Últimos días de la exposición «El color de los dioses», en el Museo del Palacio de Bellas Artes

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Se exhibe por primera vez en América Latina, para lo cual se hicieron adecuaciones al incluir piezas de las culturas teotihuacana, mexica, maya y tolteca.

Ciudad de México, 02/01/2017, (N22/Secretaría de cultura).- La belleza, la búsqueda estética, las cosmogonías, las técnicas artísticas y las policromías de esculturas grecorromanas y piezas originales mesoamericanas es lo que puede apreciar el espectador en la exposición El color de los dioses, a través de piezas del mundo griego y romano, así como del universo mesoamericano.

El montaje que se realiza en el marco del Año Dual México–Alemania 2016-2017 busca recrear la experiencia del color original de la misma forma en la que la vieron sus creadores, con lo cual se rompe, más allá de culturas y épocas, uno de los grandes paradigmas de la historia del arte universal.

Esta muestra albergada en el Museo del Palacio de Bellas Artes desde el 11 de octubre, permanecerá hasta el domingo 8 de enero de 2017, la cual ha itinerado por más de 20 países de Europa, Asia y Norteamérica, se exhibe por primera vez en América Latina, para lo cual se hicieron adecuaciones al incluir piezas precolombinas de las culturas teotihuacana, mexica, maya y tolteca, con las que se muestra el uso de los colores.

El color de los dioses. Policromía en la antigüedad clásica y mesoamericana se basa en el resultado de una investigación sobre la antigua policromía, realizada especialmente por el arqueólogo alemán Vinzenz Brinkmann desde principios de 1980 y con la cual se tiene como propósito mostrar al público, a través de reconstrucciones policromas de esculturas y piezas originales, la manera como estas grandes civilizaciones utilizaron el color.

Dividida en cuatro secciones: Cánones de la antigüedad clásica y mesoamericana; Primeras aproximaciones al problema del color; Experimentación científica y Representación y significación del color, la exposición resalta la importancia de los colores en el arte antiguo y sus implicaciones en la cosmovisión de estas culturas, es así que las 66 piezas de la antigüedad clásica y las 52 mesoamericanas representan distintos periodos que dejan al descubierto los cambios en el uso de la policromía y el simbolismo que representaban.

La investigación de Vinzenz Brinkmann inició hace 35 años a partir de cero y 10 años después fue cuando se empezó a inyectar el conocimiento para realizar lo que se llama reconstrucción experimental, a través de la cual se puede ver el color.

Los espectadores que visiten la muestra conocerán cómo la policromía funciona para dar identidad a la escultura, ya que sin ella no se puede entender al personaje o dar identidad a la escultura.

Al recorrer la exposición, en la parte del arte clásico, a través de videos y reconstrucciones de piezas, se explica que en el año -4000 a. C., la cultura cicládica realizó esculturas raspando mármol con piedras de esmeril, mismas que tiempo después fueron decoradas con colores brillantes, principalmente rojo y azul, mientras que los egipcios utilizaron colores para decorar muros y efigies con elementos representativos, así como con figuras de deidades zoomorfas y faraones.

Se indica que del siglo VIII a. C. al siglo 1 a. C., en Grecia los dioses se vestían de color, y los templos y esculturas eran pintados con colores vivos, sin los cuales no podía concebirse una escultura como finalizada, y del siglo VIIII a. C. al V d. C., los romanos, como sucesores de la cultura griega, utilizaron los colores como parte fundamental de la representación de sus deidades y personajes importantes de la nobleza y la política.

Se ahonda que del siglo XV al XIX los colores característicos de las obras clásicas  se perdieron con el tiempo y al encontrarlas, las superficies ahora limpias y blancas fueron reconocidas por los renacentistas como un canón de belleza que reprodujeron en sus propias obras, idea que terminó por afianzarse durante el siglo XIX.

En la segunda parte de la muestra se pueden ver piezas de las culturas mayas, mexica y teotihuacana, entre otras, con las que se expone que el preclásico mesoamericano, que abarcó del año 2500 a. C. al 200 d. C. se caracterizó por la presencia de figuras femeninas asociadas a la fertilidad o a una idea primaria de la dualidad, pintadas con pigmentos minerales y naturales, algunas esculturas de arte mesoamericano al ser descubiertas mostraban superficies monocromáticas, pero debido a las investigaciones en la década de los setenta se ha logrado conocer que las obras fueron creadas a color.

En un video se explica que del año 200 al 900 d. C., durante el periodo clásico mesoamericano, se desarrollaron los estilos característicos de Teotihuacan, la zona maya y Oaxaca, donde cada color se erige con una cualidad distintiva de acuerdo con cada cultura.

En el montaje, en el que resaltan en el apartado del arte clásico, cabezas, sombreros y figuras femeninas, se destaca la estatua original griega de la musa Talía (figura divina de las artes) de finales del siglo II a. C., que convive con su reconstrucción policroma cobijada por la investigación del Liebieghaus Sculpture Collection que se realizó especialmente para la exhibición en México.

Mención especial merece la réplica in situ de la Tlaltecuhtli mexica del posclásico tardío de 1487 a 1502 d. C., realizada con impresión 3D y pigmentos sintéticos al temple, así como la reconstrucción de color de la Kore del Peplo, de la Acrópolis de Atenas, Grecia.

El público también puede apreciar piezas como la divinidad del pulque del Templo Mayor, el león de mármol de una tumba griega del siglo IV a. C., así como la cabeza de piedra de una niña encontrada en un templo de Etruria, Italia, del siglo VI a. C., la figura de la diosa Atenea del templo de Afaya Eginia de Grecia del año 480 a. C.

En las diversas secciones se narra cómo los análisis científicos de cada pieza se iniciaron hace más de 30 años y que incluyen fluorescencia de rayos X, espectroscopia de absorción ultravioleta y análisis de los pigmentos por difracción, todo ello para identificar la composición de los colores que se usaron en cada una y el envejecimiento de aglutinantes orgánicos que se conservan en el tiempo.

Otras de las piezas que se pueden ver son la Cabeza hermosa (posible fragmento de la diosa Afrodita, realizada por Fidias), reconstrucciones de color de la Kore del Peplo (la figura de una joven mujer), en cuyas figuras originales se conservan vestigios de su decoración en el cabello, ojos, cinturón, indumentaria y los patrones de la tela.

Asimismo, Cabeza de un guerrero, la Cabeza de un joven atleta romano, reproducciones de acuarela de Emilie Gillieron, reconstrucciones de color de la Kore de la tumba de Frasiclea, del León de Loutraki, de Jinetes persas, Arqueros griegos, de Atenea, recipientes de agua y la Artemisa de Pompeya, así como la reconstrucción de color de la estela funeraria de Paramythion y del friso de cacería de Vergoina.

En la parte de Mesoamérica se pueden ver braseros teotihuacanos, tapas de bóveda, figuras de Cihuateotl, replica del brasero de Xiloneb, un atlante policromo, figuras antropomorfas, ollas chicomecoatl y fragmentos de pintura mural.

Para Liliana Montero, encontrarse con piezas que conocía como blancas le permitió tener un mayor entendimiento de la cultura grecolatina y conocer un poco sobre qué les interesaba o a que le rendían tributo. Para su acompañante, Gustavo Seldes, de la exposición le pareció interesante que reúnan arte grecolatino y mesoamericana, las cuales al presentarlas con colores, se exhibe otro mundo artístico.

“La escultura no era toda blanca o gris, eso nos lleva a revalorar toda la tradición de otorgarle al blanco un papel predominante. Me voy con un conocimiento que me ayuda a revalorar la visión estética de la tradición escultórica de Occidente”.

Emir Amaro, maestrante en historia del arte, comentó que la exposición es un diálogo entre piezas que no sólo se unen, sino que crean una relación, confrontación y un diálogo entre el arte y la ciencia. “Se puede ver arte escultórico de los llamados viejo y nuevo mundo”.

El Museo Nacional de Antropología y el Museo del Templo Mayor se sumaron a esta muestra a través de los estudios de diversos especialistas de la policromía prehispánica y al exhibirse piezas provenientes de los museos Nacional del Virreinato, Templo Mayor, Nacional de Antropología y de Antropología en Xalapa.

El color de los dioses. Policromía en la antigüedad clásica y mesoamericana, con piezas del Liebieghaus Sculpture Collection de Frankfurt am Main, concluirá su exhibición en el Museo del Palacio de Bellas Artes el domingo 8 de enero de 2017. Puede visitarse de martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas. Cerrado el domingo 1 de enero.

 

Imagen: Secretaría de Cultura
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