Renau, cineasta

El Museo Reina Sofía muestra la poco conocida obra fílmica del creador español que vivió su exilio en México y Alemania del Este

Ciudad de México (N22/Redacción).- Josep Renau es una figura clave en el mundo del arte del siglo XX tanto en España como en México, como artista, teórico y gestor, pero es también importante su producción cinematográfica. Se conoce su vinculación con la disciplina como cartelista, pero es menor lo que de él se sabe en su faceta como cineasta. En estos días, el Museo Reina Sofía, en Madrid, presenta la primera retrospectiva de la obra cinematográfica realizada por Renau en el exilio (vivió en México y posteriormente se estableció en la entonces República Democrática Alemana).

Del 19 al 28 de junio en el museo madrileño se exhibe este trabajo inédito en su mayoría y que ha sido recuperado por Luis E. Parés tras su investigación en museos mexicanos y alemanes. Renau estuvo vinculado en el cine como cartelista e importador del fotomontaje en España. Introdujo el cine soviético a este país, en el que vio un modelo ético y estético para el arte.

En la página del Museo Reina Sofía se lee: «se inspiró en los ensayos de teóricos como Vsévolod Pudovkin para sus montajes; y escribió artículos sobre todo ello en los que incluyó sus opiniones. Nunca vio la realización cinematográfica como algo ajeno al resto de su obra plástica y, de hecho, dirigir películas fue esencial para él en algunos momentos de su vida, hasta el punto de que prácticamente constituyó su única ocupación durante los cuatro primeros años de su estancia en Berlín.»

Durante su exilio mexicano realizó cinco cortometrajes para Manuel Barbachano Ponce. Ahí experimentó con la imagen en movimiento y acuñó el término “film gráfico” con el que se acercó al cine de animación con el que daba vida a sus viñetas políticas.

Entre el cine de animación y el registro cinematográfico, realizó comentarios caricaturescos sobre temas de actualidad en la Alemania del Este, en 1958. Luego realizó películas más personales que no logró concluir, entre las que se encuentra  Lenin Poem, de 1959.

«La producción cinematográfica de Josep Renau ha aparecido siempre como una curiosa nota al pie en los estudios que se le han dedicado. Por ello, y porque no terminó algunas obras y otras desaparecieron, en la actualidad sigue siendo difícil establecer una filmografía razonada de este autor. […] Desde la perspectiva actual, estos filmes se revelan coherentes con su pensamiento artístico y político: por una parte, entroncan con el imaginario revolucionario de mediados de siglo y funcionan como denuncia social y contrapeso estético; por otra, el uso de un medio de comunicación de masas, como el cine dibujado, facilitó la difusión de los ideales políticos, a la vez que se alejaba de la idea de obra única, adquirida y coleccionada, que Renau rechazó siempre. Asimismo, la interpretación sobre el momento político que aportan estos “films gráficos” propone una revisión de la sensibilidad cosmopolita y comprometida de los artistas españoles en el exilio», informa el museo.

Las películas se proyectarán en tres sesiones organizadas de la siguiente manera:

Sesión 1:

En esta sesión se proyectan las películas realizadas por Renau en México y los cortometrajes que dirigió en Alemania del Este. Asimismo, su nueva vida en el exilio mexicano es relatada por su amigo Manuel Barbachano en Nuevos timbres a partir de su participación en un concurso para renovar la imagen postal de la nación. Renau contribuyó a la potente industria audiovisual del país con aportaciones anónimas y fragmentarias, pero de una enorme singularidad. La tercera dimensión, el único de sus reportajes gráficos mexicanos recuperado íntegramente, es una historia de la perspectiva en las artes visuales; los créditos diseñados para el noticiario Cine Verdad, con un gran ojo mecánico omnisciente, son un homenaje a Dziga Vertov y al documental soviético, mientras que las animaciones de La construcción del Canal de Suez apuntan ya a un género particular, denominado por el artista “filme gráfico”, que desarrollará plenamente en Alemania del Este. En ese país, realiza un programa televisivo propio, Zeitgezeichchnet [Dibujos de actualidad], donde utiliza este nuevo medio plástico y fílmico para trascender el lenguaje estático del dibujo, poniendo la ilustración gráfica al servicio de la información. Caracterizados por hibridar el cine de animación, el registro documental y la estética del agitprop, los “filmes gráficos” de Renau, que se presentan en esta sesión por primera vez, constituyen un hallazgo fascinante y original en la relación entre vanguardia, artes visuales, tecnología y medios de masas.

Sesión 2:

Petrograd 1917 (llamada Lenin Poem por el propio Renau en su proceso de creación y citada así en muchas publicaciones) es una pieza de animación que, aunque inacabada, fue para el cineasta la obra más ambiciosa entre todos los proyectos de “filmes gráficos” que inició en Alemania del Este, en los que mezclaba las técnicas de la animación con el grafismo revolucionario de los años veinte. Lo que se conserva es mudo, pero sabemos que la película iba a tener música y que Renau llegó a negociar con Hans Eisler la composición de una partitura. En 1961, al no poder acabar el filme como él quería por desavenencias con el director de la televisión alemana (Deutsche Fernsehfunk), Renau abandonó su trabajo en la emisora. Se proyecta también en esta sesión The American Way of Life (1962), un reportaje inédito de la Deutsche Fernsehfunk sobre Renau y su serie de fotomontajes más famosa, en la que este explica el proceso no solo artístico sino también ideológico que le llevó a confeccionar ese trabajo.

Sesión 3:

Josep Renau. El arte en peligro es la aproximación audiovisual más completa realizada hasta el momento sobre su poliédrica e inagotable figura. Filmada entre Valencia y Alemania, conduce al espectador por las calles del Cabañal, paisaje de la infancia del artista, para luego viajar hasta la extinta República Democrática Alemana y contemplar los monumentales murales que realizó a comienzos de 1970 y que todavía se conservan en la ciudad de Halle-Neustandt. La película investiga la etapa del exilio con profundidad y ahonda en la contradicción vital de un artista que siempre buscó la revolución aun a costa de no aceptar sus desengaños. Recoge las voces y testimonios de Marta Hoffman, artista y amiga de Renau; José Miguel G. Cortés, director del Instituto Valenciano de Arte Moderno; Fernando Bellón, su biógrafo; Manuel García, crítico de arte, y Doro Balaguer, amigo y creador de la Fundación Josep Renau, entre otros.