El Ensamble de Percusiones Maya Chuj toma fuerza en Chiapas

  • Entre las actividades realizadas con y para la
    comunidad destaca la realización de talleres de sensibilización musical, así
    como el involucramiento de los padres de familia en la actividad cotidiana de
    la agrupación.



Ciudad de México, 21/11/16, (N22/Secretaría de Cultura).- Tziscao,
Chiapas. Treinta niños de la zona de Tziscao, Chiapas, en el corazón de las
Lagunas de Montebello, integran el Ensamble de Percusiones Maya Chuj, uno de
los ocho grupos que interpretan música tradicional mexicana como parte de los
111 que integran el Movimiento Nacional de Agrupaciones Musicales Comunitarias,
y que a casi dos años de trabajo, hoy en día representa un orgullo para los
padres de familia y la comunidad en general, quienes lo reconocen como un
programa social y formativo.
Las
gestiones para la formación de este ensamble comenzaron en junio de 2014,
cuando el Sistema Nacional de Fomento Musical de la Secretaría de Cultura y la
Secretaría General Iberoamericana (Segib), a través de IBERORQUESTAS Juveniles,
se propusieron como objetivo, hermanar como antaño, a los habitantes de ambos
lados de la frontera, cuando compartían además de tradiciones, la lengua chuj.
Fidel
López, entonces presidente del Consejo de Vigilancia de Tziscao, y uno de los
primeros impulsores de este proyecto, recuerda que se realizaban continuas
asambleas con las autoridades de las instancias participantes, además de
representantes de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos
Indígenas y, por supuesto, líderes del comisariado.
Con
el objetivo de rescatar parte de nuestra cultura, a través de la música señala:
“Conseguimos un espacio para impartir las clases, fuimos convenciendo a los
padres de familia para inscribir a sus hijos, y que la comunidad se involucrara
en adecuar el salón de clases, conseguir, desde Guatemala, los trajes Chuj que
los niños lucieron en sus presentaciones iniciales”.
En
sus primeros meses de trabajo, los niños elaboraron instrumentos musicales con
materiales de reciclaje. Cuando se incorporó César Esquivel, actual maestro de
percusiones, hicieron tambores de cubetas con parches de globo, baquetas de
papel periódico, tambores con latas, etc.: “el objetivo de esta tarea no sólo
era tocar con aquellos instrumentos sino realizar una actividad conjunta que
sirviera como terapia a los niños, para que usaran toda esa energía que tenían
dispersa. Una vez concluida esta dinámica, fue más fácil enseñarles el primer
acorde, porque habían concentrado su energía en algo productivo”, agregó.
Hoy
día, este ensamble cuenta con tres tipos de marimbas: chiapanecas,
guatemaltecas y de concierto; timbales, baterías, bombos, tarolas, platillos y
accesorios, además de instrumentos prehispánicos como: huehuetl, teponaztli,
ocarinas y palos de lluvia.
Después
de año y medio de trabajo, además de las mejoras musicales, agrega Esquivel:
“Hemos avanzado en el comportamiento de los niños, son más amigos, toman más en
cuenta a la otra persona… Simplemente en el hecho de que para alguna partitura
o en alguna canción, cuando se tienen muchas voces, trabajamos en equipo;
mientras unos hacen melodías, otros hacen el ritmo y eso genera que ellos
mismos vayan descubriendo con la práctica, que al compartir esa parte que saben
con los demás, en conjunto, generan algo nuevo”. 
Al
respecto, la señora Gina Guadalupe Rivera, madre de Eduardo Mauricio Rivera,
comentó que desde que su hijo pertenece al ensamble, el niño es más puntual,
“obedece más, aunque es inquieto, pero esa inquietud la canaliza en la clase y
en otros lados se porta mejor”.
Por
su parte, Felipa Paiz, madre de Alejandro y Emanuel Hernández, ambos
integrantes del ensamble, asegura que gracias a la música, sus hijos son más
sociables: “Al principio les daba pena tocar cuando alguien los estaba viendo,
les daba vergüenza, ahora ya perdieron el miedo que antes tenían. Al participar
en esta actividad, nuestros hijos nos están dando un ejemplo, ellos están
luchando para superarse y salir adelante”.
Cabe
destacar que el maestro del Ensamble de Percusiones, junto con los maestros del
Coro Comunitario Binacional Maya Chuj también localizado en esta zona: Arturo
Tapia y Cinthya Díaz, trabajan en el proceso de sensibilización de los padres
de familia de la región.
Parte
de estas actividades fue la impartición de un taller en el cual mostraron a los
adultos, cómo pueden impulsar el aprendizaje musical en sus hijos: “las mamás
fueron un poco más participativas y al final del taller, ellas ofrecieron un
concierto junto con sus hijos”, señaló Esquivel.
Y
es que todos los jueves, el profesor realiza una clase para mujeres (tengan
relación directa con este proyecto o no), la cual les permite un espacio de relajación
a través de la música.
Los
papás participan con sus hijos ya que “al llegar puntuales con los niños a sus
ensayos, algunos acompañan a cuidar a otros niños y otros más preparan los
alimentos cuando se tienen que realizar viajes; además fungen como personal de
apoyo que lo mismo arman, cargan, guardan y trasladan los instrumentos a los
lugares donde se han realizado los conciertos. A la fecha, el ensamble se ha
presentado en Tziscao, Tuxtla Gutiérrez, Comitán y Tierra Blanca en Chiapas; y
Guaxacaná, en Guatemala”, señala el docente. 
Adicionalmente,
los maestros comunitarios, junto con sus alumnos, realizan recorridos en
bicicleta para que los niños recorran sus calles y conozcan más sobre su propia
comunidad; además, con ayuda de sus pequeños músicos, repararon las canchas de
basquetbol y, hoy día, pueden ser utilizadas por todos los habitantes en
general.
De
esta manera, señala el maestro de percusiones: “el reto principal es que los
niños sean mejores personas cada día, que no usen la música para competir sino
para compartir entre ellos y con el mundo”.
Para
observar los trabajos en la comunidad, acudió al lugar la especialista en
políticas culturales, Carmen Pérez Camacho, para quien este programa ha logrado
que los niños canalicen su energía en la música y sus momentos de rebeldía se
han enfocado al aprendizaje y a la interacción con los padres de familia, sobre
todo con las madres quienes han compartido clases musicales junto con sus
hijos, lo que ha abierto espacios de convivencia y de acompañamiento”.
Para
la especialista, este programa ha permitido que los niños se presenten en otros
lugares de la región, haciéndolo un motivo de orgullo para los pobladores de
Tziscao, “lo que significa la cohesión social entre distintas generaciones”.
El
Ensamble Comunitario Maya Chuj forma parte del Movimiento Nacional de
Agrupaciones Musicales Comunitarias, programa promovido por el Sistema Nacional
de Fomento Musical de la Secretaría de Cultura del Gobierno de la República, en
el que hoy día participan más de 7 mil niños y jóvenes de todo el país,
distribuidos en 111 agrupaciones entre ellas: orquestas, coros, coros en
movimiento, bandas sinfónicas y ensambles. 
Imagen: Secretaría de Cultura
16AM

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