El productor chileno fue reconocido en la edición 34 del FICG; con nosotros, habló sobre su trabajo, la importancia de, entre latinoamericanos, ver cine latinoamericano y la relevancia de llegar a los grandes mercados
Guadalajara (N22/Huemanzin Rodríguez).- Chile ha sido el país invitado de honor en la edición 34 del FICG, uno de los integrantes de la delegación chilena en el festival es el reconocido productor Juan de Dios Larraín, quien ha tenido en sus manos 32 trabajos para cine y televisión donde destacan películas como No (Pablo Larraín, 2012), Neruda (Pablo Larraín, 2016), Jackie (Pablo Larraín, 2016) y Una mujer fantástica (Sebastián Lelio, 2017), ganadora del premio Óscar a Mejor película extranjera en 2018, entre otras. En Guadalajara, Juan de Dios Larraín quien asegura ser enemigo de la zona de confort, recibió el Mayahuel Homenaje Iberoamericano.
«Yo creo que ha sido una generación que ha trabajado colectivamente con base en la idea de prueba y error, hacer, hacer y hacer. Lo que ha sucedido por ejemplo, en el caso de Una mujer fantástica es resultado de una generación que ha hecho mucho cine desarrollando el oficio, y que ganara el Óscar es como si en un partido de futbol el gol llegara en el minuto 88. Son muchos años de trabajo de gente que ha buscado insistentemente un lugar, una actitud, una biografía. Es difícil tomar un pedazo del cine chileno y analizarlo uno por uno. Hay que analizarlo como un cúmulo, yo me siento súper orgulloso de pertenecer a esa generación. Han pasado 15 años y hay una nueva camada de productores que están buscando un espacio. Así que estimo un momento increíble para todo el cine chileno, ojalá que lo que venga sea igual de potente, todavía tenemos a Pablo Larraín, Sebastián Lelio, Sebastián Silva, un montón de directores con hambre de hacer cosas.»
¿Cómo es la dinámica industrial y el ámbito legal del cine chileno?
El trabajo que nosotros hemos hecho ha tenido siempre un apoyo del Estado, tenemos que ser unos agradecidos por ello, pero es cierto que en Chile es difícil iniciar. El Estado está en deuda con los realizadores chilenos especialmente para los que empiezan, es muy difícil. La idea de hacer una película con dos pesos y un iPhone funciona pero hoy día para que las películas viajen necesitan mucho más que eso, necesitan proyectarse en gran tamaño, verse bien, oírse bien, pagar un casting. No olvidemos las dificultades que enfrenta el cine a la hora de su exhibición en las salas de cine, una película que costó cien mil dólares tiene un boleto de entrada igual que si hubiera costado cien millones, es una competencia desleal. Yo estoy seguro que si en Chile el costo del boleto fuera de dos dólares, probablemente tendríamos más gente en la sala. (1)
Pagar para ver la última película de Marvel, Star Wars o la última de Christopher Nolan, que cuestan 300 millones de dólares, cuesta lo mismo que ver una película chilena. Si bien las leyes han cambiado y han beneficiado al cine, hay una deuda con las óperas primas, se necesita apoyar más y se necesita dinero sabiendo que ese dinero no va a llegar a puerto, se va a “perder” porque no está asegurada su resonancia internacional. Y se debe entender que el cine en español, el cine en Chile, el cine mexicano en México, debe de ser apoyado por sus gobiernos porque no es algo local, es un problema global, pasa con el cine francés lo mismo. No es una sola solución, se necesitan varias, entre ellas crear el hábito de ver cine desde los niños a un precio distinto.
En los encuentros cinematográficos, en los festivales siempre se habla del gran mercado latinoamericano y de las historias comunes y compartidas. Pero cuando más cine de América Latina se puede ver es en un festival y no todas las personas pueden tener acceso a los contenidos de un festival. La deuda es también con quienes ahora sí quieren ver cine. Con el éxito que ahora viven algunas películas de Latinoamérica, ¿crees que estamos en un buen momento para construir una nueva dinámica audiovisual entre nuestros países?
Sí, hay muchos aciertos, creo que lo que ha pasado con películas como Roma, de Alfonso Cuarón, con un trabajo impresionante de Eugenio Caballero, es un gran favor a la lengua, que los gringos lean subtítulos, que una plataforma como Netflix permita que se vea en todo el mundo. Lo que se valora son nuestras historias a partir de nuestra lengua. Una mujer fantástica (Sebastián Lelio, 2017) permitió también eso. Tenemos que vernos entre nosotros, no es un problema menor: el mexicanos no ve cine colombiano, el colombiano no ve cine chileno, el chileno no ve cine mexicano y así. Una mujer fantástica y Roma nos han beneficiado a todos, pero tenemos que conquistarnos a nosotros primero para luego ir a otros grandes mercados.
Entre la cantidad de proyectos que tiene un productor como tú, ¿cómo es que decides tus rutas de trabajo?
Hay que entender que el cine opera también en una lógica darwiniana, saber vivir, saber morir, hay proyectos que ven pronto la luz otros que tienen que esperar. La ruta crítica es saber discernir qué puede ir y que no. Y cuando uno decide que un proyecto es posible, debe de tener un compromiso de vida y muerte por él. El productor debe ser el primero en estar convencido que se va a hacer, que esté obsesionado con la película es probablemente lo que asegure que la película sea terminada. La producción de cine es, en buena parte, un trabajo de seducción. Hay que seducir a inversionistas, a coproductores, a fondos, a festivales, a distribuidores, no es sólo la película sino todo lo que hay detrás y alrededor. También las rutas críticas son diferentes para cada proyecto, algunos son netamente de fondos estatales, otros de Iniciativa Privada y otras con modelos mixtos, eso te cambia todo. Nosotros el año pasado hicimos cuatro películas, una de fondos, otra de IP y dos con fondos mixtos. Tienes que conocer la vocación de cada proyecto y así cómo estructurarlo.
¿Eres un gran seductor?
Intento serlo, ojalá no deje de hacerlo. Por lo menos me los creo, eso es importante, pero deberías preguntárselo a los seducidos.
- Chile es el país con el costo de entrada a salas cinematográficas por persona más alto de América Latina. Según un reportaje de la BBC, el costo en Chile equivale a US$ 9,2; en Argentina US$ 8,45; en Belice US$ 7,5; en Brasil, Puerto Rico y Uruguay US$ 7. México ocupa el cuarto lugar con un promedio de US$ 3,3. En Cuba es el país con el costo más barato equivalente a US$ 1.