Los retos de un bailarín discapacitado: transporte, educación, cultura y empleo

  • El transporte es uno de los retos cotidianos en una ciudad que muy a menudo parece haber olvidado a las personas discapacitadas

Por Víctor Gaspar
CIUDAD DE MÉXICO, México,  19/08/14, (N22).-

Luis Enrique Campos tiene 18
años. Le gusta dibujar y es bailarín del Ballet Mexicano de la Discapacidad. Su
condición se plantea como un reto para él y su familia en todos los ámbitos: en
su acceso a la educación, al transporte, a la cultura, y próximamente al
empleo.
Marcela Sánchez, madre de
Luis, afirmó que en cuestión de escuelas si les ha costado un poco de trabajo,
porque a él lo encasillaron en una escuela especial. “Siento que pudo haber
avanzado un poquito más, pero yo también me conformé, pues por lo que me
comentaban los psicólogos, los maestros, que él tenía que primero adaptarse a su
condición y psicológicamente estar adaptado para enfrentarse a la sociedad,
porque era un reto que teníamos que enfrentar, y pues en ocasiones lo
superamos, pero a veces las miradas sí son crueles y es lo que nos cuesta
trabajo”.
Por su parte, Enrique Campos
dijo su hijo trabaja de acuerdo a sus posibilidades y sus habilidades que pueda
desarrollar, “pero sí tiene muchas cualidades que hay que reconocerles”.
Los martes y los jueves, Luis
y su mamá van a terapia. Los viernes son para los ensayos del baile. Ahora van
a una presentación del Ballet de la Discapacidad. Caminan alrededor de un
kilómetro para tomar el primero de dos peseros. El transporte es uno de los
retos cotidianos en una ciudad que muy a menudo parece haber olvidado a las
personas discapacitadas.
“Hay lugares que sí están
adecuados para ellos. Los transportes, también no puedo generalizar, pero hay
suerte que a veces no nos cobran el transporte. Me dicen pásele. Pero hay veces
que también no: el pasaje de los dos. Luego sí es difícil, como en las mañanas
que luego nos toca temprano las consultas, el camión va a reventar y a veces sí
nos tenemos que ir colgados y ya poco a poquito nos vamos arrimando para
adentro. Pero sí, en ocasiones por la cita que se nos pierde o sí que ya no
vamos a llegar al estudio, tenemos que irnos colgados también”,  comenta Marcela Sánchez.
Como muchas otras personas, Luis
podría buscar en breve un empleo. Algo que sus padres ya empiezan a considerar.

“Ya en sí terminó la laboral.
Hace un año ya tenía que integrarse a trabajar por su cuenta. Pero pues es que
sí, como que le falta, no sé si estemos demasiado apegados uno con el otro y no
lo he soltado, todavía le falta un poquito de confianza para andar solito en la
calle”, dice su mamá.
¿Usted
cree que las empresas en general tienen buenos programas de integración?

Marcela Sánchez: No creo que
todas, serán pocas las que los integren. El tiempo que ellos puedan laborar
porque, por ejemplo él se cansa más rápido, que sea más corta la jornada de su
trabajo. O sea que tengo sueldo también adecuado. Pero que también, como puedo
decir, que se dignen sus capacidades.

Pero por lo pronto para
muchos de los integrantes del Ballet Mexicano de la Discapacidad hay ensayos y
presentaciones en el cercano futuro, como la que ofrecieron en el Centro Nacional
de las Artes, donde Juan Pablo bailó la Danza del Venado.
Imagen: http://bit.ly/VE5na7
Imagen:http://bit.ly/1uT9oGI
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