Arquitectos de lo efímero

El fotógrafo y cineasta, Andrés Arochi experimenta con la fisicalidad de la arquitectura de Luis Barragán, a través de la imagen, la arquitectura y la danza

Ciudad de México (N22/Ana León).- Andrés Arochi, Diego Mur (Nohbords) y Sebastián Lechuga, exploran la Casa Luis Barragán a través de la imagen, la danza y la música, respectivamente, en Ecos, una Oda al silencio. Un proyecto de video multidisciplinario que integra las disciplinas antes mencionadas y que se acerca a las formas inmutables, inamovibles del arquitecto de Jalisco. ¿Cómo volver de otra manera a las imágenes de esos espacios que abundan en Internet, en Instagram? ¿Cómo releer los flujos energéticos que el mismo Barragán creó a través de sus atmósferas, del juego con los claroscuros, de la vida cotidiana en consonancia con los sacro?

En este acercamiento, los tres creativos se plantearon reinterpretar la fisicalidad de la construcción barraganiana a través de lo intangible, de lo efímero. Construyeron un espacio que existió en ese instante que fue grabado el video y al que sólo se puede acceder mediante Ecos. Frente a la permanencia de la arquitectura de Luis Barragán, la impermanencia de estos arquitectos de lo efímero.

Aquí fusionas arquitectura y danza que es una unión bastante lógica porque ambos crean espacios, pero, ¿por qué hacerlo evidente?

Andrés Arochi: Creo que se combinan más artes que solamente la arquitectura y la danza. En realidad mi disciplina es la fotografía y cuando este proyecto surgió se volvió algo multidisciplinario que tenía música, arquitectura, danza, vestuario y fotografía. Un poco fue que las cabezas de cada grupo hicieron lo que saben hacer, lo que les gustaba hacer, lo que deseaban hacer y se fue fusionando, se dio algo único, para nosotros. Realmente no fue un intento o un concepto o querer juntar arquitectura y danza, sino más bien se trataba de explorar la arquitectura de Luis Barragán a través de otro arte.

Hay una idea de lo permanente, la idea de lo construido en la arquitectura, pero también está esta idea de lo efímero, del espacio que crea la danza y la música, y el coreógrafo como un arquitecto de lo efímero, y tú estás ahí, detrás de todo esto como un testigo de lo impermanente para dejar alguna huella de eso.

AA: Un poco la visión de mi trabajo, o al menos últimamente, es crear espacios y juntar gente, dejar todas las piezas en un lugar para crear una ficción y luego documentar esa ficción. Y creo que es algo que sucedió en este proyecto.

Hablando acerca de la permanencia de la arquitectura. Todo el concepto habla, sobre todo el título, que es Ecos, de todo lo que se crea y todo lo que trasciende más allá de la muerte del arquitecto y todo lo que dejó ahí.

Sebastián Lechuga: En cuestión de la música, yo traté de darle movimiento, igual, como una especie de trascendencia a través de una música sin ritmo. Nada más traté de generar texturas, ideas y movimiento.

Todas las imágenes: Ecos / andresarochi.com


Este no es el primer proyecto en el que trabajan juntos, ¿cómo surge esta colaboración?, ¿cómo funciona el trabajo cuando se filma y cuando se hace la música?

SL: Nos conocemos desde hace un rato. Desde el inicio empezamos a hacer experimentos y tuvimos un entendimiento natural donde hay veces que no nos hablamos mucho, no tenemos una comunicación porque confiamos que los complementos están perfectamente bien embonados. Han sido experimentos, jugar, hasta llegar a este punto.

AA: Sebastián y yo nos conocimos en la preparatoria y desde ahí cuando nos juntábamos a hacer cosas era a hacer música, fotos; nuestras carreras siempre fueron paralelas, desde que él empezó a hacer música, yo empecé a hacer video y fotografía. Es muy fácil para nosotros colaborar. Hay veces que yo puedo hacer un video y se lo mando y le digo “quiero que le hagas música”, y me dice que queda perfecto con algo que acaba de hacer y lo juntamos y sí, funciona perfecto. Creo que nada más es sincronía. Al final es lo que hacemos, en el mundo audiovisual todo es la sincronía y creo que eso es algo muy bonito acerca de este arte que es multidisciplinario y que combinas y colaboras con distintas personas.

¿Por qué elegiste justo este espacio?

AA: Este proyecto surge a través de la invitación de una galería llamada Nu, ellos son los que nos invitaron a intervenir la Casa Luis Barragán directamente. Realmente no escogimos la casa sino que el proyecto siempre fue alrededor de la casa.

Sebastián, hay imágenes que ya están fijas que es la casa en sí y las imágenes que va creando la coreografía también, al diseñar el audio ¿tomas en cuenta estas imágenes, tienes elaboradas algunas previas o creas de cero?

SL: No, justo creo a partir de las imágenes. Creo que la naturaleza de la música y de los movimientos que te puede dar tal cual la pieza, son los puntos de partida que yo tomo para empezar a producir la música. Normalmente estoy viendo el video. Lo veo un par de veces y a partir de eso empiezo a hacer una especie de improvisación y ya después la empiezo a arreglar, a darle forma, pero siempre basándome y teniendo esta figura, esta imagen, estos movimientos.

Sobre la proyección de Ecos en la pasada edición de Mextrópoli.

AA: Este proyecto nosotros no teníamos ninguna pretensión con él. Después de la invitación decidimos sentarnos a jugar y a hacer lo que nos gusta. Tuvo mucha difusión al principio primero en el extranjero, realmente no teníamos ninguna proyección aquí. Poco a poco México se ha estado abriendo a nuestro proyecto, les ha interesado más y me parece increíble proyectarlo aquí en un medio donde yo no conozco a nadie y que lo van a apreciar desde un punto de vista completamente distinto.


Leí que lo que te interesaba manifestar aquí era la fisicalidad de la arquitectura de Barragán, pero esto es algo muy conceptual y además es llevado a la danza, para ti ¿cómo es traducirlo en video?

AA: Se trata de algo mucho más sensorial, alqo que no pertenece a este plano físico, sino a todo lo demás, todo lo que no es tangible y eso es lo primero que yo sentí en esa casa y lo que quisimos traducir a través de la danza: cómo existían todos estos flujos energéticos dentro de la casa, cómo todos terminan sentados viendo hacia el mismo lugar, o cómo acabas siempre parado viendo de la misma manera. Cómo la gente que sube fotos en Instagram siempre está subiendo las mismas fotos y siento que eso es algo que siempre estuvo diseñado por Barragán. Y cómo él sabía y dominaba lo que un espacio te iba a hacer sentir y cómo te ibas a desenvolver en ese espacio.

Escogimos la danza porque justo nos pareció una manera abstracta, interesante y un poco poética, y es una manera de interpretar todo eso que sentí esa primera vez que fui a la casa

Trabajaste con Nohbords…

La coreografía la hizo Diego Muhr, el director de la compañía de danza. Diego y yo nos conocimos grabando un video de música hace un par de años y desde ese video nos quedamos con ganas de hacer algo mucho más libre e impersonal. Después de visitar la casa la primera vez, el primer scouting, no sabía cómo manifestar esto que había sentido y de pronto se me ocurrió que podría hacer algo con Diego y cuando le marqué le encantó la idea, y desde ahí empezamos a formar el equipo y a desarrollar el proyecto. Siempre fue algo en conjunto y multidisciplinario. Se subió Sebas y Alia González nos ayudó siempre  con las paletas de colores. El trabajo de Diego, el de Sebastián y el mío generalmente es muy oscuro, y de pronto la casa Luis Barragán tenía estos magentas, rosas, y era como “¿qué vamos a hacer con esto?” No sabemos cómo combinar estos colores y buscamos a Alia y ella nos ayudó a desarrollar la paleta de colores y la ropa y demás.

¿Cómo es la dirección de un video como éste cuando estás trabajando con bailarines? ¿Participa el coreógrafo dentro de la dirección?

Sí, el coreógrafo tiene un peso importantísimo. Al final creo que el género al que más pertenece todo es a una video danza. Siento que mi trabajo como director es poner todas las piezas adecuadas en un lugar y nada más ayudar a dar una línea y filtrar un poco. Pero también parte de mi trabajo es hacer que Diego (Muhr) esté cómodo y que se sienta libre para poder expresarse tanto como los bailarines y como los demás.

Se reduce a tener que escoger a veces o tener la decisión final para que el trabajo tenga una línea en concreto y no sea solamente un popurrí. Pero fuera de eso, se trata también de colaborar y aprender a soltar y dejar, y divertirse. Estos proyectos nosotros los hacemos porque es lo que nos gusta hacer.


Tú transitas del cine documental, a la grabación de conciertos, videos musicales, también tengo entendido que has hecho videos de moda, esto de danza y arquitectura, y también tengo entendido que tu formación principal es en arquitectura, en todas estas aristas de tu trabajo, ¿hay una línea central que las recorre todas?

Sí, esa línea central soy yo, y lo que exploro a través de mi arte y es lo que quiero definir qué es. Es una pregunta complicada, creo que existe también una línea estética que las une. Sí son distintos géneros y distintos acercamientos, pero creo que sí hay cierta armonía en algo que sí es como un patrón que se repite, pero justo es la cosa que a mí más me gusta del arte y esa línea es justo lo que yo quiero descubrir qué es.

Andrés Arochi, artista audiovisual

Sebastián Lechuga, músico

Diego Mur, coreógrafo