«El teatro es como una iglesia, te obliga a repensarte cada vez que cruzas el umbral»: Mauricio Jiménez

El director de teatro ha sido invitado a dirigir el Teatro del Estado de Xalapa 

Ciudad de México (N22/Huemanzin Rodríguez).- Mauricio Jiménez es director de teatro, es catedrático de la Escuela Nacional de Arte Teatral y ha sido reconocido por la Unión de Críticos y Cronistas de Teatro como uno de los directores más importantes de México. Entre sus montajes más importantes están Lo que cala son los filos, El asesino entre nosotros y Banda de Guerra de Luis Ayllón. Con la Compañía Nacional de Teatro ha dirigido El día más violento, de Bárbara Colio. También ha formado parte del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Con casi 30 años de trayectoria, Mauricio Jiménez ha sido invitado a dirigir el Teatro del Estado de Xalapa. 

«Me ofrecieron programar y estar al frente del Teatro del Estado en Xalapa, con la intención de otorgarle un perfil diferente. Este teatro tiene dos salas principales: la Emilio Carballido, con capacidad de cerca de mil personas, y la Dagoberto Guillaumin, que es la pequeña donde caben 250 personas. Estos teatros han servido como casa y cobijo tanto de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, como para la Compañía Estatal de la Universidad Veracruzana. Por ahí han pasado todos los proyectos importantes tanto comerciales como del estado y la universidad. Ahora estará más perfilado al estatus cultural y a las mejores producciones artísticas. 

Esa es mi tarea, no sólo mantener en buenas condiciones a este espacio, sino también que no se filtren contenidos que no sean estrictamente culturales. Una de las cosas que estamos haciendo es sumarnos al programa “Teatro a una sola voz”, que lleva quince años como parte de una propuesta institucional que nació en el norte del país con agrupaciones de provincia que hereda el INBAL, con mucha dignidad; son siete monólogos elegidos que circulan en toda la república, es un programa muy bueno que busca que esos grupos puedan vivir del teatro. 

El otro programa es el Teatro escolar, que tuvo un tambaleo institucional muy fuerte que afortunadamente no lo desapareció, pues da estructura y vida a los grupos independientes que se presentan frente a las escuelas públicas y privadas. Esos son los trabajos que tengo en mente como parte de la dinámica del Teatro del Estado de Xalapa. 

Pronto lanzamos la convocatoria para los grupos independientes. Como sabes, Xalapa es un almácigo de creación tanto para la música, el teatro y la danza.»

Tu puesto es administrar las salas, pero no es sólo eso, es también darle una personalidad a través de la programación, tiene mucho de curaduría, pues a partir de la propuesta se busca un diálogo con el público. ¿Cuál es el diálogo que buscas entablar?

Se trata de conocer a la comunidad. Xalapa es una ciudad de estudiantes y tiene una herencia de alta cultura. Los proyectos van dirigidos a esos públicos, particularmente a los estudiantes y a los padres de los estudiantes. El recinto del teatro del estado tendría que ser exclusivamente dedicado a la alta cultura. La diversión es parte del bien vivir, no lo es todo, también necesitamos de la diversión compleja, aquella que nos permite entender en dónde estamos parados y quiénes somos. Pese al momento económico que vivimos no buscamos dar gato por libre, para nadie es un secreto que el estado vive una crisis grave. Nuestro presupuesto, si bien no es alto, nos permite sobrellevar bien el proyecto diseñado. 

¿De qué manera se busca conectar con el público del estado de Veracruz?

Cuando tuve oportunidad de ser colaborador del Kennedy Center of Performing Arts, me tocó ver cómo se abarrotaba el teatro para ver una obra de Arthur Miller. Y cuando regresé a México, pude ver en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón la obra Escrito en el cuerpo de la noche, de Emilio Carballido, con Martha Aura y Ana Ofelia Murguía, ¡el teatro estaba abarrotado! ¡A reventar! Señoras y niños en comunión viendo una historia moral de diversión compleja. Eso es lo que quiero lograr. En el Teatro del Estado tenemos ubicado el Festival Emilio Carballido, dirigido por Héctor Ortega, comienza en Córdoba y luego pasa a la ciudad de Xalapa. Tenemos seis obras, entre ellas Fotografía en la playa con la Compañía del Estado de Hidalgo. Carballido llena las salas. ¡No sé cómo le hizo Hugo Argüelles que le da al público lo que quiere oír! Carlos Olmos, LEGOM, Bárbara Colio, son dramaturgos de ese calibre. 

El buen teatro funciona y eso lo ha demostrado a lo largo de los años grandes personajes como José Solé con su versión de La Orestíada, con seis horas de duración en las que no parabas de divertirte. Lo mismo con el Mahabharata del maestro Peter Brook, no parabas de disfrutar un montaje de nueve horas. En México hemos tenido ese nivel con directores como Julio Castillo y Ludwik Margules, ya fallecidos; o maestros en activo como José Caballero, Luis de Tavira o Germán Castillo. Más allá de la duración, el buen teatro funciona en cinco minutos o cuatro horas, y lo que buscamos es generar un programa que incluya a grupos independientes, a las agrupaciones del estado y a lo mejor de lo que se monta en el país. 

Mucho se ha dicho sobre el “tejido social” y el arte como vehículo para resarcirlo. En el pasado el teatro fue fundamental incluso para entender a la salud pública. ¿Cómo lograrlo desde el Teatro del Estado?

Eso se hace día con día, el solo hecho de poder establecer contacto con el otro, es lograr lo más difícil que hay. Los seres humanos somos raros, por eso hemos construido lugares a los que llamamos teatros en donde a través de la voz y el cuerpo decimos cosas interesantes. Establecer ese contacto no es sencillo, pero cuando se logra, es una experiencia imborrable. El teatro es como una iglesia, te obliga a repensarte cada vez que cruzas el umbral. Te obliga a pensar de otra manera y de pronto puedes llegar a ver algo prodigioso. Algo que no sirve nada, sólo para tu interioridad. El teatro no sólo es algo complejo, también es inmoral, porque en el teatro podemos hacer lo que está prohibido en la vida real, y así nos ayuda a diferenciar ficción de realidad. El teatro, es también la oportunidad de cambio.

Desde un punto de vista interior, ver una buena obra artística, de teatro en este caso, ayuda al espectador desde el subjetivo silencio a pacificar los demonios internos, al menos en un acuerdo pasajero. 

Así es, lo decía Artur Strindberg: «Al final el teatro no es más que el palco para poder observar la desgracia humana… ». Por supuesto que hablamos de grandes autores del gran teatro, no de patrañas comerciales. Aquí tenemos a grandes creadores, desde los ya mencionados hasta Martín Acosta, Martín Zapata, Lorena Maza, Claudio Valdés Kuri, Luis Mario Moncada, hasta Jesusa Rodríguez —que ahora dice que no debe de haber becas ni apoyos estatales, cuando a ella la becaron toda la vida.

¿Consideras un intercambio entre las producciones de otras partes del país? 

Por supuesto. Buscaremos llevar y traer lo mejor. El programa de monólogos,  Teatro a una sola voz, está integrado por siete obras, una tras otra. Se presentarán del 2 al 9 de agosto en Xalapa, ya viene de un recorrido que comenzó hace unas semanas que pasa por once estados. Después de estar en Xalapa viajará a la Ciudad de México. Tendremos diversas actividades teatrales para público infantil, juvenil, obras de grandes directores y también hemos considerado a la danza. Se trata de llevar la novedad y los hitos. Llevar las grandes obras que han dejado huella en la memoria del teatro nacional. 

Imagen: Huemanzin Rodríguez