«Soy un escribidor de versos»: Dionisio Morales

  • Uno puede tener una idea o un verso brillante. De pronto.  Que le venga a uno a la mente. Pero después hay que escribirlas, hay que desarrollar los poemas, hay que terminarlos. 

Por César Meléndez
Ciudad de México, 18/03/16, (N22).- Desde la sala Manuel M.
Ponce del Palacio de Bellas Artes, el pasado 15 de marzo, se realizó un homenaje al poeta,
crítico literario, periodista y amante del arte, Dionicio Morales, por sus 50
años de  trayectoria. 
El evento formó parte del
ciclo “Protagonistas de la literatura mexicana”, que organiza la Coordinación
Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
Creo
que estoy más cerca de la poesía, independientemente de que siempre he tomado
la poesía como base para las demás disciplinas que me han importado dentro de
lo que es el arte. Por eso he llegado a la crítica literaria, a las artes
plásticas, al teatro y al periodismo cultural pero todo bajo la égida de la
poesía. Todos mis textos, mis puntos de vista están saturados de poesía, de
esos alientos. No hablo de la mía; hablo de la poesía del mundo, de los grandes
poetas que me han movido y conmovido a través de tantos años”, comentó  Morales.
El autor estuvo
acompañado por José Homero, Ignacio Trejo Fuentes, Evodio Escalante, y su amigo
René Avilés Fabila. Cada uno de ellos abordó las distintas facetas literarias
del poeta tabasqueño. Además, Roberto D’Amico amenizó la velada con la lectura
dramatizada de los poemas del homenajeado. 
“Yo no me considero
poeta, creo que soy un escribidor de versos. Uno puede tener una idea o un
verso brillante. De pronto.  Que le venga
a uno a la mente. Pero después hay que escribirlas, hay que desarrollar los poemas,
hay que terminarlos. Hay que leer mucho para llegar a estas partes ya de la
escritura. La lectura es el 50 % del conocimiento literario de todo escritor”.
Con una sala llena, el
poeta nacido en Cunduacán, Tabasco en 1943, aprovechó para evocar los recuerdos
de sus primeros pasos en el mundo de las letras: el primer libro de Rubén Darío
que Carlos Pellicer le dio a leer; habló de sus mentores como Efraín Huerta y a
Abigael Bohórquez, quien siempre lo alentaba a escribir y vaticinó el gran
crítico literario en el que se convertiría.  
“Le preguntan a Carlos
Pellicer, mi maestro, – ¿por qué escribe?- y Pellicer responde: -por un impulso
del que no soy responsable-, entonces, yo me hago cargo de todas estas
manifestaciones acerca de por qué escribir. Y podría agregar una más: -¿Por qué
escribo?, escribo lo que no vivo para completar mi biografía”.
Imagen:http://bit.ly/1R5Haln
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