«Las oncas pintadas del mato grosso» llegaron a la Ciudad de México

  • Los jaguares, u onças pintadas como se les conoce en el mato grosso, son el tercer felino más grande del mundo y llegan a pesar hasta 140 kilos

Por Víctor Gaspar
Ciudad de México, México, 23/06/14, (N22).- Esperar pacientemente en una
angosta embarcación para que la naturaleza se revele a la lente, capturar la
diversidad y exuberancia de la vida en un estado de comunión con la selva. Esa
es la experiencia que el fotógrafo y conservacionista Patricio Robles Gil nos
ofrece en 24 fotografías que componen la exposición Las onças pintadas del mato grosso.
“Ahí es donde crucé la
línea, y la digo crucé porque guardé tres años en mostrar esto. No lo quería
mostrar, porque no quería exponer algo tan prístino, tan frágil a los ojos de
una sociedad que lo que quiere es más espectáculo y más rápido”, comentó en
entrevista Patricio Robles Gil.
El fotógrafo logró 185
encuentros con 40 diferentes jaguares en esta región occidental del Brasil. Para
Robles Gil, exponer las imágenes es vulnerar el entorno y por ello habla de la
responsabilidad que va más allá del fotógrafo.
“Yo le enfocaría más bien a
los editores, a los que publican en revistas o usan las fotografías en blogs, o
a la televisión misma, qué tanta ética tienen ellos para exigir que se usen
fotografías por fotógrafos comprometidos y que no utilicen fotografías que
incluso, hay en Estados Unidos granjas de animales que son como actores,
entonces tú llegas, pagas 500-1000 dólares por una sesión.
Los jaguares, u onças
pintadas como se les conoce en el mato grosso, son el tercer felino más grande
del mundo y llegan a pesar hasta 140 kilos. Apenas han sido fotografiados unas
cuantas veces en años recientes porque, entrar en la naturaleza exige la misma
veneración que entrar a un templo, afirma el activista.
“Había una hembra, que tenía
sus ojos un tanto orientales, que me cautivaba, y cada vez me permitía acercarme
más. Recuerdo una de las últimas mañanas que estuve en estos ríos, le iba
diciendo al lanchero que nos fuéramos acercando poco a poco, ella estaba echada
y ni siquiera levantaba la cabeza que estaba apoyada en el suelo y me miraba.
Llegué a estar yo creo que aún unos 10-15 metros de ella y no se movía. Entendía
que así como yo la reconozco, ella me reconocía a mí”, describió Robles.
Al mirar la naturaleza a los
ojos, Patricio Robles pugna por un respeto a estos entornos que, como los
tesoros que son, deben ser resguardados de un pseudo-turismo ecológico y del
voraz consumismo industrial. La exposición Las
onças del mato grosso
se exhibe en la galería Patricia Conde, Lafontaine 73,
Polanco.

Imagen: 
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