«Octopia» o cómo entrar en la realidad acuática

  • Navarro aborda cada proyecto como un nuevo estudio de caso que le permite investigar formas de pensamiento y expresiones ajenas a la percepción humana, y trabaja con el interés de indagar cómo otros organismos y elementos piensan, sienten y perciben.

Por Salvador Perches
Ciudad de México, 24/03/16, (N22).- Eduardo Navarro atribuye al arte la capacidad de
producir nuevas posibilidades de percepción del mundo que nos rodea. En su
obra, se enfrenta a una diversidad de organismos, estudiándolos de manera
empírica, a partir de la experiencia sensible, como la instalación Octopia, que se presenta en el Museo
Tamayo.
Octopia,
instalación especie de ejercicio sociomotriz, surge de la unión de dos cosas:
una estructura en forma de pulpo, que, a través de sus ocho extremidades, un grupo
de 80 voluntarios conforma un sistema de pensamiento colectivo. Cuando las 80
personas entran a la instalación dejan la participación individual para
trabajar en relación a todo lo que hacen todos. Una utopía en la que las 80
personas hacen existir a un animal. Al artista
plástico, de origen argentino, Eduardo Navarro este animal le empieza a
interesar porque tienen habilidades diríamos humanas.
“Empieza a interesar
por eso, como una forma de pensamiento que no necesita un cerebro tal cual
nosotros entendemos, que tiene que funcionar desde nuestra calidad humana sino
como un animal muy inteligente, que tiene sus extremidades como forma para
percibir el mundo”.
Navarro aborda cada proyecto como un nuevo estudio de caso
que le permite investigar formas de pensamiento y expresiones ajenas a la
percepción humana, y trabaja con el interés de indagar cómo otros organismos y
elementos piensan, sienten y perciben.
“La idea es que todos
están conectados, entonces lo que hace uno siente el otro, entonces la idea de
los diez viene a partir de todas las investigaciones que hicieron entre
Eduardo, todas las pruebas, esto es como, realmente es como un trabajo de
diseño de producto que haces pruebas, lo vas mejorando, luego haces otra prueba
y lo vas mejorando, lo vas probando”.  
Navarro recurre a diversos especialistas (científicos,
arqueólogos, deportistas, espiritualistas) con la intención de alterar
conductas y comportamientos prestablecidos.
Navarro
trabajó con 80 personas, entre ellos, Andrea Chirinos, quien le ayudó a ver cómo
podían hacer estos movimientos y todo el desarrollo del cuerpo, la sensibilidad
y del movimiento. Mariana Arteaga también trabajó con muchos voluntarios
aficionados de baile.
“Cuando
empieza a activarse el pulpo es todo un trabajo de meditación, debes dejar de
pensar en lo que estás. Realmente entrar en concentración. El movimiento es muy
lento, no es nada espectacular, es un ejercicio de meditación en torno a cómo
cambia tu tiempo y no tengas ningún apuro por hacer el siguiente movimiento,
todo es como una especie de ‘vamos a entrar en la realidad acuática’”.
Las próximas presentaciones públicas se llevarán a cabo los
sábados 9 de abril, 14 de mayo y 11 de junio a las 13:00 horas en el Museo
Tamayo.
Imagen:http://bit.ly/1SjZW8G
              http://bit.ly/21JsRFW
16AM

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *