Un chat entre amigas escritoras y lectoras detonó esta revista digital que busca hablar de cultura, consumir cultura y crear cultura desde una perspectiva cien por ciento femenina
Ciudad de México (N22/Ana León).- Es una mañana de viernes soleada, luminosa, de esas que pocas veces se dan en esta ciudad caos. Son las diez de la mañana y me encuentro con Luisa Reyes Retana e Irma L. Uribe. Ambas están sumergidas cien por cien en el mundo editorial. Luisa es escritora (Arde Josefina, 2017) y editora del proyecto Sicomoro Ediciones. Irma, por su parte, está al frente de una iniciativa y editorial que fomenta la lectura en niños y niñas, Ate con Queso, y escribe también. Así que la palabra escrita es lo suyo. Ahora, se han lanzado a un nuevo proyecto editorial, la revista digital La pluma abominable a la que definen como una revista cultural colectiva, colaborativa con, de, desde, entre, para, por y sobre mujeres. Razón suficiente para sentarse a hablar con ellas.
“Por y para mujeres”, ¿por qué?, ¿cómo surge?
Luisa: Lo que quisimos hacer es un espacio seguro.
Irma: Nace de la necesidad de ver a las mujeres en el frente, de verlas en el centro. Tanto Luisa como yo escribimos y consumimos mucha cultura y queremos ver a las mujeres en el centro de esa cultura y hablar de eso y que se hable de eso más allá de como si fuera de nicho. Es muy difícil de repente pensar que un hombre va a poner a las mujeres al frente y por eso es “desde”, “por”, “para” y todas las preposiciones que se nos vinieron a la mente que pudieran quedar para verlas en el centro y para hacerlo desde nosotras así, tal cual.
Es un espacio de difusión de lo que hacemos siempre, porque las mujeres estamos haciendo cultura todo el tiempo, ¿por qué no estamos ahí? y ¿por qué no se está hablando de esto?
Luisa: También es para validarnos, para hablar, para abrir la conversación.
Ambas vienen del mundo de los impresos, tienen los proyectos Ate con Queso (de Irma) y Sicomoro Ediciones (Luisa), ambas escriben, pero ¿qué les atrajo de Internet, de lo digital, para depositar ahí una propuesta como ésta? O también, ¿es más fácil en cuanto a los recursos?
Irma: Viene de una parte muy práctica, es más rápido, es más viral de alguna manera, es más fácil difundir una idea en el mundo digital ahorita.
Luisa: Fue impresionante porque en un día… ¿fue en uno? [le pregunta a Irma]
Irma: Sí, en menos de 48 horas.
Luisa: Ya teníamos muchos seguidores y nos dimos cuenta que ahí estaba el nicho y que necesitaba ocuparse. Eso fue muy emocionante.
Irma: Fue un poco estresante porque es una responsabilidad más grande de lo que habíamos pensado asumir. Y nos llegaron ya un montón de propuestas de gente que quiere escribir. La gente sí está respondiendo de manera muy natural, muy orgánica a una necesidad que estaba ahí y que nosotras habíamos identificado en nosotras mismas, pero no necesariamente así, en un mercado.
Luisa: Salvo uno que otro atarantado que se ardió porque sólo era para mujeres. “No me siento bienvenido”, dijo, es una ternura. [ríen].
¿Piensan en algún momento sacarlo de lo digital y llevarlo al impreso o su medio natural es cien por ciento digital?
Irma: No sé, no hemos llegado a esos puntos. La verdad es que digital ahorita es como está pensado. El mundo digital es muy permisivo, te puedes dar muchos permisos para hacer muchas cosas, para crear, para que la gente participe. También lo digital invita mucho a la gente a dialogar…
Luisa: Es interesante cómo lo digital hace que no necesites tanto trabajo presencial. Si tuviéramos una revista impresa nos tendríamos que sentar en una oficina, hacer una edición muy seria, contratar diseñadores, en fin. Esto lo hacemos por whatsapp.
Irma: Necesitaríamos muchos más recursos económicos que la neta no tenemos.
Luisa: Si crecemos como la espuma claro que vamos a pensar en lo que necesite la revista.
Y en esta necesidad y responsabilidad que implica tener una publicación digital, ¿cuál es la periodicidad de las colaboraciones? ¿Tienen pensado presentarlo en algún momento, formalmente o quedará así?
Luisa: Preguntas que no nos hemos hecho. La periodicidad va a ser orgánica por ahora. Eventualmente quizá hagamos calendarios más serios, pero ahorita por lo menos una cosa a la semana, entre una y tres. En esa medida trataremos que sea así y eventualmente cuando podamos pagarles, porque ahorita todos lo hacemos voluntario, pero si la revista genera suficiente público como para cobrar publicidad, vamos a cobrar.
Han tocado un tema súper importante, justo cómo se sostiene, y entiendo entonces que es de voluntad y ganas de hacerlo, pero en este sentido, ¿qué idea o qué reflexión les detona el que tengan que funcionar así, en la autogestión y con colaboraciones no pagadas? Y esto no se reduce a lo editorial, también sucede en la radio, hay propuestas independientes en donde la gente se dedica a otras cosas y colabora en estos proyectos.
Luisa: Yo creo que el problema es que no hay mecanismos para financiar estos proyectos. O sea, si nosotros pudiéramos hacer una especie de start up y acceder a becas, quizá podamos, quizá no hemos hecho una investigación cuidadosa. Tengo la sensación de que no está a la vista, por lo menos, y eventualmente lo vamos a tener que estudiar porque no podemos pedirla a la gente que trabaje sin paga.
Irma: Y la verdad es que sí queremos pagarle a la gente y eventualmente que también el equipo pueda, no depender de esto económicamente, no al cien por ciento, pero que sí sea un ingreso fijo para quienes participamos. Nuestra ilustradora ilustra cada una de las entradas. Ella es la que más chambea, la verdad. Ahorita todas lo estamos haciendo porque estamos convencidas de que esto tiene que pasar y tiene que existir y tiene que estar allá afuera.
Creo que también es una manera de probarnos como proyecto. Empezamos viendo qué onda poco a poco y ya luego si vemos que necesita pues le invertimos o pedimos un crédito, las becas o buscamos más canales.
Sobre las colaboradoras: ¿todas las propuestas entran? Por qué entiendo que la primera línea editorial es que es “de mujeres y para mujeres”, pero respecto a las temáticas, ¿qué sí entra?, ¿qué no?
Luisa: Llevamos una semana, dos, entonces no hemos tenido que decirle no a nadie.
Irma: También tiene que haber un filtro de calidad. Y no publicamos las cosas así como nos las mandan, sí pasa por un proceso de edición.
Luisa: El chiste es que se puede decir todo, no va a haber ningún tipo de censura temática, pero tiene que estar legible.
Irma: Ser disfrutable de lectura, y también tiene que ver con el tema: es una revista de cultura hecha por mujeres. Debe tener un grado de calidad, que disfrutes leerlo. También entendemos que hay un montón de estilos y eso también nutre. Leer diferentes voces, es justo lo que queremos.
El nombre, ¿cómo?, ¿por qué?
Irma: No quiero echar de cabeza a Luisa… [risas]
Luisa: Cuando era puberta tenía mi blog que se llamaba La pluma abominable al que subía mis reflexiones y un día lo bajé. Pasé años avergonzadísima pensando: ¡que nadie lo vea! Pero amaba mi blog.
Irma: Es que nosotras, no sé si tú también, crecimos en una etapa pre Facebook, en donde los blogs eran la manera de expresarte y ser parte de la Internet. A mí me da mucha risa porque Ate con Queso [su proyecto editorial y de fomento a la lectura de niños y niñas] era el nombre de mi blog de puberta. Bueno, ya también tuvimos críticas en Twitter, nos dijeron que estaba horrible porque es negativo.
Luisa: Es chistoso pensar que en algún momento de la historia las plumas femeninas eran abominables.
Irma: Y justo es lo que queremos, que haya efervescencia. Cuando empezamos a pensarlo no creíamos que no hubiera algo parecido. Y claro que hay en otros países y en otros idiomas, pero la verdad es que en español no hay. ¡Y cuánta literatura hay en español! De hecho un poco así empezó. Como propósito de año nuevo queríamos leer puros libros de mujeres. Entonces siguiendo recomendaciones se empezó a nutrir muchísimo un chat.
Luisa: ¿Sabes de quién es culpa todo esto? De Brenda Lozano. Yo estaba en la FIL y les pregunté: -Oigan, chavas, ¿qué me recomiendan? Y empezaron: Juan Cárdenas… y Brenda Lozano dijo: ¡No, espérate, compra puras mujeres, al carajo con Octavio Paz!
Irma: Y en los stands sólo ves a hombres, claro, está Elena Poniatowska…
Luisa: Los nombresotes…
Irma: Pero no están las nuevas, las que están escribiendo de manera diferentes. Nos hemos dado cuenta que las mujeres más contemporáneas están escribiendo más oscuro, por decirlo de alguna manera.
Luisa: Hay como una violencia soterrada en el lenguaje femenino en la literatura.
Irma: En el humor, porque son libros que tienen mucho humor, pero es uno pesado.
Luisa: Y es uno que se calla, que está entre líneas. No se habla con franqueza.
Irma: Pero muy real. Ya traemos una violencia muy metida y no nos habíamos dado la oportunidad de sacarlo. Por muchos años las mujeres escribieron cosas bonitas, porque “así deberíamos ser”. Y ahorita estamos sacando la otra parte. También hay mucha gente que no lo entiende.
Justo estamos hablando de que hay muchas mujeres jóvenes escribiendo en México, pero ¿qué ha hecho falta para que haya una voz como en su tiempo fue Elena Poniatowska, por ejemplo?
Luisa: Yo siento que está Cristina Rivera Garza, que debería de ser la jefa del universo y no la pelan suficiente, la verdad. Porque dice unas cosas que escandalizan mucho a los hombres. Cuando dijo que Rayuela le parecía un libro que había envejecido mal, por ejemplo, se le fue a la yugular medio país, y no la han perdonado. Eso es real.
Creo que no hay porque la estructura social no ha hecho el cambio. Y no sé por qué. El único personaje comparable colombiano, es Laura Restrepo, por ejemplo, Laura es de una claridad absoluta en su forma de escribir y escribe sobre temas más populares. Cristina es abigarrada y es oscura, y eso todavía no gusta.
Irma: También creo que tiene que ver con un tema de personalidades. Las mujeres complejas, oscuras, todavía no gustan.
Luisa: ¿Y se han fijado como no les gustan los reflectores? Porque además tienes que lidiar con cómo te ves, cosa que los hombres no. Se asumen cosas por cómo te ves.
Irma: Creo que por eso las mujeres le huyen a los reflectores. Por no querer que se hable de ellas.
Es una revista que es para mujeres, hecha por mujeres y sobre una visión de cultura desde las mujeres. Mi pregunta es: ¿ustedes se consideran feministas y se denominan feministas?
Luisa: Sí. Muy feministas.
Irma: Sí, la respuesta es sí y cien por ciento, sí.
¿Y qué pasa, por ejemplo, cuando entre todos los feminismos no hay empatía?
Luisa: Nos falta práctica. Necesitamos ejercerlo deliberadamente. La sororidad no es nada más porque nos caemos bien.
Irma: Y nos la han limitado por tantos años que es muy difícil hacerlo naturalmente porque no está en nuestras venas.
Luisa: El cableado es para: somos amigas y hermanas para tomar café y tejer, no para debatir ideas.
Irma: Personalmente creo que hay millones de feminismos y que cada quien lo vive de muchas maneras. Cuando me convertí en mamá, —justo en ese momento es cuando te cuestionas todo—, ahí fue cuando me di cuenta que había muchas maneras de vivir el feminismo. Y me gustaría muchísimo que La pluma… pudiera reflejar todos. Que pudiera reflejarlos de diferentes maneras y cómo nos entendemos mujeres de distintos lados, de distintas formas, de distintas plumas y cómo te expresas de tu feminismo o no. Aunque también se vale que no te reconozcas así o que no te quieras poner la etiqueta por algo. Esos reconocimientos y esas diversidad también nutren mucho.
En una colaboración con El Malpensante [«Me encanta ser mujer (y odio a las histéricas)”], Leila Guerriero narraba que alguna vez hizo un artículo de las “mujeres en el rock argentino” y que se arrepintió por hacer un texto que denotaba esa diferencia como atracción de zoológico, como una curiosidad. Lo traigo a colación porque hacen “una revista de mujeres, para mujeres y con una visión de cultura desde lo femenino”.
Luisa: Eso nos conflictúa. No obstante creo que no nos queda de otra. Estamos en un momento en el que o lo hacemos o nos quedamos atrás. Necesitamos pararnos enfrente. Y si algún día nuestros hijos o sus hijos ven un mundo más acondicionado, pues ya podemos quitarle la etiqueta.
Irma: El ideal de La pluma… es que dejara de existir, que no se necesitara. Lo ideal sería que nadie tenga que decir “mujeres escritoras”, “mujeres directoras de cine”, “mujeres directoras de orquesta”…
Luisa: Pero en este nuevo feminismo es una metodología.
Irma: Y no nos queda de otra. Ahorita tenemos que visibilizarlo, tenemos que difundirlo para que se normalice, que sea parte del todo.
¿Cómo manejar el lenguaje incluyente? Porque al final ustedes trabajan cien por ciento con palabras.
Luisa: A mí me gusta usar “las” y “los” indistintamente y echarlos así, salpicarlos. “Los” y “las”, medio para ir entrando en el terreno de “las”. Y eventualmente hablar de “las” sin que nadie se ofenda.
¿Y estas derivaciones de “amigues”, “todes”?
Luisa: A mí no me llaman.
Irma: A mí tampoco. Soy muy conservadora en el lenguaje en ese sentido. Más purista. Pero sí trato mucho de usar “las” y “los” y en general me he vuelto más nazi de usar neutros. En lugar de decir alumnos y alumnas, dices estudiantes e incluye a todo el mundo. Ya activamente busco esas palabras que incluyen a todo el mundo.
Luisa: Ahora, la que es muy interesante es “cuerpas”, porque “cuerpa” sí va por otro lado. Estamos hablando de un cuerpo que es femenino y no tiene tanto qué ver con que la palabra sea “el cuerpo”, pero lo de “la cuerpa” tiene otra connotación, tiene que ver con derechos reproductivos.
Irma: Tampoco es que esté en contra de “amigues” y esas, mientras se entienda que somos todos… Creo que el único conflicto o con lo que sí estoy en contra, es seguir ocupando el masculino como el general. No me importa cuál uses o cuál usemos en La Pluma…, mientras incluya a todos.
¿Su feminismo es incluyente, es decir, no nada más mujeres sino también hombres que quieran ser o sean feministas?
Ambas: ¡Claro! Por favor.
Luisa: Yo creo que hay cosas en las que sí necesitamos estar solas. Por ejemplo, si hubiera una manifestación para sentirnos seguras en las calles, creo que hay que hacerlo solas porque estamos tratando de hacer un statement: “las calles también son nuestras”. Estratégicamente creo que hay cosas que es importante que hagamos solas en lo que se soluciona la idea de mujer en el mundo.
Irma: Es que no estamos solas en el mundo. El mundo no pretendemos que sea sólo mujeres. Entendemos un mundo donde vivimos hombres y mujeres, que todos tengamos derechos parejos.
Luisa: Obvio no pueden escribir, pero un día los vamos a invitar.