Ciudad de México, 07/08/15, (N22).- A
partir del ensayo fotográfico
de Francisco Kochen, Lydia Cacho aventura las historias de mujeres de distintos países y circunstancias vitales en el
libro El silencio es nuestro, que forma parte de la colección Luz Portátil,
de Artes de México
y la Secretaría
de Cultura de la Ciudad de México.
partir del ensayo fotográfico
de Francisco Kochen, Lydia Cacho aventura las historias de mujeres de distintos países y circunstancias vitales en el
libro El silencio es nuestro, que forma parte de la colección Luz Portátil,
de Artes de México
y la Secretaría
de Cultura de la Ciudad de México.
En entrevista, Lydia Cacho dijo que «ha sido un proceso muy interesante porque él tomó las fotografías que en realidad es la tarea que les dan a los fotógrafos en este proyecto es que hagan un ensayo
fotográfico, es decir, no es que traigan una colección de fotos que hicieron de pronto sino que aporten
un ensayo en el que hagan un planteamiento concreto.
fotográfico, es decir, no es que traigan una colección de fotos que hicieron de pronto sino que aporten
un ensayo en el que hagan un planteamiento concreto.
«Él está buscando la
belleza profunda de la mujer. En el sentido más amplio. No solamente la estética física, digamos, y entonces me pidieron a mí que hiciera un ensayo, acompañando las fotografías y pregunté ‘¿puedo hacer
lo que verdaderamente salga de mí en cuanto
las vea?’, y es ese ejercicio literario que fue que cada fotografía que veía en la
pantalla en ese momento escribía el texto y
los dejé reposar un poco y después volví a ellos, simplemente para editarlos».
belleza profunda de la mujer. En el sentido más amplio. No solamente la estética física, digamos, y entonces me pidieron a mí que hiciera un ensayo, acompañando las fotografías y pregunté ‘¿puedo hacer
lo que verdaderamente salga de mí en cuanto
las vea?’, y es ese ejercicio literario que fue que cada fotografía que veía en la
pantalla en ese momento escribía el texto y
los dejé reposar un poco y después volví a ellos, simplemente para editarlos».
Reconocida
defensora de los derechos humanos, y especialmente de las mujeres, Lydia Cacho
no pudo ni quiso evitar que esa experiencia trasminara sus textos.
defensora de los derechos humanos, y especialmente de las mujeres, Lydia Cacho
no pudo ni quiso evitar que esa experiencia trasminara sus textos.
«Sin duda es notorio que en mis viajes para escribir Esclavas
del poder, que estuve en África, en
Asia, conocí a muchas mujeres fuertes, inteligentes, brillantes,
trabajadoras, pero que también vivían en condiciones de desigualdad profunda. Entonces
se filtra ese conocimiento de la vida de las otras, que también es nuestra propia vida de alguna manera.
del poder, que estuve en África, en
Asia, conocí a muchas mujeres fuertes, inteligentes, brillantes,
trabajadoras, pero que también vivían en condiciones de desigualdad profunda. Entonces
se filtra ese conocimiento de la vida de las otras, que también es nuestra propia vida de alguna manera.
«A mí me parece
que la empatía es algo totalmente natural, es casi impulsiva, y
en el momento en que veía estas imágenes fui descubriendo a través de la mirada de las mujeres lo que podrían haberme contado casi en secreto, por eso los
textos son muy breves», concluyó.
que la empatía es algo totalmente natural, es casi impulsiva, y
en el momento en que veía estas imágenes fui descubriendo a través de la mirada de las mujeres lo que podrían haberme contado casi en secreto, por eso los
textos son muy breves», concluyó.
15MAG