Aunque escribir también trae “una alegría sin nombre”, el escritor portugués habla sobre su oficio y sobre los conflictos al encontrar una voz propia
Guadalajara (N22/Laura Barrera).- “António Lobo Antunes es creador de una literatura lejos de la hojarasca y las convenciones”. Así describió Laura Restrepo la obra del autor portugués en una charla que cautivó al público por su espontaneidad.
« Hace diez años estaba trabajando en Lisboa y me han llamado por teléfono, una voz de mujer me dijo: ‘ha ganado un premio en México’ y yo conteste: ¿cuánto? [ríe]”, cuenta Lobo Antunes. Se trataba del premio FIL de Literatura en Lenguas Romances que recibió, aquí mismo, hace una década. Entre manifestaciones de mutua estimación, el encuentro versó sobre la potencia literaria de Lobo Antunes, por cierto, muy a pesar del autor, quien rehuye a la vanidad.
Sobre el trabajo del portugués, Laura Restrepo dice: “Yo creo que si la literatura de António es tan poderosa es porque tanto el autor como cada uno de sus personajes tienen siempre presente la idea de que saben que van a morir. Y en sus libros la vida es tan intensa en la medida en la que la noción de la muerte está siempre palpitando detrás.”
Lobo Antunes, autor de libros como Memoria de elefante, El orden natural de las cosas o Esplendor de Portugal, habló de sus búsquedas, sus titubeos y sus eventuales alegrías.
“El problema es siempre encontrar tu verdadera voz, encontrar tu manera de liberarte de todas las influencias las cosas exteriores de los escritores que son importantes para ti y eso cuesta mucho trabajo. Estoy seguro que a Laura le ha costado mucho encontrar su camino, con tantas dudas es muy difícil escribir. Yo no recomiendo a nadie que escriba porque trae mucho dolor y sufrimiento, pero también una alegría sin nombre cuando las cosas están bien.”
Escritor capaz de mostrar con palabras un universo que está más allá de las palabras, a decir de Restrepo, Lobo Antunes es la figura más destacada de la delegación de Portugal, nación invitada en la edición 2018 de la FIL Guadalajara.
Imagen: FIL Guadalajara