El método no es nuevo, pero una investigación permite arrojar datos más precisos
Ciudad de México (N22/Redacción).- La existencia de las falsificaciones de arte datan desde la antigüedad, pero con la comercialización de éste en rápida expansión se precisa de esquemas de detección más eficientes, precisos y sofisticados. Es por ello que se ha vuelto a la datación de radiocarbono para identificar piezas de arte falsas con un menor gramaje del lienzo que permite analizar varias capas del mismo. El método no es nuevo, pero este nivel de detalle, sí. Parte de los avances de este estudio en el que participan Laura Hendriks, Irka Hajdas, Ester S. B. Ferreira, Nadim C. Scherrer, Stefan Zumbühl, Gregory D. Smith, Caroline Welte, Lukas Wacker, Hans-Arno Synal, and Detlef Günther, se ha dado a conocer en la Smithsonian Magazine y el procedimiento ha quedado registrado en la Proceedings of the National Academy of Sciences.
Éste se resume de la siguiente manera:
«El establecimiento de la fecha más temprana posible de realización de una pintura, llamada el terminus post quem, se basa en la comparación de los materiales presentes en una obra de arte con información sobre su fecha más temprana de descubrimiento o producción. Este enfoque proporciona sólo información relativa a la edad y, por lo tanto, puede fallar en probar una falsificación. La datación por radiocarbono (14C) es una alternativa atractiva, ya que ofrece edades absolutas con un marco de tiempo definido para los materiales utilizados. Sin embargo, el método es invasivo y en sus primeros días requirió el muestreo de decenas de gramos de material. Con el advenimiento de la espectrometría de masas aceleradora (AMS) y un mayor desarrollo de las fuentes de iones de gas (GIS), se hizo posible una reducción del tamaño de la muestra hasta microgramos de carbono, abriendo la posibilidad de datar capas de pintura individuales en obras de arte. Aquí analizamos dos micro muestras tomadas de una obra de arte que data de 1866: una fibra de lienzo y un chip de pintura (<200 µg), cada uno con una respuesta de radiocarbono diferente. Esta discrepancia descubre la estrategia específica del falsificador: la datación de la carpeta orgánica ofrece una clara evidencia de una creación posterior a 1950 en un lienzo reutilizado. Esta técnica de análisis de microescala 14C es un método poderoso para revelar casos de falsificación técnicamente complejos con datos concretos con un impacto de muestreo mínimo.»
La nueva investigación dirigida por Hendriks del ETH Zurich, en Suiza, se basa entonces en los últimos avances tecnológicos para reducir el tamaño de las muestras necesarias para las pruebas. Se trabajó con una falsificación conocida que data de la década de 1980, se extrajo fibra del lienzo en pequeños hilos que miden sólo unos milímetros de largo y una partícula de pintura que pesa menos de 200 microgramos, como se lee en información publicada por la Smithsonian Magazine.
Una vez que los investigadores habían extraído las muestras de pintura y fibra de lona, utilizaron un analizador elemental para quemar los materiales en dióxido de carbono. Este gas fue luego alimentado en un espectrómetro de masas acelerado capaz de medir la relación de carbono-14 a los isótopos de carbono-12 presentes.
Entre 1945 y 1963 hubo cerca de dos mil ensayos con bombas atómicas, lo que provocó que los isótopos radiactivos empaparan todo el planeta, a parir de este hecho en 1963 los niveles de isótopos inestables se elevaron, lo que permitió a los investigadores diferenciar entre pinturas anteriores y posteriores a la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de conocer mejor la procedencia.
Ahora, debido a la absorción de los océanos y la dilución por las emisiones de combustibles fósiles, los isótopos de carbono 14 están descendiendo a niveles muy bajos, lo que podría ocasionar que los resultados no se concluyan, una idea que puede ser útil pero que cada vez se vuelve más difícil de realizar. Es decir que es un método que abona, pero a la larga será necesarios otros y más precisos.
Imagen: Smithsonian Magazine