Renuncié a mi propia retórica: Myriam Moscona

  • Dividido en cinco capítulos y un glosario de términos para facilitar su comprensión, el poemario nos recuerda que tras la muerte de una lengua hay una historia de opresión,  siempre. Las  lenguas no mueren de muerte natural, siempre hay detrás una historia de dominio.

Por Alberto Aranda 

Ciudad de México, 02/03/16, (N22).- “Este libro fue
presentado como un proyecto para la Fundación Guggenheim y cuando tuvo el apoyo
viajé a Bulgaria, que es la tierra de mis padres y de mis abuelos pensando que haría
un libro de poesía en judeo-español. Ese fue un viaje muy importante para mí,
porque mis padres que emigraron a México en los años de la posguerra, murieron
muy jóvenes y nunca volvieron a Bulgaria. Para mi significó terminar un
rompecabezas que nunca voy a completar”, comentó Myriam Moscona.
El resultado de ese
viaje fue el libro Tela de Sevoya, y
ahora llega el poemario Ansina. El
ladino lo usaban los judíos españoles
sefaradís que fueron  expulsados de
España por los reyes católicos a finales del siglo xv y se dispersaron por
Europa y el norte de África. Con la segunda guerra mundial algunos llegaron a
América.
“Tiene una cuestión
apasionante y curiosa, porque siendo una lengua arcaica del siglo XVI ha permanecido
viva durante 500 años y ahora el siglo XXI es el siglo de su muerte. Es una
lengua que escuché en mi niñez, nunca la hablé, sólo la oí y en ese sentido soy
una falsa hablante del ladino. El español se convierte en un estorbo para esa
lengua. Los verdaderos hablantes de judeo-español son hablantes del griego, del
turco, del búlgaro, del croata, etcétera. De modo que yo tengo también un
vocabulario más limitado y en ese sentido escribir un libro totalmente en
judeo-español, primero me saca otro temperamento, y en segundo lugar me obliga
a renunciar a una retórica en tu propia lengua”.
Dividido en cinco
capítulos y un glosario de términos para facilitar su comprensión, el poemario
nos recuerda que tras la muerte de una lengua hay una historia de
opresión,  siempre. Las  lenguas no mueren de muerte natural, siempre
hay detrás una historia de dominio.
        
“Al menos algunos de
estos poemas tienen un ojo abierto y otro cerrado, y así puedo hablar desde la
muela del juicio, de la muerte, de la pérdida de esa lengua que sobre todo está
perdida ya por todos hablantes que fueron calcinados en las cámaras de gas, y
en esas cámaras de gas también se calcinó el judeo-español”.

Ansina
se
presentará en la Capilla Alfonsina el sábado 5 de marzo a las 18:30 por Hernán
Bravo Varela, Nicolás José y Javier Taboada, con una lectura de Jaime Tiktin.
La cita es en Benjamín Hill 122, colonia Condesa. Entrada libre.
Imagen:http://bit.ly/218G1Mg
             http://bit.ly/1QMBauq
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