Civilidad en sus barbas. José Revueltas

  • Revueltas veía en el mundo, en México, que los políticos y militantes anteponían una estructura con un discurso preestablecido sin saber si el proletariado o la sociedad era afín a esa forma de gobierno.

Por Marcos Daniel Aguilar

Shopenhauer, Nietszche, Ortega y Gasset, Vasconcelos y Reyes. Parecería que Revueltas hizo una literatura y un pensamiento filosófico y político alejado de estos escritores. Pero esto es sólo una apariencia errónea. Revueltas se presenta con el decantar de los años, con el paso del tiempo, el derrumbe de estados, de imperios e ideologías, como un humanista más, que deseaba y aspiraba a los mejores conceptos éticos y morales para sus lectores y entendedores, militantes y civiles. 

Al darse cuenta del autoritarismo estalinista, pero también de la hipocresía e injusticia del capitalismo; este pensador se vio desmoralizado al ver que el mundo estaba gobernado por intereses particulares, por grandes empresarios en occidente y por un estado burocrático en el bloque soviético que en nada ayudaba a mejorar la vida de las personas. 

En ese sentido el escritor se vio en medio de un desamparo terrible y profundo, una verborrea y palabrería hipócrita por parte de los políticos que nadie creía. En las décadas de 1960 y 1970, cuando siguió escribiendo sus textos políticos, describió a un mundo sin ideología qué seguir, por ende sin esperanza. 

Ni los comunistas querían apoyar ya al proletariado, así como lo hizo su apreciado Lenin. Entonces entendió o llegó a la misma conclusión que Ortega y Gasset, quien desconfiaba de cualquier forma de gobierno impuesta sin antes conocer a los individuos que ese orden político quería gobernar, es decir, un asesinato a las libertades y a la democracia. 

Revueltas veía en el mundo, en México, que los políticos y militantes anteponían una estructura con un discurso preestablecido sin saber si el proletariado o la sociedad era afín a esa forma de gobierno. La soberbia individual o de grupo, mutilaban y dejaban en desamparo, y lo que es peor, sin esperanzas a millones de individuos que deseaban sólo una cosa: ser libres y felices.

Su propuesta en este estado de desolación era reelaborar una teoría marxista-leninista que no traicionara a la gente como lo hizo Stalin al pactar con líderes y gente en el poder de la desaparecida URSS. 

El Revueltas de 1967 (en “La guerra fría entre las potencia socialistas: parte del contexto de la tercera guerra mundial”), se preguntaba ¿cuál será la solución decisiva para el destino de la humanidad? Él tenía clara una idea: deshacerse de las malas prácticas del socialismo para crear uno nuevo, el cual pudiera, (de nueva cuenta) crear un ambiento de diálogo entre clases sociales contrarias; buscar otra vez la lucha de clases que por medio de consenso y el disenso, pudiera forjar una sola ideología transformadora del Estado para acceder a la justicia social, y de ahí a una democracia.

José Revueltas creía en un estado de izquierda democrático en donde estuvieran todas las opiniones ciudadanas. Una democracia de corte socialista encabezada por el partido comunista que debería ser la conciencia inteligente y abierta para mantener un diálogo permanente con los individuos, sin que el partido tenga la necesidad de gobernar ese Estado nuevo de corte proletario, dirigido sobre todo por los trabajadores.  

Revueltas, desconfiado de la burocracia y los pactos entre políticos, quería evitar la violencia proveniente de los gobiernos y sobre todo deseaba libertad de expresión que (con base en la experiencia de la realidad y de los estudiosos y universitarios)  pudiera crear espacios públicos para que ese Estado y sociedad se autogestionara para formar instituciones justas para todos. 

Entonces, en esencia Revueltas fue un humanista preocupado por la condición del ser y eso lo manifestó en su literatura. De ahí se arrojó a escribir un análisis contra el Estado capitalista y en contra del Estado socialista burocrático y agresivo. Desde ese humanismo quería forjar una sociedad civil crítica, preocupada por la cosa pública, la política y que entendiera que el único camino era el gobierno de los que hacen andar y crecer a los medios de producción de la economía racional, un Estado con grupos y corporaciones fuertes y comunicativas entre ellas para que de ahí, se tomaran las decisiones más importantes para las sociedades. 

Ese estado de justicia y libertad, de camino hacia la democracia nunca llegó. Sin embargo, en sus textos, donde se asoma su lado más emocional y desgarrador, liado a su reflexión racional sobre qué es la política, el Estado y las formas de gobierno; fueron y son ahora letras que crearon y siguen creando esa conciencia civil y civilizatoria que tiene la esperanza que en su momento él y muchos de sus compañeros de lucha militante perdieron en el camino. 

¿Cuál es el destino de la humanidad? Ahí, en sus libros, en todos sus libros, está la respuesta, sobre cómo darle la vuelta a ese destino cruel y violento que siempre estará presente, pero que, con aliados preocupados e inteligentes, (que dejan en su andar obras estéticas y científicas, como lo hizo el mismo José Revueltas) un lector tendrá la oportunidad de cambiar un poco su realidad y su pensamiento. 

Porque esas letras, con todo y sus abismos y descabezados; sus venas abiertas y sus errores dogmáticos e intolerantes; darán al hombre la herramienta para que sea feliz en algunos instantes. Esa herramienta fue para Revueltas la esperanza, la cara buena del destino.   

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