La cinta de animación que aborda la historia detrás de la amistad entre Luis Buñuel y el productor Ramón Acín
Guadalajara (N22/Huemanzin Rodríguez).- En 2009 fue editada la historieta Luis Buñuel en el laberinto de las tortugas, escrita e ilustrada por Fermín Solís, basado en lo que vivió Luis Buñuel en 1932 durante el rodaje de su documental Las Hurdes. Tierra sin pan, en un territorio al oeste de Madrid, cerca de la frontera con Portugal. El documental de 27 minutos fue fundamental para la construcción artística de Buñuel que ya había filmado (hoy día, hace 90 años) el Perro Andaluz, en colaboración con Salvador Dalí, y La edad de oro (1930), ya muy alejado de Dalí y el surrealismo.
La historieta sirvió de inspiración para escribir el guión de un largometraje de animación, que ha dirigido Salvador Simó, quien cuenta con una trayectoria amplia en el cine.
«Fue un trabajo muy gratificante poder conocer un poco más a Luis Buñuel, y encontrar no tanto al director que todos conocemos, sino a un joven director que está buscando su propio lenguaje. Me identifiqué muchísimo con el personaje. Es mi primer largometraje y, salvando las distancias, también estaba buscando mi propia voz. Era un poco como tener un compañero de camino que te ayuda a contar una historia.»
Salvador viene acompañado de Javier Espada, a quien conozco desde hace varios años. Fue en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara donde nos vimos la primera vez. Él es un especialista en Buñuel, ha traído a México varias exposiciones en torno al cineasta, una de ellas en marzo de 2011 con las fotografías estereoscópicas que hizo Leonardo Buñuel, padre de Luis. A finales de ese año, en la Ciudad de México, nos volvimos a ver en el número 27 de la cerrada de Félix Cuevas, en la casa que habitó el aragonés montó una exposición por los 50 años de Viridiana. En 2015 presentó en el FICG su documental Tras Nazarín. Es director de la Casa Buñuel en Calanda, ciudad en donde él y el autor de la La edad de oro, nacieron.
Javier, este largometraje de animación es como un detrás de cámaras del rodaje Las Hurdes. Tierra sin pan.
Sí, es como un documental de cómo fue el rodaje desde la ficción. Yo me vinculé a este proyecto cuando el productor me buscó para pedirme colaborar, en principio, como asesor. Hicimos muchas más cosas y terminé como productor asociado. Claro que la película está vinculada a lo que sabemos del rodaje de Las Hurdes, pero también nos interesó contarle al público una historia íntima y eso es lo que consiguió Salvador con el guión, porque a partir del cómic han hecho toda una historia que tiene profundidad, que emociona, transmite cariño y también vemos la lucha de este personaje que se está construyendo a sí mismo después de un paso errático por las agitadas aguas del movimiento surrealista.
Salvador, tienes treinta años trabajando en el mundo de la animación, desde hacer historietas hasta colaborar con los monstruos del cine como Disney, en la última entrega de Piratas del Caribe, y en la nueva versión de El libro de la Selva, entre otras tantas. En este largometraje sobre Buñuel optaste por una animación 2D, con una línea no pura.
Llevo muchos años trabajando en animación, a los diez años decidí que quería contar historias y empecé a estudiar cine, ahí fue mi nacimiento como artista. Esta es una película que es mucho más cine que animación, no sólo por la historia, también a lo que te refieres, a la línea, al arte. Todo está trabajando en favor de la historia. La línea está rota porque los personajes están rotos también. Todo está en armonía dentro de ese sentimiento de dureza. No considero que esta película sea sólo una animación. Desde un principio la trabajamos como cine, muchos de los que han trabajado en la película vienen del mundo del cine y nunca habían trabajado en animación, y creo que han ido incorporando toda una dimensión a las voces y al sonido que no es habitual.
Javier, vemos en la película cómo filman en Las Hurdes en 1933, como también vemos una historia de amistad entre Buñuel y Ramón Acín (productor de Las Hurdes), quien fuera fusilado con su esposa en 1936 por las fuerzas franquistas, y su nombre borrado de los créditos del documental.
Ramón Acín es una persona muy desconocida incluso en España. Podríamos decir que es el Lorca aragonés, es una buena persona, es un pedagogo, es un artista y es de los que se compromete con la república y busca hacer un mundo mejor, como Lorca con La Barraca o Buñuel mismo con Las Hurdes; es asesinado a comienzos de la Guerra Civil española. Antes de eso, con Buñuel bromea que si se saca la lotería le paga la película porque no tenían dinero, y en verdad se gana la lotería en Huesca y cumplió su palabra, es por eso que pueden hacer La Hurdes. No era tanto, eran como 20 mil pesetas lo que pudo aportar. Con eso fue suficiente para viajar en la primavera, durante la Semana Santa, y rodar la película.
Me ha fascinado ver en la película todo el trabajo para generar un encuadre y en corte directo vemos el fragmento original del documental rodado por Buñuel.
Esa visión ha quedado muy bien en la película. Eso ha despertado la curiosidad del público que ha visto la película en los festivales, quieren ver el documental de Buñuel y sienten interés por toda su obra. Esto también es parte del objetivo del largometraje de animación, que es el making of de cómo pudo ser el rodaje. Queda muy bien reflejada esa pasión por el cine.
Salvador, ¿visitaron Las Hurdes actualmente?
Fuimos para recorrer los mismo lugares y he de decirte que ha cambiado muy poco, mucha gente ya no vive ahí pero quedaron esas casas de piedra que están como las vemos en el documental de 1933, que para esa época tenía cerca de diez años que esos pueblos fueron visitados por Alfonso X quien buscó transformarlos, pero sólo construyeron una escuela, la que se ve en el documental de Buñuel y rehicimos en el largometraje.
¿Ya tiene distribución en México?
De momento no, esperamos que sea pronto para que puedan disfrutar este largometraje de ficción que cuenta la historia de una amistad mientras se creaba un documental de este artista que se confronta consigo mismo para poder definirse. Si además de eso podemos lograr que la gente se acerque al resto de la obra de Buñuel, creo que hemos conseguido lo que queríamos.