decir que todos los personajes tuvieran algo que decir y que sus voces fueran distintas.
La novela tiene mucho suspenso, es una novela que se va desarrollando poco a poco. Empieza recordando cosas de su niñez y poco a poco va pasando a su presente, y luego vuelve a su pasado, hasta llegar al punto donde conoce a la persona que realmente quiere en su vida, que es Rodrigo.
Yo quería ir creando una atmósfera de suspenso, siempre me refiero a esta novela como un thriller emocional, entonces por lo mismo hay que ir dosificando el suspenso y la resolución del tema, se plantea un misterio desde el principio y se va resolviendo de una manera gradual, y cuando Luciano se encuentra con Rodrigo, no sabemos si van a estar juntos o no, si van a poder seguir viviendo después de todo lo que les paso o no, y también vamos viendo lo que va sucediendo con los otros personajes que los rodean.
Exacto, se describe a cada personaje que conforma la vida de Luciano, y que sin ellos Luciano no tendría mucho de la historia que se ve reflejada dentro de la novela, cada uno le da algo o un sentido a su vida.
Por supuesto cada uno juega un papel importante en su vida, especialmente Estefanía, es como su contraparte. Ellos se conocen cuando son niños, él es un niño un poco raro que lee Drácula y ella es una niña muy llena de curiosidad y conforme van pasando por la adolescencia les pasan cosas a los dos que los van transformando en los adultos que son, tanto cosas buenas como cosas malas, ya ellos se encuentran a sí mismo digamos como adultos en una situación hostil, violenta, y obviamente no pueden más que tratar de seguir adelante.
Tu novela, y sobre todo la estructura de la novela me hace pensar que es como la trama de una película
Sí, mucha gente lo ha dicho, que se siente muy cinematográfica. Hay muchas imágenes que son tomadas de películas o influenciadas por películas, que van formando parte y que se van incorporando a la textura de la novela, y a mí, la verdad, eso me gusta, que tenga muchas texturas, muchos matices. Creo que eso la hace entretenida para el lector. El cine te permite hacer muchas cosas que una novela no te deja. En una novela tú puedes crear lo que quieras y vas pintando tu historia del color que desees, las emociones de tus personajes las tienes que describir de otra manera, demostrarlas de otra manera y eso es lo que lo va haciendo mucho más interesante. Es algo que a mi me mueve mucho cuando estoy escribiendo narrativa.
Siendo crítico de cine ¿te gustaría ver adaptada tu novela?
¿Me gustaría verla en el cine? Yo creo que sí, ¿a quién no le gustaría?, pero no tengo idea. Hay gente que está relacionada con el cine que ha leído o está leyendo este libro, pero no se sí algo salga de ello. Hace unos años, cuando salió la primera edición sí hubo un par de productores muy jóvenes que de hecho querían que fuera su primera producción, al menos se apalabraron para tener un subsidio. Si alguien quiero lo hará, hubo alguien que me dijo lo veía más como para una serie, y pensé que igual podría funcionar como una serie, porque además de una serie se pueden explorar muchos aspectos psicológicos e históricos de los personajes, entonces no lo sé. Yo estoy abierto a toda clase de adaptación.
Y sí llegará a hacerse realidad ¿quién te gustaría que la dirigiera?
Me gustaría que Las Fiestas la dirigiera una mujer, me encantaría que fuera Natalia Beristáin o Alejandra Márquez Abella, creo que ellas son dos espléndidas directoras, tienen un sentido muy específico de la adaptación, de un trabajo de la creación de una cinta y de manejar las emociones y la sensibilidad que se necesita.