El gran cocodrilo se paseó por la Alameda

  • Al homenaje asistieron la hija, los nietos y los bisnietos de José Revueltas, quien fue amigo fraternal de El gran cocodrilo.

Por Víctor Gaspar
Distrito Federal, 23/06/14, (N22).- María, encapsulada en una
burbuja, contesta el teléfono y con ello inicia un monólogo compuesto con
varias piezas de Efraín Huerta, quien en el centenario de su natalicio fue
homenajeado con una fiesta callejera.
“Destacadamente Barbas para desatar la locura, Amor patria mía, Sandra sólo habla en líneas generales, Definiciones de la libertad, por supuesto, Juárez-Loreto, algunos poemínimos”, dijo el dramaturgo Nicolás
Alvarado.
Por su parte, la actriz
María Aura, destacó que lo que es esta fiesta callejera, tanto el desfile como
los monólogos que se hicieron son para transmitir que la poesía también es algo
divertido y coloquial, “es algo con lo que todos podemos tener contacto sin la
necesidad de tener un estudio al respecto, previo, a acercarnos a la poesía”.
Pero además de esta escenificación
en la explanada del Palacio de Bellas Artes, se realizó una caminata por
avenida Juárez, que llenó el mármol exterior del recinto de poesía del autor
guanajuatense, quien también tenía una postura crítica.
“Toda la protesta de Efraín
Huerta por la desigualdad social, no que el México suyo, que nada haya cambiado
en este, pero la desigualdad y la injusticia permanece y hay que seguirla
combatiendo. Su poesía en ese sentido es un arma extraordinaria”, afirmó Vicente
Quirate.
Entre los participantes se
distribuyeron de manera gratuita ejemplares de Permiso para el amor.
David Huerta, hijo del
poeta, expresó que había visto a muchos amigos, mucha familia. Por ejemplo,
asistieron la hija, los nietos y los bisnietos de José Revueltas, quien fue amigo
fraternal de El gran cocodrilo.
“Eso me da muchísimo gusto.
Se han gritado vivas a la poesía, a la literatura, al arte en México y están
los muchachos de las escuelas de danza y de teatro del INBA. Los muchachos de
los faros del Oriente de la ciudad”, finalizó.

El cocodrilo que encabezó la
marcha llegó a un quiosco de la Alameda Central, donde los participantes
leyeron textos del cocodrilo, ese cocodrilo centenario que reencarnó en la
palabra viva en la ciudad de la que tanto habló en sus textos.
Imagen: http://bit.ly/1m7r73A
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