Gabriela Jáuregui editó, y es una de las autoras, de esta antología de género en la que escriben Margo Glantz, Sara Uribe, Brenda Lozano, Cristina Rivera Garza, Yásnaya Elena A. Gil y Daniela Rea, entre otras
Ciudad de México (N22/Ana León).- ¿Cómo entender el feminismo?, ¿desde dónde? Cuando al lenguaje de género ha ido más allá de la concepción binaria y ha sumado el lenguaje trans y queer, y el lenguaje de la tecnología, ¿cómo reconfigurarlo?, ¿cómo resignificarlo? Se han aglutinado las opiniones de las feministas en olas: una, dos, tres, hasta que una tras otra generan un tsunami. Nombre y razón por la cual se ha titulado a una antología que aglutina voces diversas sobre temas de género así: Tsunami. Setenta años hay de diferencia entre la mayor y la menor de estas autoras. El amplio margen temporal ofrece la oportunidad de conocer de un extremo al otro cómo se han transformado estas ideas en torno a un sólo concepto al que se ha dotado de la capacidad de ser ecológico, xeno y post, entre otros: el feminismo.
Platicamos con la escritora y editora a cargo de esta antología en la que escriben Margo Glantz, Cristina Rivera Garza, Yásnaya Elena A. Gil, Sara Uribe, Daniela Rea, entre otras autoras. Aquí, Gabriela Jáuregui nos habla sobre los feminismos incluyentes y excluyentes, y el papel de las redes sociales.
Tsunami se presentará esta noche, 14 de noviembre, a las 19:30 horas, en La Cañita.
¿Todas las mujeres en esta antología se asumen como feministas?
No creo. Creo que algunas sí y que otras como bien lo dice Yásnaya [Elena A. Gil], ella por unas razones muy claras y tal vez otras por razones distintas, se sienten ambivalentes o que hay un peso muy grande o una responsabilidad muy grande al declararse feminista, y lo hacen con mayor precaución. Pero también, probablemente, una mayoría, le tendríamos que preguntar a cada una de ellas, se llamaría o se autodefiniría como feminista. Probablemente cada una desde un lugar distinto del feminismo, que por suerte son muchos.
Has reunido, seleccionado, a estas autoras y tú misma escribes, ¿para ti qué es el feminismo?
Es una forma de buscar la emancipación de todas y todos. Es decir, una forma no de opresión de, ahora, las mujeres sobre los hombres. No es una forma de venganza o de reacción sino al contrario, una forma de liberación de las mujeres y de los hombres también en el sentido de que es un cuestionamiento y una voluntad de acabar con el patriarcado que es una forma de opresión para las mujeres, pero también para los hombres.
Por suerte no hay un solo feminismo, pero ¿cómo conviven esos feminismos? Te lo pregunto porque a veces algunos son un tanto radicales o excluyentes, como aquella marcha que partió del Monumento a la Revolución rumbo al Ángel de la Independencia en la que muchas mujeres no dejaron marchar a los hombres con ellas y fueron agresivas.
El feminismo parte de la idea de que las que estamos desfavorecidas, principalmente, hemos sido las mujeres, pero sí hay muchos feminismos. Hay unos feminismos, por ejemplo, que no aceptan a las mujeres trans como mujeres, yo no estoy de acuerdo con eso. Siento que pensar en el cuerpo binario y el género y el sexo de formas binarias es parte del problema y siento que sí, las mujeres que piensan el feminismo como sólo para las mujeres que nacieron biológicamente mujeres, es problemático.
Siento que las compañeras que hicieron eso en la marcha, no sería algo que yo hubiera hecho. Al mismo tiempo entiendo por qué lo hicieron, probablemente muchas de ellas han sufrido una violencia terrible en manos de hombres y no tienen ganas, ni se sienten seguras de estar cerca de hombres, lo cual puedo entender y me puedo imaginar, más en este país. Sin embargo, y pasó en esa marcha justamente, que en algún contingente donde sí habían hombres, unas chavas se encontraron con un tipo disque buena onda y progre, que había agredido a una de ellas.
Entiendo esos momentos y creo que es importante también que los hombres entiendan que a veces no se trata de ellos y que no tienen que estar ahí todo el tiempo, y que se vale que se vayan hasta atrás. Quizás las formas de hacerlo o de dialogarlo no son peleando o aventándolos, si no decirles, ‘no eres tú el principal’. Es también que como hombres, desde su masculinidad, de su privilegio, el pensar que ésta no les toca ser protagonistas. Son formas de dialogar y de escuchar, los hombres no están acostumbrados a que los manden para atrás.
Sí, está ese feminismo, pero hay mil vertientes. El ecofeminismo, los feminismos trans, los feminismos desde el tercer mundo, los feminismos de mujeres de pueblos originarios, de mujeres afroamericanas que son muy distintos y a veces encontrados con los feminismos de mujeres blancas eurocéntrico, “gringocéntrico”, y sus necesidades y sus búsquedas son muy distintas por lo mismo de que sus faltas de privilegio y las reivindicaciones que se buscan de lugares de todavía mayor precariedad, de una falta de privilegio tremendo. O esos feminismos en los que se trata de reivindicar ciertas masculinidades. Lo bueno es que podemos ir encontrando dónde nos podemos acomodar.
Hay palabras de las autoras que se repiten en muchos de los texto como “acompañamiento”, “compartir”, “lo colectivo”, hay empatía, no igualdad, pero ¿qué pasa cuando un feminismo rechaza a otro, lo desacredita?, ¿o una feminista es agresiva con otra? Lo traigo a colación porque recordé cuando Valeria Luiselli publicó una columna de opinión sobre la vigencia de “cierto” feminismo en El País y otras feministas la atacaron.
Hay que cuidarnos de silenciarnos las unas a las otras, porque justamente eso es lo que lleva haciéndonos el patriarcado o el poder durante siglos: silenciarnos. Yo entiendo que haya posiciones diversas o incluso encontradas y, entonces, cómo usamos ese encuentro o encontrón para generar un diálogo, para afinar ideas, para reivindicar cada quien sus posturas sin replicar la violencia que de por sí existe en los medios de comunicación, en las redes sociales, siempre contra las mujeres. Porque además, en ese ejemplo, hubieron mil hombres que la agredieron. Entonces están los hombres y, encima, estamos nosotras.
Creo que hay momentos para ser agresiva y lo han dicho desde los Black Panthers, Hay momentos para tomar armas y ponerse agresivos. Yo no siento que en contra de otra mujer, incluso una mujer que tenga una opinión distinta de la propia. No creo que sea el lugar. Creo que replicamos aquello que buscamos criticar.
¿Feminismo como opuesto al machismo es continuación de estas definiciones o etiquetas del patriarcado? En su texto, Cristina Rivera Garza cita a Rosario Castellanos cuando dice que habría que pensar “otro modo de ser humano y libre. Otro modo de ser”. ¿No habría que empezar a pensar otro nombre para esta búsqueda llamada feminismo, no sería como dar continuidad a esas etiquetas y convenciones de lo que se cree debe ser lo femenino?
Es lo que deberíamos preguntarnos todas, constantemente. ¿Qué estamos haciendo?, ¿por qué lo estamos haciendo?, ¿por qué lo queremos cambiar y desde dónde? ¿Recuerdas esta frase de “el existencialismo es un humanismo”, siento un poco que el feminismo es un humanismo”, y en posturas del antropoceno, y “capitaloceno”, el feminismo es un post-humanismo también, hablando de cyborgs. A lo que voy es que esa definición que hacen convenientemente los machistas, y sobre todo muchos hombres, que el feminismo es como el opuesto del machismo es una definición errónea, es como fake news, es la fake definición. Es decir, el feminismo no es lo opuesto del machismo. El machismo es la opresión de unos por parte de otros y como te decía, el feminismo en su definición en todos los casos, incluso en los más radicales, no se trata de que las mujeres estemos por encima de los hombres sino lo que busca es equidad y emancipación, dejar de estar oprimidos. Volverte opresora no es, según yo, la definición de ningún feminismo. El machismo sí tiene que ver con una discriminación y con una opresión. Muchos machistas han usado esa definición: las feministas son las machistas al revés.
Curiosamente Lydia Cacho en su libro #EllosHablan usa un término que yo nunca había oído pero que me parece una forma interesante de darle la vuelta a eso. Por un lado está el feminismo y ella usa hembrismo como lo opuesto al machismo. Y el hembrismo es eso, las definiciones de la feminidad desde el machismo, es un desdoblamiento u otra forma de llamar al machismo. El feminismo no tiene nada que ver con eso. La gente que lo usa como lo opuesto al machismo simplemente no entiende nada y lo usa para desvirtuar todo lo que busca el feminismo.
Al final es un humanismo. Sí se podría, eventualmente, cambiar ese nombre, pero tristemente estamos lejos de estar ahí. Sería como llegar al día que no necesitemos hablar de razas.
Varias de las autoras escriben que la palabra libera en el momento en que nombra y que escriben para liberarse, pero ¿qué pasa cuando no se tienen las palabras, cómo hacer llegar estas ideas a alguien que no tiene ese privilegio, el de sentarse a escribir?, ¿cómo compartir?
Una de la cosas que yo espero que haga este libro es ser accesible. Creo que hay unos libros increíbles e importantísimos de género que hablan, de pronto, desde un lugar académico y con un lenguaje que, sin querer, excluye a la trabajadora del hogar que viaja desde Chalco tres horas en transporte público, que gusta de leer y sin embargo, el lenguaje se va hacia lugares inaccesibles para ella. Realmente esperaría que este libro sea accesible en distintos niveles aunque hable de experiencias que no son las propias, eso es algo que en el mejor de los casos la literatura hace. Eso puede crear un vínculo entre gente de mundos distintos. Esperaría que en sus palabras [las de las autoras] sea un libro hospitalario.
Creo, también, que personas que no han podido terminar su escolarización tienen formas muy concretas de expresar su resistencia, formas cotidianas. Creo que hay formas de apreciar la expresión y la resistencia de las mujeres y la voluntad de crear mundos distintos que igual no son tan visibles y no estamos acostumbrados a darles el valor que le damos a una antología de mujeres escritoras, pero que también están ahí.
Hay una pregunta que se hace Brenda Lozano, ¿cómo es que habiendo tanta aceptación en redes sociales y mucho apoyo a las causas feministas, al mismo tiempo sigue habiendo mucha violencia. ¿Hay una mayor aceptación y entendimiento de qué es el feminismo, cuestiones de género, hay mayor apertura, la gente está entendiendo realmente o sólo nos quedamos en la forma sin llegar al fondo?
Creo que es una pregunta difícil de responder y es casi que muy abierta en el sentido de que probablemente estamos en un paso hacia un mayor entendimiento y el primer paso es quizás una mayor aceptación, aunque sea con una playera que diga #SoyFeminista, que no quiere decir que en el fondo has entendido la complejidad de, pero es un primer paso, medio sonso si quieres, o banal, y de ahí, al menos, hay un poco de conversación. […] Tal vez luego hay un momento de desencanto, de radicalización, no sé, pero al menos se está empezando a tener una conversación. Yo les preguntaría, y me interesaría mucho cómo contestarían esa pregunta las feministas de hace cincuenta años que de verdad eran una minoría. Al mismo tiempo, desde dónde se hace y de qué forma se hace, ya sería lo más delicado de la pregunta, pero yo no sé si realmente pensarían que es un primer paso hacia un entendimiento más profundo esta aceptación más superficial pero masiva. También creo que es un arma de dos filos porque el capitalismo, el mercado y el poder en general, son los más hábiles para apropiarse de cosas y luego desarticularlas y tirarlas a la basura y banalizarlo todo. Es una pregunta que es muy abierta pero sería interesante escuchar las respuestas de otras generaciones que no estaban donde estamos ahorita.