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La cantante fue reconocida en las Lunas del Auditorio en la categoría Música Regional Mexicana
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Ciudad de México (N22/Karen Rivera).- Lila Downs se encuentra infinitamente agradecida a la Soledad, a la Guadalupe y a la Juquila, por su fe. Originaria de Tlaxiaco, Oaxaca, la cantante y compositora mexicana sabe que con su fe, sus costumbres y su música puede dar voz a las culturas precolombinas y reflexionar sobre la falta de amor que observa en su patria. Salón, lágrimas y deseo es el nombre de su más reciente álbum en el que se escucha su postura frente a la vida.
Salón, lágrimas y deseo, ¿cómo se dio el proceso en la creación de estas canciones en las que nos hablas de violencia, de machismo, de desaparecidos?
Creo que ya es inherente en mí tocar temas que son bien difíciles, pero he aprendido a tomar temas que me agobian mucho, entonces trato de buscar la manera de componer versos sobre el tema, pero que pueda abordarlos como un debate, además de tratar de hacer una obra artística en la que se refleje esa pasión, ese respeto y la dignidad, más que nada.
Respeto y dignidad que plasma en canciones como “Peligrosa”, “Son de Juárez”, “La mentira” y “Palabras de mujer”, melodías que integra este material discográfico. Hija de un cineasta irlandés-americano y de una cantante mixteca, Downs reconoce en cada una de sus letras su condición de indígena, gringa y mestiza.
“La dignidad para mí es muy importante buscarla, porque vengo de estos dos contextos culturales muy diferentes: por una parte, padre universitario; por otra, madre trabajadora e indígena, entonces siempre reunir estos mundos tan distantes y a veces tan cerrados unos hacia otros es bien importante para mí y buscar temas en los que podamos dialogar entre clases sociales y entre razas. Eso me interesa mucho”.
Partes del contexto que te rodea para crear tu música, haces de tu lucha canciones, pero ¿cómo sabe Lila Downs cuando lee una noticia en un diario que ahí está una melodía?
Creo que el reto es ese. En algún momento de mi carrera recuerdo que había llegado como a una anacrusa, decimos en término musical, que es como un lugar donde tienes que tomar ese camino o el otro y siento que ahí me pregunté a mí misma ¿qué es importante para mí? Es importante decir la verdad, recuerdo haber pensado. ¿Es más importante que cantar una canción bonita nada más? Sí, es más importante. Entonces supongo que ahí es donde decidí hacer narrativas.
Mi padre era un cineasta de documental, entonces supongo que de ahí viene también una preocupación por mostrar caminos de vida, y eso he encontrado mucho consuelo en hacer esas charlas musicales. Y así esta canción, “Peligrosa”, que habla de la violencia, que habla del amor, que muchas veces esta violencia hacia la mujer viene de una relación amorosa, y es un misterio para mí como para todos yo creo.
Dedicas una canción a los 43 desaparecidos de Iguala…
Cuando hicimos el disco anterior que se llamaba Alas y chocolate, hicimos una canción que se llamaba “La patria madrina” y fue un tema que habla de los desaparecidos, en un nivel yo creo que general, hablábamos en particular también de los jóvenes desaparecidos del estado de Guerrero. Creo que hablar de ello dos años después (sic) es difícil porque no se ha resuelto, creo que fue una canción bastante censurada por lo tanto, era un tema delicado y lo sigue siendo, y ahora más que han pasado otras tragedias en nuestro país.
Desde los inicios de tu carrera reivindicar las culturas precolombinas, las culturas indígenas, ha sido tu objetivo principal, ¿hay una deuda pendiente con esta población en el país?
Hay una deuda con nuestra raíz indígena y también la raíz afromexicana porque todavía hay una marginación cultural, social, creo de respeto. Creo que vamos avanzando en algunos aspectos, pero en otros aún falta educar, educar sobre quiénes somos. Es como ahora que he ido a Estados Unidos no me cansaré de explicar que tenemos 64 idiomas en nuestro país que son hablados por millones de personas, aquí en México también hay mucha gente que lo desconoce. Eso también hay que decirlo.
Convives con músicos norteamericanos, mexicanos y de países latinoamericanos en general, y eso es una parte importante de tu carrera, ¿cómo dialogan estas diferentes culturas, cómo se mezclan los diferentes ritmos e instrumentos sobre el escenario?
La variedad de las influencias musicales creo que depende un poco del gusto que uno tiene como artista. Yo me fui a vivir a Estados Unidos cuando era más chavita. Me acuerdo que cuando crecí en Tlaxiaco, Oaxaca, y oía a la distancia a Rigo Tovar, a Chico Che y a la Crisis, me caían muy mal, decía yo ¡que vergüenza!, quería esconderme, pero cuando estaba en Minnesota y de pronto oí esa música mi corazón empezó a palpitar. Empecé a apreciar esa expresión cultural popular que más que nada estaba atada a mi sentir y entonces empecé a analizarlo musicalmente. Ahora mis presentaciones tienen elementos que son para gozar, para acercarse, tienen un poco de rituales, de fiestas del pueblo, etcétera.
En una frase ¿Cómo se puede definir un espectáculo de Lila Downs?
Ojalá digan que te hace sentir. Es lo que yo más quiero. Que la gente se vaya con reflexión de acá (de la cabeza), de acá (del corazón) y a lo mejor de la cintura pa’bajo también.
Nominada a las Lunas del Auditorio en la categoría Música Regional Mexicana
Siempre un reconocimiento te hace sentir alegría, y para mí también me recuerda lo mucho que tengo que hacer, porque no soy una persona de darme tantas palmaditas en la espalda, soy dura conmigo misma supongo, y digo pues ¡qué bonito! pero la verdad es que hay que hacer mucho más.
¿Qué falta por hacer?
Falta contar más historias sobre nuestra grandeza prehispánica y su conexión con el presente, eso hace falta. Me está llamando la atención hacer cosas más educativas porque tuve la fortuna de compartir un escenario con Joan Báez en un evento que hicimos en Texas y me di cuenta de que hay tanto que educar a la gente sobre quiénes somos los latinoamericanos.
Frente los recientes sismos en México ¿cuál es el compromiso que adquieren los artistas de las diferentes expresiones culturales?
Creo que ahora que hemos pasado estas tragedias, en particular en Oaxaca nos pasó este terremoto en donde se cayeron la mayor parte de las casas de la región istmeña y entonces seguimos nosotros buscando la manera de mandar apoyos, hablando por teléfono, por una parte, y por otra parte, de una manera más formal apoyando con otras artistas oaxaqueñas y con otras artistas de México al igual que en este concierto que daremos en el Auditorio Nacional, en los dos conciertos 4 y 5 (de noviembre) donaremos una porción de nuestra ganancia para los afectados en nuestras regiones porque creo que ese es compromiso que uno tiene.
En anteriores años también lo hemos hecho a beneficio de la Casa de la Mujer o del Fondo de Becas para el Guadalupe Musalem para apoyar a las mujeres jóvenes que vienen de comunidades indígenas y mestizas. Y ahora creo que es un ejemplo de cómo nos podemos reunir en un solo plano la ciudadanía tanto en la Ciudad de México por haber sido tan afectada al igual que en Oaxaca, mi tierra, es un ejemplo, estamos mostrando la unión que podemos tener.
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