La actriz vive un momento fructífero, el trabajo realizado en el pasado se ve ahora reflejado en su doble nominación en la categoría de Coactuación femenina en los Premios Ariel
Ciudad de México (N22/Huemanzin Rodríguez).- Para la 61 entrega del Premio Ariel, la actriz Cassandra Ciangherotti tiene dos nominaciones en la categoría Mejor Coactuación Femenina por su trabajo en las películas Las niñas bien (Dir. Alejandra Márquez Abella) y El club de los insomnes (Dir. José Eduardo Giordano y Sergio Goyri Jr.). Con estas, Ciangherotti acumula cinco nominaciones en su carrera.
«Me emociona mucho, me da muchísimo gusto, lo vivo con mucha felicidad y mucha gratitud y con mucho entendimiento también, del esfuerzo colectivo que es hacer una película; de eso viene mi gratitud, de pensar en la cantidad de gente que se requiere para contar una historia.
Es un momento particular porque siento que había comenzado a labrar una piedra y hasta ahora comienza a verse la forma de lo que he estado haciendo. Me da gusto que empiece a haber este atisbo de unas ganas de contar con mucha verdad las historias que se me presentan y también con mucha fortuna de poder contar con muchos actores y actrices que están teniendo ese mismo compromiso. Y eso es buenísimo, porque sabes que en los proyectos a venir seguiré encontrándome con gente que no ha cesado esa búsqueda, pese a la facilidad de entrar hoy en día a ficciones lejanas de la realidad.»
Los personajes por los que estás nominada en esta ocasión son muy diferentes entre sí, Alejandra (Las niñas bien) es extrovertida y cínica, segura de su situación económica. Danny (El club de los insomnes) atiende una tienda Oxxo, pareciera que todo lo lleva hacia adentro y es apática a todo.
Los veo como muy distintos, cada uno tuvo su reto particular. Con uno me divertí mucho haciéndolo y con el otro no tanto porque me implicó mucho más. Entonces me gusta ver a dos personajes que no se llevarían entre ellos. No puedo imaginarme un universo donde Alejandra y Danny estén juntas. Finalmente vienen de una necesidad de entender las condiciones y entornos de cada persona. Tengo una gran curiosidad por entender al ser humano que no se me quita nunca.
¿Eres observadora?
Sí, mucho, mucho. Me gusta ver la manera en que las personas están formuladas.
Esta doble nominación la recibes en un momento en donde los recortes presupuestales al sector cultura son como poco se recuerda en décadas. Una de las tantas áreas afectadas es el cine, y por ende la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC). ¿Qué piensas apropósito de esto?
Me es muy difícil no pensar en esta baja de recursos sin pensar en el país que hemos dejado, en el país que tenemos y lo roto que está y las necesidades urgentes que tiene. Por ponerte un ejemplo pequeño, si un actor tiene que salir a actuar y se rompe la pierna, necesitamos a alguien que le cure antes de que pueda salir a actuar. Lo comparto como un síntoma del país. En cierta manera siento que la salud y muchos temas son importantes antes que la cultura. Sin embargo, como artista, te puedo decir que yo no me podría levantar de la cama si viviera en un país en donde no hay arte, o en donde no hay una expresión espiritual y sensible de la vida. Me costaría mucho trabajo habitar este lugar si fuera solamente una realidad capitalista y algorítmica, insertada en una idea de lo económico. No me gustaría despertar ahí. Y en cierta medida tengo la certeza de que la mayoría de la humanidad tampoco podría. Es algo violento que nos hagan vivir en ese sistema y creo que el arte es importantísimo para nuestro crecimiento espiritual, sensible, amoroso, humano y de identidad.
Es cierto que hay millones de mexicanos que tienen situaciones urgentes acumuladas por décadas. El hacer o no cine o actividades culturales tampoco resolverán problemas de generaciones enteras, pero ¿qué sí puede hacer el cine?
Yo creo que el cine puede ser una esperanza, creo que puede ser un parteaguas, que amplíe la conciencia y creo que todas esas cosas… es como la canción “Ain’t got no, I got life” de Nina Simone, que dice: No tengo vino, no tengo qué comer, no tengo casa, no tengo ropa, no tengo un perfume caro, pero tengo ojos, tengo brazos, tengo mi cabeza, mi corazón. Y todas esas cosas que uno necesita para hacer arte. Presentarse para hacer una poesía. Frente a la austeridad, poder expresarse creativamente es una cosa súper importante. Es lo que tenemos.
En los años que llevas actuando, en el cine mexicano ha habido cada vez más directoras y mujeres en papeles protagónicos como no lo hubo en toda la historia previa del cine nacional. ¿Qué significa para ti formar parte de eso?
Tiene que ver con un despertar femenino que está empezando a existir alrededor del mundo y que tiene que ver con un sistema en donde la opinión del hombre sobre nosotras, lo que hacíamos y cómo lo hacíamos, era muy importante. Eso nos hacía competir entre nosotras de una manera que no nos permitía voltear a vernos entre nosotras, que no nos permitía valorarnos ni felicitarnos. Y al sacar de la ecuación esta observación patriarcal, nos queda una cosa muy sólida. Y empieza a haber un espacio para lideresas, directoras, fotógrafas, productoras que quieren contar sus propias historias. Y creo que cuando las mujeres dejan de criticarse entre ellas, cuando se valorar lo que están haciendo y logran trabajar entre ellas, empieza a haber una confianza mucho más sólida en donde la opinión sobre si estamos “buenas”, guapas o jóvenes, no nos importa. Y agárrense, porque somos el porcentaje mayor de humanos que hay en la Tierra. Una vez unidas puede haber una cosa maravillosa, sin exclusiones, sin divisiones entre hombres y mujeres.
Sin embargo, eso pasa en sectores muy cerrados y pequeños del país.
Es contraproducente irritarse frente a eso, hay que entender que México es muchos Méxicos. Claramente hay muchas mujeres que no entienden este despertar o que están en contra de lo que estamos haciendo. Creo que también nosotras a través del arte podemos buscar algunas maneras de llegarles y darles otras soluciones a sus preguntas que no se esperaban. La comedia es una gran herramienta, es un género que atrae a mucha gente al cine, que está esperando una cosa y que podemos darle la vuelta. La forma en que nosotras mismas nos retratamos y nos exhibimos tiene mucha repercusión. Siento que esta discusión es como cuando hablamos del cine mexicano, que es muy criticado, mucho. Si una película no gusta a alguien la reacción es como: “¡Ay! ¡Otra vez ese cine mexicano!”. Y no ayuda porque esas críticas influyen en personas que bajo una mala película juzgan al resto del cine. Creo que deberíamos prestarle más atención a lo que se dice de una buena película, hacerle difusión a eso. Claro que importa la crítica, pero creo que tiene que venir del famosísimo ejercicio del criterio.
Antes para un actor el teatro era el único espacio para el desarrollo de sus objetivos artísticos, el cine salvo la época de oro era como un lujo. Pero si el actor debía sobrevivir era gracias a las telenovelas. Y no siempre se podía pasar de un ámbito al otro. Recientemente este mecanismo ha cambiado mucho con el creciente mercado de las series en formato on demand. Tú misma participas en series, tv, cine y teatro. ¿Qué piensas al respecto?
Yo creo que en esta apertura radica la posibilidad de llevar el arte a diversos lugares y que la gente pueda apreciar una buena actuación no solamente en el teatro, sino también en una serie, porque ese actor que hace teatro ya no va a ser “castigado” si aparece en televisión. Antes había mucho castigo, si eras un actor muy serio solamente hacías teatro, a lo mejor cine, pero nunca televisión. Esas divisiones se han empezado a diluir y puedes ver a actores increíbles que puedes ver en la tv, o pasar de ahí al teatro.
Creo que eso nos ha dado la posibilidad de quitarnos estas ideas de “vivir por amor al arte” y que “el arte no tiene valor económico”. Lo cual es algo muy equivocado porque vivimos en un mundo material donde las cosas tienen un valor. Yo me pregunto ¿por qué unos aretes valen más que una actuación que me conmueve y que tal vez podría modificarme la visión de la vida? ¿Por qué costaría una cosa más que la otra? Los valores los tenemos en un orden muy extraño. Se ha empezado a entender que el actor merece tener una vida donde no tenga que sacrificar su estabilidad incluso de vivienda. Ya no tenemos esa idea de un artista nómada que hace mil cosas para sobrevivir, creo que eso lo hemos logrado todos en comunidad, quitándonos las etiquetas y abriendo posibilidades. Creo que tenemos mucha fortuna en buscar liberarnos de estas ataduras.